Nuestro planeta, este hermoso nido donde vivimos parece no querernos aquí. es un planeta feroz, estamos a diario expuestos a todas sus infamias desde lluvia hasta volcanes, el mar que nos refresca nos da oxígeno y alimento y también se eleva, inmisericorde borra ciudades enteras de sus costas, tifones, terremotos. La tierra cuando así le provoca se hunde, se desliza sin importar cuantos de sus hijos queden tapiados Los seres humanos nos hemos abocado a socorrernos los unos a los otros, siempre nos sentimos inclinados a proteger al más débil. Desde tiempos inmemoriales nos hemos organizados para paliar embates de la madre gea. allí donde un accidente natural nos lesione estaremos prestos a ayudarle. en esto basamos nuestra existencia. Ustedes no están solos cuentan con nosotros. Estamos en el mismo barco tratando de mantener el rumbo. Aqui nacimos y moriremos. pero mientras tanto con ilusión y con esperanza parimos hijos, sembramos árboles y forjamos futuro para las nuevas generaciones.
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CAPITULO XVI
Amanece lloviendo, la temperatura baja y los
fuertes vientos advierten de un temporal en las montañas. Maggie sale a la
avenida fascinada, mientras comienza su rutina se deleita con la lluvia que no le
impide salir a caminar, le fascina como las botas de hule dispersan los chorros
de agua que bajan lavando el Paseo, los árboles altos agradecidos se ven a lo
lejos, con sus ramas empapadas inclinados haciéndole reverencia y la brisa
enamorada que se mece suavemente para también impregnarse del vital líquido;
bajo un ala marrón impermeable se asoma el diminuto pico de un curioso pichón
recién eclosionado que a duras penas logra ver las grandes y frías gotas de
agua guindado desde su nido, un amasijo de barro, ramas y hojas secas
perfectamente entrelazados, por eso se enternece la muchacha, cada vez que los
oye picotear el techo rojo de la casa vieja y es como un arrullo de madre su
cantar. Hoy solo corren tres, muy pocos se arriesgaron. Está lloviendo fuerte. Están
bien cubiertos entre plástico y telas gruesas. Se siente libre y contenta y
cubre la distancia estipulada en el tiempo preciso para su ejercicio matinal.
Va a cambiarse para desayunar, tiene mucho
que revisar y desde las dos de la tarde hasta las siete de la noche volver con
Australia porque en el comité los católicos no les aprobaron un punto y van a
reformularlo. Paciencia, dijo el irreverente abuelo que están menstruando. Vio
el celular se acordó de Eduardo, lo prendió y le mandó un mensaje:
-Hola.
¿cómo estás? - se quedó mirando como el mensaje le llegó, cambio de color. Lo
leyó. Respiró hondo buscando valor. Y esperó … esperó… No contestó. Se metió al
baño. Se lavó el cabello, el teléfono no repico, ni acuso mensaje. Se secó el
pelo, se vistió y Salió a comer. Desayunó rápido. Mariam la vio con el celular.
Lo apagó y entró al estudio a trabajar, eran las ocho de la mañana. No dio
tiempo de prender el celular y paso muy rápido el día y la conexión con
Australia entraba y se conectó por cinco horas extenuante hasta lograr
reformular la influencia que tuvieron las religiones en el nacimiento de las
Lenguas Romances y en la apropiación del latín, cuando los Padres de la Iglesia
empiezan a preocuparse por escribir un latín más puro y literario, abandonando
el latín vulgar de los primeros cristianos.
En los umbrales del medievo ya no es hablado;
y seguía siendo utilizado como lengua franca y culta, no se puede dar una fecha
en la que se dejara de utilizar como lengua materna. por ende, el latín
literario se refugia en la Iglesia, en la Corte y en la escuela, y se convierte
en el vehículo de comunicación universal de los intelectuales medievales.
Mientras, el latín vulgar continuaba su evolución a ritmo acelerado Y las
lenguas romances fueron apareciendo poco a poco.
Se envían todas las proposiciones a
consideración del Comité de la Academia, tratan, los discípulos preocupados por
el anciano tutor que los guio a través de la historia por los pasajes que debió
recorrer el latín hasta llegar hoy convertido en varias lenguas, de acortar las
horas de trabajo, pero el erudito no dio tregua hasta quedar conforme con las
investigaciones, Mauro se le puso serio y pidió continuar la sesión mañana.
Eran las doce de la noche cuando lograron despedirse del anciano maestro.
Maggie realmente preocupada verificó con sus
asistentes que este cómodo y bien cuidado. Esperó hasta que lo vio en la cama,
ordenó su mesa de trabajo y sin preámbulo se acostó en el sofá, vencida por el
arduo trabajo y la preocupación por el abuelo y solo se dio cuenta que amanecía
porque la luz del lucero del alba invadía el estudio, las persianas estaban
subidas, los pináculos de los cerros se vislumbran entre el no día y no noche.
Es el Alba coqueteando con el sol porque sabe que se deleitó toda la noche
contemplando la ardiente mirada de la luna negra que lo tiene embrujado y por
eso esos días no deja que se la vean, es solo de él. El Alba lo resiente y
trata desesperadamente de mostrar sus suaves colores para distraer el astro rey
mientras la luna impúdica cubriendo su desnudez con su negro manto sonriendo
feliz se refugia donde el mancebo la mantiene oculta por tres días al mes
cuando es solo de él.
En la cocina moderna del viejo caserón se
siente el olor a café recién colado con manga de tela de crehuela, tostado y
molido en casa. Tradición familiar del abuelo, padres y las nietas la mantienen: en una taza pequeña de vidrio se recibe el
nuevo día saboreándolo café negro, caliente y amargo. se une Mariam y con beso
y un abrazo se sientan en una de las mesas del patio a disfrutar el nacimiento
de un nuevo día. Cerrando los ojos dan gracias. En la cocina se oyen los ruidos
acostumbrados y se abren las puertas. Maggie comienza con un paso fuera de casa
su recorrido matutino. Es viernes. Se a la une la patota del barrio. hoy son
más de quince y se adueñan del paseo, caminan: quince minutos. Aumentando:
trotan, siguen aumentando corren. Llegan a la meta y se devuelven corriendo y
exhaustos caen en la grama del estanque de la fuente a tres cuadras de la fonda
de la quinta Arráez. Una hora y cinco minutos. En una hora comienzan todos a
trabajar.
Es viernes y Rolando esperanzado habla con
Margareth:
-Tenemos mañana una caimanada a las dos de la
tarde en la ribera norte y nos haces falta, solo tenemos dos muchachas. Los
otros equipos son mixtos, pero tienen más mujeres. Nos echas una manito. Todos
están expectantes.
-Claro -les respondo animada- cuenten
conmigo, de paso hablo y convenzo a Mariam para que nos cubra. Ella juega bien
pero no entrena con seriedad.
-Tiene días entrenando, le roba una hora
diaria al trabajo y jugamos todas las noches un rato. Ha mejorado mucho con
ella ya contamos.
-Cierto me comento, perdonen muchachos es que
estoy preparando unos congresos con el abuelo. Busca a sensibilizar estudiantes
laicos que se dediquen a estudiar lenguas romances. Es un llamado en los cinco
continentes, pero especialmente el mundo occidental que se deja deslumbrar y se
olvida de sus raíces, propiciando que ese vacío sea llenado de influencia
externas que solo esperan ese espacio para penetrar en nuestro mundo, talvez no
sea el mejor, pero es lo que tenemos y defendemos.
-Nosotros te entendemos Marian -me sonrió
Rolando- estamos orgullosos de ti. El otro día te vimos en televisión en la
fundación de varios ancianatos, luego te vimos en unas revistas donde la Academia
que tu abuelo preside ayudando niños de la calle. Es un trabajo silencioso,
pero a veces las cámaras te atrapan y así estes con sotana y con un velo blanco
no disfraza los rulos rojos y los ojos verdes.
-Claro manita – argumento Mariela – que
orgullo tenemos. Solo que esta tarde vamos de práctica cuando terminemos el
trabajo. Todo el equipo la pandilla del barrio.
-Alla les llegamos, nos vemos esta tarde.
Tomando agua, golpeándose, corriendo,
abrazándose se fueron dispersando cada uno a su lugar de trabajo. A lo lejos eran
observados desde un carro negro y más distante otros que también espiaban.
Renovada la jovencita Llegó a casa. enciende
el celular y ve el mensaje, contesto ayer mismo una hora después.
-Hola, - rezaba el mensaje- estoy bien, no te
conteste en ese momento porque extravíe el celular, alguien leyó tu mensaje, me
lo dejaron en la recepción. Trate de llamarte, pero tu teléfono esta apagado.
Cuando quieras llámame.
Respondió el mensaje:
-Hola. Me alegro que estes bien. He tenido
mucha presión, termine la traducción de pergaminos, estoy de vacaciones de la
universidad por un mes y medio, ahora estoy abocada a los congresos. Tengo
conexiones con el abuelo y mis compañeros de exposición, estamos en eso. El
problema son los usos horarios sobre todo con Australia, Francia e Italia.
Estoy bien. Voy a llamar a Ely. Feliz día.
Le llego, lo leyó y me llamo.
-Hola bonita -su voz ronca me trastorna -
tengo días que no hablo contigo. Quería oír tu voz, sé que estas bien, voy
varias veces a tu casa y sé que estás ahí, pero tu estudio tiene una luz roja
encendida que le informa a tu hermana que estás trabajando, conectada con la
Academia y ni ella puede entrar. Nunca he visto esa luz apagada a pesar de que
he ido en diferentes horas
-Te lo dije – respondí triste - esto sucede a
veces que tenemos mucha presión, a mi lo que más me presiona es la universidad
y estoy de vacaciones por todo agosto. También se terminó la traducción de los
pergaminos que te conté, eso me da alivio y solo a mi grupo le queda los
congresos. Y atender alguna que otro trabajo que aparezca en mi zona.
-Me alegro por ti y por mí - reía quedo- Se
acabo el dulce de toronja.
-Si señor - me burle- Mariam va a comprar
frutas para hacer postres. Esta el exhibidor muy pobre. Esta tarde hago los
dulces. Y mi amigo te dejo casi son las ocho, comienza mi jornada, por
vacaciones tengo nuevo horario. En cuanto tenga los dulces listos te llamo.
Hasta otra vez.
Con el corazón en la mano y con las vísceras
revueltas entre al estudio, prendí las computadoras y esperé la conexión de la
Academia.
En la tarde, promesa es deuda, se ponen el
uniforme del equipo, ese azul que usan en verano. De pantalonetas cortas y
guardacamisas, suerte que es cubierta la cancha porque si no el sol les hubiera
destrozado la piel, y a Mariam, aunque no es tan sensible, el sol en los Andes
con esos cielos lavados que permite libre paso de rayos le hacen daño.
Caminamos, corremos y nos estiramos. Ejercicio de entrenamiento por dos horas.
Conformes nos sincronizamos.
Ya saliendo del rio, en el carro de Maggie,
donde nos vinimos las mujeres, atisbaron el carro negro estacionado. El celular
de Maggie acuso el mensaje:
-Estas muy delgada – la crítica- no te lucen
las pantalonetas tan cortas.
-Y usted que hacía por esos lados – lo regañó
– estoy preocupada ¿me está siguiendo?
-No te pongas brava – me rogó – estoy feliz
con solo verte. Llama a Ely. Gracias por saludarme.
- Cuídese. Voy a hacer los dulces.