El Esposo Cruel Renace: La Venganza del Marido

Ozvit volvió a abrazar con fuerza el cuerpo de Hazel.

"¿Tú también...?"

Espera un momento, ¿por qué de repente no puedo decir las palabras tú también te despertaste hace 3 años después de la noche de la traición de Anushka y Danish?

La lengua de Ozvit parecía estar sujeta por alguien, incapaz de moverse y congelada en el acto.

Hazel siguió frunciendo el ceño.

"¿No quieres explicarme algo? ¿Por ejemplo, que renaciste y te reencarnaste?"

Oh, mierda... ¿no puedo controlar mi lengua para hablar del pasado? ¿Repetir el tiempo? ¿Venganza? ¿La traición de Anushka y Denish? Oh, Dios, ¿qué está pasando?

Ozvit sintió una sensación extraña en la lengua.

"¿Tienes fiebre o te estás volviendo loco?".

Hazel preguntó de repente mientras pisoteaba el pie de Ozvit.

"Oh, mierda".

Ozvit maldijo y espontáneamente soltó a Hazel de la cintura.

"Auuu, cariño, eso duele".

Las palabras salieron de los labios de Ozvit como si hubiera olvidado lo mucho que odiaba a Hazel, como si ahora deseara a la mujer que tenía delante.

"Ozvit, creo que algo va mal en tu cabeza, dijiste que me odiabas y que te daba asco casarte conmigo, incluso ayer me insultaste, luego dijiste que nos casáramos y ahora dices ¿CARIÑO? ¿Qué te pasa? Te has vuelto loco?".

Al oír la perorata de Hazel, Ozvit quiso reírse.

Antes, esa mujer era tan obediente, llorona y débil, ¿por qué su carácter había cambiado tan repentinamente?

Tan tranquila, mordaz, eficiente y cautelosa, como cuando se enfrentó a Anushka.

Pero no sabía por qué a Ozvit le gustaba, la encontraba desafiante, hermosa y adorable, sobre todo cuando Hazel se quejaba, se enfadaba y ponía los ojos en blanco a la perfección, tenía un aspecto tan adorable.

Si antes tener a Hazel no era un reto que tuviera que superar, esta vez se sentía realmente desafiado y, como había jurado aquella noche, iba a tratar a Hazel, que iba a ser su esposa, como a una princesa.

Hazel se dirigió al baño, todavía con la toalla, intentando entrar y lavarse. La mujer se detuvo un momento, como si intentara contener el dolor y el escozor de ahí abajo.

Cuando Hazel estaba a punto de cerrar la puerta del baño, Ozvit la sujetó rápidamente con la mano izquierda.

"¿Te duele?".

Preguntó Ozvit de repente.

"¿Sí?".

Hazel pareció sorprendida por la repentina pregunta de Ozvit.

Hazel intentó ignorar a Ozvit, pero una fracción de segundo después, Ozvit la levantó en brazos.

"¡Ahh! Ozvit, suéltame".

Hazel intentó liberarse, golpeando el pecho de Ozvit con fuerza.

En lugar de preocuparse por la resistencia de la mujer, Ozvit volvió a preguntar.

"¿Fui demasiado brusco anoche?"

Preguntó mientras cargaba a Hazel hasta el baño.

Giró a la derecha y entró en la habitación de cristal.

"Creo que no tenemos botiquín".

Sonaba gracioso cuando Ozvit decía NOSOTROS, como si realmente estuvieran unidos en un matrimonio que nada podía romper excepto la muerte.

Ozvit colocó suavemente el cuerpo de Hazel sobre el inodoro, dejándola sentarse allí.

"Un momento, creo que después de casarnos deberíamos tener algunos medicamentos".

Dijo Ozvit mientras buscaba el botiquín que solía estar en el borde del baño.

"Hmmm, ¿cuál deberíamos usar?"

Volvió a preguntar Ozvit mientras sus manos buscaban algunos ungüentos y desinfectante.

"¿Por qué te comportas así?".

Hazel preguntó de repente a Ozvit con voz inexpresiva. La mujer pareció mirar la expresión de Ozvit, que le pareció muy extraña.

Ozvit se acercó lentamente a Hazel, se sentó frente a ella y le tomó la mano con fuerza.

"Sólo estoy feliz".

Dijo Ozvit en voz baja.

De repente, el cuerpo del hombre tembló, sus ojos se llenaron de lágrimas y abrazó a la mujer con fuerza.

"¿Sabes? Pensé que no volvería a verte hoy".

Hazel se quedó paralizada al ver a Ozvit llorar delante de ella.

La mujer sabía lo frío que había sido el hombre con ella el día anterior, cuando la anciana Del Piero iba a casarlos, incluso todas las mujeres de Francia decían que la única mujer que podía hacerle sonreír era Anushka, su amiga de la infancia, y que Ozvit nunca lloraría por nadie, ni siquiera por su propia madre, que había muerto hacía unos años en un terrible accidente.

Porque la mujer que vivía con la familia Del Piero era ahora la joven esposa de su padre.

Y ahora, ¿cómo podía Hazel ver y oír a ese hombre llorarla delante de ella, incluso abrazarla con fuerza lleno de amor y añoranza, como si hubieran estado separados por un tiempo muy largo?