Oliver es un joven aventurero que quiere recuperar el alma de su hermana mayor, pero el mundo le recarcará lo difícil que será su deseo para alguien como él. ¿Podrá cumplir con su cometido? Acompáñalo junto a su grupo de compañeros: Evelyn, Richard, Ginna y Victoria, quienes a pesar de tener distintos motivos, comparten un mismo destino, el continente oscuro. Para ello, deberán unirse a la Unión de Asalto antes de su excursión hacia el continente oscuro.
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Votos de Caza
La mañana comenzó con una calidez acogedora. La luz del sol acarició el rostro de Evelyn, despertándola de golpe. Con un sobresalto, notó que todo a su alrededor se balanceaba; estaba en una balsa que la corriente del río arrastraba.
Por un breve instante, los recuerdos de su aldea invadieron su mente, y su estómago giró en respuesta. "Mamá... Papá... Ancianos..." murmuró con la voz quebrada, mientras un abrumador torrente de dolor y tristeza la invadía.
Horas más tarde, vencida por el agotamiento, Evelyn se durmió. Al chocar la balsa con una sólida superficie, el impacto la despertó. Al levantar la mirada, se encontró frente a una enorme muralla y una entrada que llevaba el nombre tallado de "Grensfill".
Aunque sus ánimos estaban por los suelos, Evelyn reunió fuerzas para levantarse de la balsa y avanzar hacia la entrada, comprendiendo que estaba ante una ciudad. La escena ante sus ojos era deslumbrante: un camino empedrado rodeado de una alegre multitud y pintorescas casas, como si le dieran la bienvenida. Al acercarse, un guardia le pidió su identificación. Sin saber de qué se trataba, solo pudo sentarse, abatida, a las afueras junto al río.
Perdida en sus pensamientos, Evelyn fijó su mirada en las aguas turbulentas del río. Lento pero con firmeza, apretó su mano contra el suelo, arrastrando la tierra y el césped hasta cerrar el puño.
—¿Acaso te molesta que no te dejaran entrar?, una voz curiosa y suave se oyó desde atrás.
Evelyn, al voltear, apenas pudo pronunciar una palabra—: ¿Ah?
—Perdón, no quise sonar grosera. Es que apretaste muy fuerte ese puñado de tierra, y pensé que estabas enojada. ¿Qué haces por aquí? ¿De dónde vienes?
Evelyn, reviviendo aquel evento, sintió un dolor punzante en el pecho acompañado de una náusea horrible que la mareó.
—Ehhh, ¿qué ocurre? ¿Dije algo indebido?, preguntó la chica, preocupada, sin saber qué hacer.
—Lo siento, debo irme, respondió Evelyn con seriedad mientras se dirigía de regreso a la balsa.
—Pero, ¿a dónde vas...?
.....
Junto al lago, Evelyn intentó formar una bola de agua como le había enseñado su madre. Sin embargo, al recordar aquella sonrisa sádica en la aldea, la bola de agua explotó salpicándola por completo.
También intentó usar un hechizo de viento que le había enseñado su madre, pero el sentimiento de tristeza lo hacía imposible, al mismo tiempo un sentimiento de odio crecía en su interior.
Ya era de noche. Sin poder secar su ropa, Evelyn se preparaba para enfrentar una noche fría. Se concentró lo suficiente para intentar de nuevo el hechizo de viento, pero un toque en su hombro rompió su concentración.
Evelyn se giró para ver qué sucedía; era la misma chica que la había saludado horas antes.
—¿Qué sucede?, preguntó Evelyn, observándola.
—Toma, esta noche hará mucho frío, dijo mientras le entregaba unas cobijas gruesas de lana.
—Gracias, respondió Evelyn con timidez, mientras las recibía.
La chica se retiró con una leve sonrisa en los labios.
Esa noche, Evelyn tuvo pesadillas sobre los eventos recientes. Despertó en medio de la noche, agitada por sus sueños, tomó una roca que había en la balsa y la arrojó con furia hacia el mar con un gruñido, solo para empezar a sollozar poco después.
Por la mañana, con el sol extendiéndose por todas partes, Evelyn había tomado una decisión: ¡buscaría venganza contra quien le había arrebatado todo! No importaba qué sucediera o cuántos vampiros encontrara en su camino, se proponía destruirlos a todos; no dejaría a ninguno. Llena de ira, conjuró una gran bola de fuego combinada con rocas y la lanzó contra una montaña de tierra metros adelante. La explosión generó un gran agujero que alarmó al guardia de la puerta, quien corrió a reclamarle, solo para ser detenido por la misma chica que había hablado anteriormente con Evelyn.
Al acercarse a Evelyn, la chica exclamó con admiración:
—¡Asombroso, eso fue increíble! Oye, ¿no has pensado en unirte al gremio? Tienes lo necesario para convertirte en una gran aventurera de primera.
Este comentario hizo resurgir un recuerdo de su madre en Evelyn, provocándole tal irritación que apretó los puños con fuerza.
La chica observó la expresión en el rostro de Evelyn, preocupada. —¿Tuviste un mal día?, preguntó con suavidad, intentando brindarle apoyo. Sin embargo, antes de poder terminar de hablar, Evelyn la interrumpió de manera abrupta, su voz cargada de estrés y desesperación.
—¡¿Mal día?! ¿Qué sabes tú?, exclamó Evelyn, sus palabras brotando como un torrente imparable de emociones contenidas. —No sabes nada, no conoces mi situación. Mi familia, mis amigos, todos murieron... y todo por mi culpa. Fui yo quien los llevó, fui yo quien los ayudó, y ahora... todo esto es mi responsabilidad. Se supone que yo era la fuerte, que mis habilidades valían algo, pero no sirvieron para nada. Soy... soy patética. Si tan solo pudiera.... Su voz se quebró al igual que un frágil cristal que se hace añicos bajo presión. Sus emociones la abrumaron y, sin poder contenerse más, se derrumbó en un llanto inconsolable sobre el torso de la chica. Ésta, sin decir palabra alguna, simplemente le ofreció el consuelo silencioso de una mano sobre su espalda.
La chica, un tanto sorprendida, notó que Evelyn se había quedado dormida en medio del llanto. —Pobre, debe estar exhausta, pensó mientras acariciaba suavemente su cabello. —Ya sé cómo puedo ayudarla.
....
Con un par de parpadeos, Evelyn abrió los ojos lentamente y se encontró mirando hacia un techo desconocido. Con cuidado, se levantó y se dio cuenta de que estaba en una cama. A su lado, la misma chica que la había consolado dormía en una silla, manteniéndose fiel a su lado incluso en el descanso. De repente, la puerta se abrió y un chico de cabello negro entró en la habitación. Evelyn se sobresaltó, recelosa, pero el joven sonrió con amabilidad y le aseguró en un tono calmado que no había necesidad de preocuparse. Era el hermano mayor de la chica que tanto había velado por ella.
.....
—Un gusto, mi nombre es Richard. ¿Si no es mucha molestia, podrías decirme el tuyo?, preguntó amablemente, esbozando una sonrisa cálida, tratando de no incomodar a la chica que se encontraba en la cama.
—Evelyn, ese es mi nombre, respondió con un ligero titubeo en la voz—. ¿Cuál es el nombre de la chica que está durmiendo?, preguntó, mirando curiosa a la durmiente.
—Su nombre es Victoria, aunque también puedes llamarle Vi, que es su apodo, explicó Richard, señalando hacia ella.
—Vi... susurró Evelyn con un suspiro, como si probara el nombre en sus labios.
—Ahhhh, ¿Alguien… dijo… mi… nombre?, murmuró, con la voz arrastrada y las palabras enredándose mientras luchaba por mantenerse despierta.
*¡Pum!* Un pequeño golpe resonó en la habitación; Richard le había dado un ligero manotazo en la cabeza diciéndole: —Habla bien, tenemos invitados; es de mala educación.
—Eh, ya despertaste. ¿Cómo dormiste?, preguntó Victoria, ahora más despierta, sonriendo amigablemente a Evelyn.
Evelyn, aún un poco apenada por la repentina atención, respondió: —Bien, gracias. Lo siento por lo de antes, me dejé llevar.
—Tranquila, no pasa nada. Y dime, ¿quieres hablar de eso mientras comemos algo?, le ofreció Richard, con un gesto de comprensión.
—Está bien, respondió Evelyn, sintiéndose más cómoda.
Mientras compartían la comida, Evelyn empezó a relatar todo lo sucedido en aquel momento trágico.
—Es horrible que alguien tan joven tenga que pasar por cosas así, comentó Richard, apesadumbrado por lo que escuchaba.
Evelyn solo bajó la mirada, dejando que el silencio hablara por ella.
—Así que vampiros, eh. ¿No has pensado en lo que te dije del gremio? Puede que allí consigas información al respecto, sugirió Richard, intentando ser útil.
—¿Eh? ¿En serio?, preguntó Evelyn, alzando la vista, mostrando un destello de esperanza.
—Sí, creo que sí, especialmente la Unión de Asalto. Ellos manejan la mayoría de la información que no se puede divulgar al público, explicó Richard con confianza.
—¿Y tú lo sabes? ¿Qué tal es eso?, inquirió Evelyn, mostrando un interés renovado en sus palabras.
—No, lo siento. Es solo algo que he escuchado. No tengo la edad para unirme al gremio aún, pero tal vez tú sí puedas. Cuando alguien tiene suficiente habilidad, puede unirse sin requerimiento de edad, dijo con un tono esperanzador.
—Ya veo, entonces probaré hacerlo. Si eso me lleva a encontrar a esa persona, valdrá la pena, respondió con determinación.
—Por cierto, ¿qué harás cuando la encuentres?, preguntó con curiosidad genuina.
—Lo mismo que hicieron conmigo, respondió Evelyn con seriedad, sus ojos reflejaban una mezcla de resolución y dolor.
—Entiendo... dijo, asintiendo lentamente mientras la comprendía—. ¿Por cierto, no tienes donde quedarte, no es así? Si te quedas con nosotros, tenemos una habitación libre. ¿Qué te parece?, ofreció amablemente.
—Lo siento, pero ya me has ayudado bastante. Aceptar más sería... Comenzó a decir Evelyn, sintiéndose incómoda.
—¿Qué dices? Eso no es nada. Pero para que sientas que está igualado, entonces nos ayudarás en el restaurante. ¿Qué tal?, expresó Victoria con una sonrisa amplia, interrumpiendo a Evelyn.
—Está bien, aceptó Evelyn después de pensarlo, levantándose de la mesa con un suspiro de alivio.
.....
—Después de un tiempo que te uniste al gremio, has destacado bastante. A pesar de tu corta edad, fuiste casi de inmediato a por las misiones más complejas, haciéndolas en solitario. Eso te ha permitido ascender dos rangos en solo tres meses, comentó Richard, mientras consultaba un documento sobre la mesa—. Estoy impresionado.
—Así que finalmente empiezas a aceptar mi genialidad, ¿eh?, dijo Evelyn con una sonrisa divertida, entregándole unos papeles a Richard.
—Pero además del respeto de algunos aventureros y de que el gremio te diera permiso para tomar misiones superiores a tu rango, eso puede que te genere más enemigos que amigos, advirtió Richard con un tono de preocupación, mirándola con seriedad.
—La verdad, me da exactamente lo mismo. Solo persigo un objetivo, y no me interesa nada más, dijo Evelyn, mientras le daba la espalda a Richard.
—Actuar solo movida por un sentimiento de "venganza" puede llevarte a cometer errores muy graves.
Evelyn guardó silencio y se marchó sin mirar atrás a Richard.
.....
Después, durante un descanso en el restaurante, Evelyn practicaba magia. Estaba frustrada porque, a pesar de mucho esfuerzo, no lograba realizar un conjuro de sanación.
—Si te irritas, será más difícil. Necesitas relajarte para que tu equilibrio mágico también se serene —una voz ligera y cálida llegó desde enfrente.
Evelyn levantó la vista y vio a un chico de cabello blanco, vestido con ropa gastada.
—No deberías meterte donde no te llaman, respondió Evelyn, volviendo su atención a sus manos para seguir practicando.
—Uhh, parece que alguien se levantó con el pie izquierdo, dijo el chico con tono burlón.
—¿Qué sabes tú?, dijo Evelyn, deteniendo su práctica.
—Tienes razón, no sé nada de ti. Pero quieres volverte fuerte, ¿verdad? Se nota por cómo insistes en conseguirlo al primer intento.
—¿De qué hablas? Ya soy bastante fuerte, toda la ciudad lo sabe.
—¿Ah, sí? Qué curioso, yo no me había enterado. No parece que lo seas.
—¿Ahhhh?, exclamó Evelyn, claramente indignada—. ¿Estás buscando pelea?
—No lo sé, quizás. Así me mostrarías un poco de esa fuerza de la que tanto presumes.
Por cierto, mi nombre es Oliver. ¿Cuál es el tuyo?, pregunté adoptando una pose de pelea, con una mirada segura pero amistosa.
Evelyn se levantó y, en cuestión de minutos, le dejó derrotado en el suelo con una paliza. Mientras permanecía tumbado, sentía cómo el dolor embotaba su voz.
—Vaya, realmente eres fuerte, dijo, su voz quebrada pero cargada de admiración.
—Sí, respondió Evelyn, desviando la mirada hacia el horizonte, casi ausente, con la intención de marcharse, interrumpida por mis palabras.
—Pero no tanto, dijo levantando una mano hacia el cielo, tratando de alcanzar la luz con los dedos.
—¿Eh? ¿A qué te refieres?, preguntó Evelyn, intrigada, sus ojos buscando respuestas.
—No es que seas tan fuerte, sino que yo soy débil. Aún te falta mucho para alcanzar lo que tanto anhelas.
—Eso que tanto anhelo… mi venganza… murmuró Evelyn, su voz cargada de un dolor antiguo y una determinación latente.
—Por eso, concéntrate en crecer y hacerte más fuerte. Haré lo mismo. Porque si no lo haces, alguien débil como yo podría superarte, y eso no sería nada agradable, ¿verdad?, expresó con una sonrisa desafiante y un brillo de entusiasmo en los ojos—. Así que, ¿qué te parece si competimos para ver quién se vuelve más fuerte?
—¿Competir? No entiendo por qué yo… Evelyn comenzó a responder, pero Oliver la interrumpió.
—Buscas a los vampiros, ¿verdad?
—¿Cómo lo sabes...?, preguntó Evelyn, su curiosidad se tornó en inquietud, buscando respuestas en mis ojos.
—Porque yo también busco algo en específico. Así que te entiendo, respondió, observando su mano alzarse, tratando de bloquear la luz del sol.
—¿Tú también?, preguntó Evelyn, completamente capturada por la curiosidad, su mente rebosante de pensamientos y preguntas.
—Sí, brujas, respondió Oliver, sumido en sus pensamientos.
—¿Y cuáles son tus habilidades? ¿En qué destacas?, preguntó curiosa Evelyn, inclinándose un poco hacia él.
—En nada, replicó Oliver con serenidad—. Sólo estamos mi espada y yo.
Evelyn dejó escapar una suave risa, cruzando los brazos sin dejar de mirarlo—. No seas tan reservado, puedes decírmelo.
—Es la verdad, insistió Oliver, algo melancólico—. No tengo habilidades o cualidades especiales, solo soy yo.
—Vaya, ¿y no te han dicho nada al respecto de eso?, preguntó Evelyn, arqueando una ceja.
—Sí, muchas cosas, contestó Oliver, mientras su mano intentaba en vano bloquear el sol que lo cegaba.
—¿Y por qué quieres seguir?, Evelyn lo observó con genuina curiosidad.
—Una persona en particular, aunque también podría ser para demostrar algo, Oliver bajó la mano y la dejó reposar sobre el césped, mirándola fijamente.
—Oh, ya veo... Evelyn cayó en un silencio reflexivo.
—Así que, por eso... ¿Qué te parece la idea de colaborar y formar un equipo que nos fortalezca?, propuso Oliver, cerrando el puño con determinación hacia el cielo.
—Más fuerte... Está bien, podríamos hacerlo, respondió Evelyn con una sonrisa leve, asintiendo.
Oliver se levantó con energía y se colocó delante de ella, esbozando una sonrisa cálida—. Por supuesto, te lo prometo, dijo, extendiendo su dedo meñique como símbolo de la promesa.
—¿Y eso?, preguntó Evelyn con una sonrisa juguetona, mirando el dedo entre sus ojos.
—Es un símbolo de promesa, algo irrompible, afirmó Oliver con orgullo.
—Jajaja, claro que lo conozco, pero dime, ¿cuántos años tienes para usar algo así? Bueno, es una promesa entonces, comentó, entrelazando su meñique con el de Oliver.
.....
—¡Mentiroso! —exclamó Evelyn con una punzada intensa en el corazón. Aún recostada, apretó con fuerza la almohada que sostenía entre sus brazos, mientras una lágrima solitaria descendía lentamente por su mejilla.