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Promesas De Hielo Y Fuego

Promesas De Hielo Y Fuego

Status: En proceso
Genre:Amor tras matrimonio / Traiciones y engaños / Matrimonio arreglado / Amor-odio / Diferencia de edad / Venganza de la protagonista
Popularitas:9.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Valentina Claros

En el frío norte de Suecia, Valentina Volkova, una joven rusa de 16 años con ojos de hielo y cabello dorado, se ve obligada a casarse con su padrastro, Bill Lindström, un hombre sueco de 36 años. Marcados por un pasado lleno de secretos y un presente lleno de tensiones, ambos deberán navegar entre el deber, el resentimiento y una conexión que desafía las normas. En un matrimonio tan improbable como inevitable, ¿podrá el amor surgir de las cenizas de la obligación?

NovelToon tiene autorización de Valentina Claros para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

XXIII. La verdad enterrada

El estudio quedó sumido en un silencio pesado tras las palabras de Valentina. La chimenea apagada parecía absorber la poca calidez que quedaba en la habitación, y Bill permanecía de pie junto al escritorio, con los ojos clavados en el suelo, mientras Valentina lo miraba expectante.

—Habla, Bill, —dijo ella, finalmente rompiendo el silencio. Su voz era baja, pero cargada de una mezcla de frustración y dolor. —No quiero más rodeos. Dime la verdad.

Bill levantó la mirada hacia ella, sus ojos brillando con una mezcla de culpa y tristeza. Caminó hasta el sofá que estaba junto a la ventana y se dejó caer, apoyando los codos sobre sus rodillas y entrelazando las manos. Respiró profundamente antes de hablar.

—Tu madre, —comenzó con un tono grave, —no era la mujer que tú creías que era.

Valentina sintió que su pecho se tensaba. Su corazón latía con fuerza, pero no interrumpió.

—Cuando conocí a tu madre, —continuó Bill, —ella era... brillante, ingeniosa. Una mujer que sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Me impresionó desde el primer momento, y por un tiempo, pensé que podíamos construir algo juntos.

—¿Por un tiempo? —repitió Valentina, su voz teñida de incredulidad.

Bill asintió, su expresión endureciéndose. —Tu madre tenía ambiciones, Valentina. Ambiciones que iban más allá de lo que cualquier relación podía ofrecerle. Cuando comenzamos a trabajar juntos, ella me ayudó a expandir mi negocio. Pero con el tiempo, sus intenciones comenzaron a cambiar.

—¿Qué quieres decir con que cambiaron? —preguntó Valentina, sintiendo un nudo formarse en su estómago.

—Ella quería controlarlo todo, —dijo Bill, mirándola directamente a los ojos. —Quería ser la dueña, no solo de las decisiones, sino de las ganancias, de las propiedades, de todo.

Valentina lo miró, incrédula. —Eso no suena como mi madre.

—Lo sé, —admitió Bill. —Pero era una faceta que ella ocultaba muy bien, incluso a ti.

Se levantó del sofá y comenzó a caminar por la habitación, como si el movimiento pudiera aliviar la tensión que sentía.

—Las peleas entre tu madre y yo comenzaron cuando descubrí lo que estaba haciendo, —continuó. —Ella estaba desviando dinero de las empresas hacia cuentas en el extranjero. No era una cantidad que pudiera pasar desapercibida, y cuando la confronté, todo explotó.

Valentina sintió que su mundo comenzaba a tambalearse. —¿Estás diciendo que mi madre te estaba robando?

—No solo a mí, —dijo Bill con amargura. —A todos los que confiaron en ella. Inversionistas, socios... incluso a mí familia.

El silencio cayó de nuevo, pero esta vez Valentina no pudo soportarlo. Se levantó de su silla y comenzó a caminar hacia Bill.

—Eso no explica por qué desapareció, —dijo con firmeza. —¿Qué pasó realmente?

Bill dejó escapar un suspiro pesado. —Cuando se dio cuenta de que no podía seguir con sus planes sin que la descubrieran, tomó una decisión. Planeó su propia desaparición para hacerlo parecer como si hubiera sido obra de sus enemigos.

Valentina retrocedió un paso, su mente girando. —¿Qué?

—Ella sabía que tenía enemigos en el mundo de los negocios, —explicó Bill. —Gente que no la quería cerca, y utilizó eso a su favor. Se aseguró de que todas las pistas apuntaran a ellos, para que nadie sospechara de ella.

—¿Y me dejó a mí? —preguntó Valentina, su voz temblando. —¿Por qué?

Bill se detuvo frente a ella, sus ojos llenos de pesar. —Porque sabía que yo cuidaría de ti.

Valentina sintió que sus piernas comenzaban a temblar. Se dejó caer en la silla que había ocupado antes y enterró el rostro entre las manos.

—¿Cómo pudo hacerme esto? —susurró.

Bill se agachó frente a ella, colocando una mano en su rodilla. —Lo siento, Valentina. No quería que descubrieras esto de esta manera.

Ella levantó la cabeza, sus ojos llenos de lágrimas. —¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Porque sabía que te destrozaría, —respondió él. —Y porque quería darte una vida mejor, una vida en la que no tuvieras que cargar con los errores de tu madre.

Valentina lo miró, sus emociones oscilando entre el dolor y la ira. —¿Y crees que eso justifica todo esto?

—No, —admitió Bill. —Pero hice lo que pensé que era lo mejor.

Se levantó y volvió al sofá, dejándole el espacio que necesitaba para procesar todo. Valentina se quedó en silencio, su mente reviviendo los recuerdos de su infancia, las peleas, las palabras que nunca entendió. Ahora todo tenía sentido, pero el precio de la verdad era más alto de lo que esperaba.

Finalmente, levantó la cabeza y lo miró. —Esto cambia todo, Bill.

Él asintió, sabiendo que sus palabras eran ciertas. —Lo sé.

—¿Cómo se supone que me case contigo sabiendo que todo esto comenzó con una mentira? —preguntó ella, su voz quebrándose.

Bill no respondió de inmediato. En lugar de eso, la miró con una intensidad que la hizo estremecerse. —Porque a pesar de todo, Valentina, lo que siento por ti es real.

Ella lo miró, luchando por encontrar las palabras. No sabía si podía creerle, pero una cosa era segura: su vida nunca volvería a ser la misma.

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Beatriz Coelho
Lo que no entiendo es cómo le dan tanto poder y le enseñan a manejar negocios si es una niña de 16 años o ya para 17, no estudia no va a la preparatoria???
y de paso es una maquiavélica...no, no, no aburre
Magda borquez
mucho preámbulo. repite mucho. da vueltas en lo mismo...
Magda borquez
una pregunta... Valentina no estudia? sólo tiene 16 años...
Mayelin Almonte
fotos porfavor
うacacia╰︶
Quiero saber más, ¡actualiza pronto! ❤️
Celia Luis Huamani
Emocionada por la continuacion
Max >w<
No puedo esperar a leer el siguiente capítulo! 😃
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