Mientras Tu Dormias

-¿Te sientes mejor?- preguntó la muchacha acercándose hacia Adrián portando una bandeja con la cena.

-Sí, muchas gracias- respondió él.

-Te traje la cena, el doctor dijo que por lo que resta del día deberías permanecer en cama- dijo ella.

-Pero...yo me siento bien- replicó él.

-Son ordenes del médico- acotó ella- así que mejor señor Lewis, portese bien y hágale caso.

Sin replicar y comprendiendo que ella tenía razón, aceptó cenar en la habitación, la muchacha se dedicó a atenderlo, le ayudó a acomodarse en la cama, colocándole una almohada detrás de la espalda para que estuviera cómodo, luego puso la bandeja sobre las piernas de su esposo con mucho cuidado. Cuando lo hizo, se acercó a él y al hacerlo Adrián no pudo evitar sentir el aroma exquisito a mirra que desprendía su cabello, inspiró profundamente intentando que ella no lo notara, para que aquel aroma se quedara impregnado en sus sentidos. Por unos segundos sintió deseo de besarla, anhelaba volver a probar sus labios.

-No deberías molestarte así- le dijo cuando ella se alejó.

-Soy tu esposa, es mi deber hacerlo- respondió ella- además no me molesta.

-Ok, muchas gracias.- replicó él, disponiéndose a cenar.

-Yo voy a cenar a la cocina- dijo ella de repente- si me necesitas me avisas, por favor.

-Está bien- dijo él viendo como la muchacha salía de la habitación.

Cuando se quedó solo, recordó la charla que había tenido con su amigo y se dijo que era un tonto al ver dudado, verdaderamente él y Jackson eran como hermanos, se habían criado juntos y la lealtad que había entre ellos iba mucho más allá que la de una simple amistad. Sonrió ante algunos recuerdos que llegaron a su mente, hasta que el sonido de su móvil lo sacó de sus pensamientos.

-¿Qué haces?- Le escribió Jackson.

-Estoy cenando- respondió él.

-¿Ya empezaste?- indagó el pelirrojo.

-¿A qué?- indagó Adrián.

-¿Cómo a qué? A conquistar a tu esposa- agregó el joven-¡Sí que eres lento!- se quejó su amigo.

-No sé cómo hacerlo- replicó Adrián.

-🤦- fue la respuesta

- ¿Qué? Tú no entiendes, el solo hecho de tenerla cerca hace que mis sentidos se aturdan y no sé como reaccionar-escribió Adrián.

-¡Ja, ja! ¿Quién hubiera dicho que llegaría la mujer que te dejara en blanco amigo?- escribió el pelirrojo- Bueno... Déjame pensar que hacer y te aviso.

-OK, pero por favor no te extralimites- le pidió Adrián recordando un par de veces en las que Jackson estando en la universidad había intentado ayudarlo con algunas chicas y terminó saliendo todo mal, debido a los métodos exagerados de su amigo.

-Vale, amigo. Que te mejores- terminó escribiendo Jackson, Adrián dejó el móvil sobre la mesa de noche y sintió que tocaban su puerta, accedió a que ingresaran, y era una vez más Camila.

-¿Terminaste de cenar?- preguntó, él afirmó con su cabeza.

La muchacha se acercó, tomó la bandeja, Adrián sintió que se le aceleraba el pulso, además de estar sintiendo nuevamente aquel delicioso aroma, ella estaba en pijama, lista para ir a la cama, sin quererlo Adrián la observó de pies a cabeza y de verdad a él, el cuerpo dejaba de responderle correctamente cuando la tenía cerca.

La muchacha le acomodó las

almohadas, él aceptó su ayuda sin renegar de nada.

-Bueno... Ahora me voy a llevar esto. Tú trata de dormir así mañana despiertas mucho mejor- le dijo

-Sí, gracias-"Mejor voy a estar si duermes conmigo"(pensó él)

-Si me necesitas, me avisas- agregó ella.

-Ok- dijo él intentando que no se le notarán las ganas que tenía de levantarse de la cama, tomarla entre sus brazos y besarla hasta perder el aliento.

-Que tengas buena noche, Adrián- dijo finalmente ella, saliendo del cuarto.

-Buenas noches, preciosa- susurró él- ¡Ay, Adrián!-se dijo- me parece que Jackson tiene razón ¡estás soberanamente jodido!

Luego de que la muchacha se marchó, él se levantó de la cama con la certeza de que no regresaría, fue al baño y se dio una larga ducha. Al terminar volvió a la cama, y se dispuso a dormir, no sin antes recordar a la deliciosa pelirroja que tenía por esposa. La noche para Adrián fue tortuosa, le fue imposible dejar de pensar en ella, Camila se metió en sus sueños.

Camila por su parte deseaba que él se pusiera bien, no le gustaba verlo así, seguía leyendo los libros donde día tras día aprendía diferentes técnicas y masajes fisioterapéuticos para ayudarle a recuperar la movilidad de sus piernas ignorando que él hacía ya un tiempo que podía caminar, que los únicos que conocían aquel secreto eran su médico de cabecera, Jackson, el enfermero que lo asistía y la mujer que había conocido en la clínica quien para la muchacha era o había sido algo más que su médico.

Al recordarla, Camila sintió que su sangre se calentaba, aquella mujer era muy bella, además del hecho de que era una profesional, pero más que nada sintió incomodidad al pensar que por la manera en que ella tocaba a su esposo la mujer en cuestión en realidad le traía muchas ganas. La muchacha Intentó sacar todo pensamiento posesivo o de celos de su cabeza, pues entre ella y Adrián no había nada, ni siquiera una amistad, pero no lo consiguió. Sentía celos de aquella mujer que podía tocarlo de una manera en que a ella le gustaría hacerlo. Por qué no podía negar que ese hombre con el cual se había casado, estando él en coma y por un contrato, le hacía sentir muchas más cosas de las que ella hubiera querido, no comprendía como ni por qué, pero Adrián Lewis se estaba metiendo donde no debía y eso no era nada bueno para nadie. Esa noche Adrián fue el último pensamiento de la muchacha.

Al día siguiente Camila se levantó, fue a la cocina y ella misma preparó el desayuno para su esposo, les pidió a los empleados que no le dijeran nada. Calculó el horario en que Adrián despertaría y se dirigió a la habitación llevando consigo lo que le había preparado, tocó la puerta y al oír la voz de él, entró. Al verla, Adrián sonrió, a ella se le aceleró el corazón, era una sonrisa hermosa que invitaba a besar sus labios.

"Cómo me gustaría volver a probarlos" pensó. Sacudiendo luego la cabeza, para quitar aquellos pensamientos que la estaban invadiendo, desconociendo que Adrián sonreía; no por el desayuno sino más bien por el hecho de que había deseado que ella fuera la primera persona que viera en el día.

La muchacha se acercó, traía el cabello recogido en un moño un tanto desordenado, pero que la hacía lucir preciosa, llevaba puestos unos jeans y una blusa con tirantes que si bien no eran ajustados, no dejaban dudas de que ella tenía una bella figura, no era delgada,haciendo que sus curvas se vieran llamativas y tentadoras. Camila repitió el proceso de la noche anterior, acomodándole las almohadas y acercándole la bandeja, una vez que él estaba listo para desayunar, se despidió para ir a hacer lo mismo. Abriendo la puerta para salir, se encontró con Jackson que estaba a punto de entrar.

-¡Muy buenos días!- dijo el muchacho muy contento-¿Cómo amaneciste amigo?

-Buenos días- dijo la pareja al unísono.

-Mucho mejor, Jackson- respondió Adrián-¿qué te trae por aquí tan temprano?

-He venido a informarte que voy a hacerme cargo de la empresa hasta que regreses- afirmó el pelirrojo.

-No es necesario- dijo Adrián- pasado mañana vuelvo.

-No, no será así- aseguró Jackson y Adrián lo observó con dudas y algo de temor.

-¿Por qué?- preguntó temeroso

-Te tengo dos sorpresas ¿Te acuerdas la cabaña que compré en las montañas?- respondió con otra pregunta.

-Sí... ¿qué con eso?- indagó Adrián

-Pues... ¡Sorpresa numero uno! ¡te vas a ir para allá durante toda una semana!- exclamó con alegría su amigo.

- No lo creo- refirió Adrián- Tengo mucho de que ocuparme y aunque te ocupes de la empresa no puedo dejar a Camila sola.

-¡Sorpresa número dos!- exclamó sonriente el muchacho-¡Camila se va contigo!