Venganza Y Amor

Diana se quedó entre los brazos de Emir por un tiempo más. Ella no sabía cómo preguntarle sobre su pasado. Aunque tenía conocimiento de lo sucedido, la curiosidad la llevaba a querer saber lo que Emir tenía para decir.

— ¿Aún amas a esa mujer que mencionas? — pregunto Diana curiosa.

— Ella fue muy importante para mí. Ana fue mi primer amor, pero por cosas del destino no pudimos estar juntos. — respondió Emir ante la insistencia de Diana.

— ¿Se llamaba Ana? — preguntó Diana para asegurarse de haber escuchado bien.

— Así es, se llamaba Ana. Ella falleció en un accidente de avión y, a pesar de haber agotado todos los recursos para encontrar aunque sea su cuerpo, todo fue en vano. — explicó Emir con un tono de voz más serio, ya no se escuchaba alegre.

— Lo siento mucho, no debí preguntar por ella. — respondió Diana, mostrando confusión.

— Quiero que entre nosotros no haya secretos, por eso quise contarte la verdad sobre Ana. Quiero que sepas que, aunque ella fue mi primer amor, ahora mi corazón te pertenece a ti. — explicó Emir sinceramente.

Diana se volteó para mirarlo con una sonrisa y luego tomó la iniciativa de besarlo. Ana había sido el primer amor de Emir, y Diana sabía que él no mentía. Con los años, había aprendido a detectar cuando las personas mentían. Ahora solo le quedaba averiguar qué hacía Mariana aquel día en el apartamento de Emir, pero por ahora solo quería disfrutar del momento. Dejándose llevar por sus sentimientos, Diana profundizó el beso permitiendo que Emir acariciara su cuerpo. Aquel día terminaron entregándose el uno al otro en un acto de amor en la habitación.

Diana se había quedado dormida. Por primera vez en muchos años, pudo descansar entre los brazos de su amado.

Mientras ella descansaba, Emir no podía dejar de observar la belleza de la mujer que tenía a su lado. Era tan perfecta, pensaba él, mientras recorría con la mirada el cuerpo de Diana. Pudo observar que ella tenía una marca justo en su espalda baja, y un recuerdo le vino a la mente, dejándolo aturdido.

POV

— Eres hermosa, Ana. — fueron las palabras de Emir después de hacer el amor con Ana.

— No mientas, sé que no soy tan bonita como las mujeres con las que estás acostumbrado a salir. — respondió Ana mostrándose insegura.

— No vuelvas a decir eso, tú eres perfecta. — elogió Emir a Ana con sinceridad.

— Está bien, te creeré. Es hora de irnos; sabes que no podemos pasar la noche fuera. — comentó Ana con tristeza. Ella quería que todos supieran de su relación, pero también sabía que el padre de Emir no lo permitiría.

Ana se puso de pie envuelta en una sábana, cosa que a Emir le pareció gracioso, pues ya la había visto sin ropa en varias ocasiones. Con eso en mente, Emir se sentó en la cama y le pidió a Ana que se quitara la sábana, ya que quería apreciar su cuerpo una vez más.

— No, me da pena. Mejor me voy a vestir. — respondió Ana sonrojada.

— Vamos, mi amor, compláceme. — pidió Emir con una sonrisa.

A Ana no le quedó de otra que hacerlo, pero para que él no viera su rostro sonrojado, Ana se dio la vuelta y Emir solo pudo apreciar la parte trasera de Ana. La marca de Ana siempre le había llamado la atención; según ella era una marca de nacimiento que alguien de su familia tenía. Fue lo que le dijo Aída, su madre.

— Esa marca túya es muy sexy. — comentó Emir con una sonrisa.

— Esa cosa es horrible; tiene forma de vampiro o qué sé yo. — respondió Ana seriamente.

— Pues yo la veo como una hermosa mariposa. — dijo Emir atrayendo a Ana de nuevo a la cama.

Fin del recuerdo

Mirando la marca de Diana Emir se quedó sorprendido, "acaso era posible que Diana fuera familiar de Ana", él estaba aturdido por aquel descubrimiento. Entonces recordó las palabras de Alejandro "ella es malvada y no descansará hasta obtener todo lo tuyo", "acaso Diana estaba aquí para adueñarse de las empresas Figueroa o simplemente quería recuperar las empresas de la familia duran". Emir se levantó de la cama rápidamente y se fue al baño, mirándose en el espejo se sintió el más imbécil de todos, esa mujer que yacía en su cama solo lo estaba utilizando para quitarle lo que era de Ana, eso no podía permitirlo.

Con esa idea en mente, Emir salió del baño con los ojos rojos de ira y queriendo acabar con Diana, pero al verla dormida tan plácidamente, pensó mejor las cosas y tomo la decisión de seguir disfrutando de ella y dejándola a ver hasta dónde era capaz de llegar.

— Hola. — dijo Diana aún somnolienta viendo a Emir sentado en el sillón.

— Pensé en que dormirias toda la noche. — respondió él con frialdad.

— Y es tarde y me tengo que ir. — respondió Diana levantándose de la cama.

Emir también se puso de pie y empujó a Diana de nuevo a la cama.

— No te irás, está noche la pasaremos juntos. — ordeno Emir.

Diana notó el cambio en él, así que lo empujó con todas sus fuerzas logrando alejarlo. Poniéndose de pie, ella intentó huir, solo que Emir fue mucho más ágil y la acorraló contra la pared. Empezó a besarla bruscamente, intentando ir más allá. Diana hizo uso de sus habilidades de defensa contra él, dejándolo incapacitado y dándole tiempo a ella de escapar. Con su ropa en la mano, entró al baño y cerró la puerta con seguro.

Se vio en el espejo y notó las marcas que el hombre le había hecho en el cuello. Estaba tan molesta que empezó a vestirse, fue entonces cuando recordó su marca de nacimiento. "¿Cómo pude pasar por alto eso?", se preguntó. Ahora entendía lo que estaba pasando. Seguramente Emir se dio cuenta de este detalle. La interrogante ahora era qué estaba pensando él, qué pasaba por la mente de Emir.

Con eso en mente, Diana salió del baño hecha una furia y se encontró con un Emir despeinado y sentado en la cama, con los dedos de sus manos enredados en su cabello.