La Guerrera Del Aire

NARRADOR

Mientras que en el palacio, Nigel, Caelus y los demás luchaban por mantener a Rakia con vida, Aura llegaba a la mansión Rivotra, en donde sus habitantes ya eran subidos a los distintos carruajes para prisioneros, pero lo que sorprendió a la joven, la cual por su edad aún podía considerarse una niña, fue la gran cantidad de magos del templo que había allí, por lo que se dirigió a quien parecía estar a cargo, para saber qué hacía allí.

- Un placer sacerdote – saludo Aura al hombre, con una ligera reverencia, como señal de respeto - ¿me preguntaba que hacen sus hombres y usted aquí? – le pregunta Aura.

- Hace ya unas semanas el sumo sacerdote ha estado rondando el lugar, puesto que este aseguraba que la gran Águila estaba en riesgo, y no se equivocó – le contó el sacerdote a la joven princesa, quien con las palabras dichas por el sacerdote intuía que el templo tenía la misma sospecha que ella y su hermano, pero sin pruebas tenían las manos atada y solo hasta ahora habían podido actuar.

- Gracias por tomarse el tiempo y hablar conmigo, ahora es mejor que nos concentremos en llevar a estas personas hacia los calabozos del palacio, allí serán interrogados, y me gustaría contar con su ayuda – le dice Aura al hombre.

Aura sabe que es más que necesario que el templo esté involucrado en todo lo relacionado con la gran Águila, puesto que el templo es un gran apoyo para el reino y la gran Águila su máxima autoridad, por lo que dejarlos fuera de un asunto tan delicado relacionado con la que sería su líder por derecho, sería un insulto para el templo, es por eso que la chica pensaba mandar un mensaje al templo una vez que todos los involucrados ya estuvieran en los calabozos, pero el templo se había adelantado a sus planes, pero viendo el lado positivo, con los hombres del templo aquí, ya había un pendiente menos, lo que significaba menos trabajo.

El arresto duro varias horas, puesto que fueron arrestados todos los sirvientes de la casa, así como los guardias de planta de la mansión, los cuales opusieron resistencia, pero lo que verdad alargo el asunto, fueron los duques y su supuesta primogénita, quienes se opusieron a su arresto e incluso intentaron atacar a los guardias reales, y si bien para los guardias no fue difícil someterlos, la familia ducal intentaba escapar a cada momento, y por más que se les bloqueó su magia, vaya que esos tres sabían cómo causar problemas, lo que alargo el traslado hasta altas horas de la madrugada.

Al llegar al palacio, Aura solo quería ir hasta su habitación y dormir al menos unas 12 horas, pero sabía que eso no sería posible, así que tragándose todo su cansancio, ella ordenó a los guardias que encerraran a los prisioneros en los calabozos y con algunos magos detrás de ella la joven se dirigió a ese lugar en donde su padre ya lo esperaba, para comenzar con los interrogatorios.

Así comenzaron con los interrogatorios, pero nadie decía nada, la mayoría negaba las acusaciones, o se acusaban entre sí, incluso la duquesa tuvo el descaro de decir que ella desconocía lo que estaba pasando, culpando de todo a su esposo y a su hija, cada persona quería salvarse y no dudaban en mentir para lograrlo, lo que causaba que cada una de las declaraciones se contradijeran entre sí, además de que eran tantas las personas arrestadas que era muy difícil encontrar a las personas adecuadas para interrogarlas, de seguir así, se tomarían medidas más severas, algo que no sería agradable para nadie, pero sobre todo para Aura, ya que como la autoridad a cargo, ella tendría que llevar a cabo esos interrogatorios más severos, y para la jovencita esto era algo que no quería hacer, y si bien no era la primera vez que se veía obligada a torturar al alguien para obtener información, era algo que no era mucho de su agrado y que la mayoría de las veces que lo hacía le causaban pesadillas, por lo que entre los prisioneros buscaba con desesperación alguien que pudiera sacar a relucir la verdad sin necesidad de torturarlo.

Afortunadamente, la suerte estaba del lado de Aura, puesto que entre los prisioneros, Aura pudo ver a una mujer, que debería tener poco más de 20 años, la chica parecía muy asustada, y nerviosa, y Aura supo que era quien estaba buscando, por lo que le pido a unos de los guardias que llevaran hasta la sala de interrogatorios.

La chica entró a aquella habitación totalmente aterrada, pero a pesar de tener miedo algo en ella sentía que era lo que se merecía, puesto que al llegar a trabajar a aquella mansión vio las crueldades que muchas de las personas que habitaban ese lugar cometían contra una de las señoritas de la casa, pero por miedo a perder su trabajo no dijo, ni hizo nada, y ella estaba segura de que este era su karma.

- Estoy muy segura de que sabes por qué está aquí, de usted depende que esto sea rápido o no – le dice Aura, quien se sienta frente a aquella joven.

Ante las palabras de Aura, la joven comenzó a hablar, a contar todo lo que había visto y oído en aquella casa, y mientras rompía en llanto, la joven contaba arrepentida lo mucho que le dolía no haber hecho nada.

Una vez que la joven se hubo calmado, Aura, con todo su pesar, la mandó de vuelta a los calabozos, pero esta vez en una celda aparte, para evitar que los otros trabajadores de la mansión le hicieran algo al saber que ella había hablado.

- Busquen a la dama de la duquesa, y preparen la verdadera sala de interrogatorios – ordena Aura.

Aquella joven dijo mucha información valiosa, que ayudaría a decidir de una manera más justa la sentencia de todos los involucrados, pero que lo que más llamó la atención de su confesión, fue un nombre, el nombre de la doncella personal de la duquesa, quien al parecer sabía todo de aquella nefasta mujer, quien era la principal causante de los maltratos hacia la gran Águila.

Aquella mujer fue llevada a sala de interrogatorios, donde Aura respiró hondo, e ignorando sus sentimientos, comenzó a hacer su trabajo, y una vez terminó, no dudó en exhibir el cuerpo mutilado de la mujer frente a todos los demás.

- Si no quieren terminar así, les sugiero ser honestos esta vez, puesto que sabremos cuando mientan – les dice Aura quien llega a las celdas cubierta de sangre, causando miedo en todos los presentes.

Así, una vez más, todos fueron interrogados. Esta vez, por miedo, dijeron la verdad, solo la familia ducal no quiso cooperar, pero con los testimonios conseguidos, así como las pruebas que se estaban buscando en la mansión, tenían todo lo necesario como para hacerlos caer.

Los interrogatorios duraron hasta la tarde del día siguiente, y una vez hubo terminado, Aura, junto a su padre, quien fue su mano derecha durante todo el proceso, y llevaron toda la información recopilada a su madre.