Antonella, una mujer fuerte, luchadora y divertida. Desde muy joven comenzó su carrera como profesora. Siempre dispuesta, luchó durante años al lado de su esposo, solo para ser traicionada y reemplazada por otra mujer cuando él estaba en la cima de su carrera y con una vida cómoda. La única cosa buena que sacó de esa relación fue su hija, que ahora tiene 17 años.
Enrico, mafioso o mejor dicho, el Don o Capo de la Mafia, como la mayoría, no por elección, sino por herencia familiar. Vio a sus padres ser asesinados y, después de eso, se convirtió en un hombre frío, cruel y temido por todos. Dueño de una belleza poco común, es autoritario, peligroso y posesivo. No conoce el amor. Estuvo casado durante 10 años con Brigite, como muchos, por alianzas. Brigite fue asesinada en una emboscada, dejándolo con dos hijos pequeños.
Ella cree en el amor, aún sufre por haber amado demasiado, pero quiere empezar de nuevo, aunque con pocas expectativas. Él necesita a alguien que lo ayude con sus hijos y está considerando tener otra esposa.
El destino de Antonella se cruza con el de Don Enrico para salvar a su hija.
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Capítulo 18
Enrico
Antonella termina durmiéndose recostada en mi pecho, no la abracé, pero permití que se quedara y mi*rda, ella sí me abrazó y no pude pedirle que se fuera o que me soltara... y por primera vez en mi vida también.
Sí, esto nunca me había pasado antes, dormirme con una mujer y mucho menos permitir que una me abrazara así, ni siquiera con Brigitte, teníamos sexo y se iba.
Iba al despacho de casa, al casino, a la sala a beber... pero nunca me quedaba con ella.
Y mucho menos con las p*tas que me tiraba, sí porque estoy pensando seriamente en casarme con Antonella. Siendo así, si ella me satisface, no necesito de otras.
Un hombre en mi puesto, cuanto menos se exponga mejor, nunca sabemos por dónde nos va a atacar el enemigo.
Son las 6:00 a. m., termino de levantarme lentamente y esto también es muy extraño, tener cuidado para no despertar a nadie, ¡nunca! ¿Qué co*o me está pasando?
Salgo furioso conmigo mismo y aún así no doy un portazo.
Antonella
Me despierto y él ya no está en la cama, solo que su olor se ha quedado, ¡mmm, hombre rico!
Son las 7:00 a. m., me apresuro a levantarme y ducharme, porque tengo que preparar a los niños, tienen clase.
Recuerdo que hoy vuelve esa tal Rosa, pero que no venga a querer pisarme los callos...
Como solo Ana puede subir a esta parte de la mansión, me quedo tranquila.
Después de ducharme, asearme y arreglarme, voy a despertar a los niños. ¡Amorcitos!
Llego y les voy besando la frente, pasándoles la mano por el pelo y ellos van sonriendo y hablando.
Valentino: ¡¡¡Buenos días!!!
Vincenzo: ¡¡¡Buenos días!!!
Me siento feliz de verlos despertar tan animados y con una hermosa sonrisa.
Arreglo a los dos y Ana no aparece, solo cuando estamos bajando las escaleras corriendo a ver quién llega primero...
Anastacia: ¡Buenos días!
Los tres: ¡¡¡Buenos días!!!
Anastacia sonriendo: ¡Qué animación, aunque hoy todos están de buen humor!
Antonella: ¿Todos?
Anastacia sonriendo: ¡Sí, Don salió muy temprano, pero estaba de buen humor!
Lo que es raro que suceda, dio los buenos días e incluso dijo que esta noche hablaría conmigo.
Quiero hablar con él sobre lo de Rosa, hablando de ella, vendrá más tarde, perdió el autobús.
Niños: ¡¡¡Bieeen!!!
Vincenzo: No quería que viniera.
Valentino: Yo tampoco, Vince.
Anastacia y Antonella se miran y van a preparar el café para los niños.
Antonella: Vamos a preparar un supercafé, como el de Hulk.
Vincenzo y Valentino hacen músculos y muecas, haciendo reír a Ana y Antonella.
Valentino hablando con Antonella: ¿No vas a dejar que nos regañe o sí?
Antonella: ¿Quién, mi amor?
Valentino: Rosa, ella regaña.
Antonella: Ni se te ocurra, solo si pasa por encima de mí.
Antonella pensando: Y si pasa... bueno, esa es otra historia.
Vincenzo abraza a Antonella: Te quiero.
Antonella pensando: Lista, ahora la tal Rosa me mata, porque voy a defenderlos aunque sea lo último que haga.
Antonella se emociona: ¡Listo, miren lo que han hecho!
La miran serios.
Antonella: ¡Me hicieron llorar de amor! Sí, los amo, mis pequeños dones.
Valentino se ríe: ¿Pequeños dones?
Antonella: Hijos del todopoderoso Don Enrico, haciendo el saludo militar y haciéndolos reír, hasta Anastacia se reía.
Después del desayuno, los acompaña hasta el colegio y cuando estaba volviendo...
Enrico
Llego temprano y me siento bien, mis fieles amigos también aparecen pronto.
Los negocios van bien, claro que siempre hay alguien que intenta traicionarme, joderme y así vamos.
Es normal en una vida como la mía.
Son pocos los hombres en los que confío, además de mis amigos, tengo dos guardaespaldas que sé que me son fieles ¡y ellos cuidan de mis hijos! Y ahora de Antonella, ella será el objetivo, ¡en cuanto sepan que me voy a casar con ella!
Federico: ¿Pensando en grande, Enrico?
Enrico: Quiero que reúnas a todos los miembros del consejo y también a los miembros más importantes, tengo un anuncio que hacer.
Rinaldo: De acuerdo, ¿cuándo quieres?
Enrico: ¡Hoy!
Dante: De acuerdo, voy a empezar a llamar y avisarles que vengan a las 14:00 a la sala de reuniones.
Enrico: ¡Estupendo!
Rinaldo, quiero que lleves a Antonella a ver a la niña y a su hermana. Déjala a solas con ellas unas horas, espera delante de casa.
Rinaldo: De acuerdo.
Enrico: Necesito que estés en la reunión, eres uno de mis consejeros personales.
Rinaldo: Allí estaré.
Enrico: Federico, ven conmigo, vamos a ver lo de esa venta de armas...
Antonella
Suena mi celular y es Enrico.
Antonella: ¡¡¡Buenos días!!!
Enrico: Antonella, Rinaldo te va a llevar a ver a tu hija y a tu hermana, no intentes hacer ninguna gracia como te dije ayer, detestaría tener que matarte.
Antonella: Vaya, ¿no puedes decir buenos días, hola?
Enrico quería reírse, sabe lo mucho que desea ver a su hija y a su hermana y aún así le molesta que no le haya dado los buenos días...
Enrico: Buenos días, mi Bella, espero que recuerdes que eres mía.
Antonella: Lo dejaste bastante claro anoche ¡y además me encantó! Y Enrico ¡¡¡eres tan bueno conmigo!!!
Enrico: ¡¡¡Don!!! Antonella ¡¡¡Don!!!
Antonella: Que sea, sigue siendo bueno conmigo y no te voy a llamar así, prefiero ser castigada.
Enrico: Me estás volviendo loco, Bella, sabes que soy peligroso, deberías tener miedo.
Antonella: ¿Miedo? ¡No! Como me dijiste ayer de la puerta, que nunca se cierra de golpe, te digo que no te tengo miedo, Enrico.
Enrico: Sabes lo que va a pasar, ¿verdad?
Antonella: ¿Quieres que espere con lencería negra, blanca, rosa o roja?
Enrico pensando seriamente: ¿En serio? No me toma en serio y ni siquiera puedo enfadarme con ella, ¡qué mi*rda! Me está jodiendo la cabeza.
Enrico: Ninguna de esas, ¡las prefiero sin! y cuelga.
Antonella pensando: ¡¡¡Uyyy!!! No te imaginas las ganas que tengo, señor, perdóname, me estoy volviendo loca...
Ya ves, mi ángel, la culpa es tuya. Sí, ¿por qué me mandaste esa tentación sin camisa ayer...?
Y luego me contuve, ¿no es pecado o sí? ¡Ay, Dios mío, no quiero ir al infierno!
Fernando
Estaba conduciendo y terminé escuchando a Antonella hablar con Don, ¡nunca oí ni vi a nadie hablarle así, nunca! Es valiente y él siente algo por ella, seguro, o estaría muerta.
En realidad, creo que es la primera mujer que afecta a Don Enrico, me recuerda a la madre de Don, hablando con el difunto Don Vittorio... quién sabe, tal vez sea la felicidad de nuestro Don.
Y además está loca, me gusta.