Monserrat Hernández es una respetada abogada defensora⚖️. Una tarde como cualquiera otra recibe una carta amenazante📃, las palabras la aterraron; opción 1: observar como muere las personas a su alrededor☠️, opción 2: suicidate.☠️
¿Que tipo de persona quiere dañar a Monserrat con esta clara amenaza mortal?✉️.
Descubre el misterio en este emocionante thriller de suspense😨😈
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(CAPITULO 2) EL MISTERIO DE LA CARTA ANÓNIMA
Monserrat se sentó en su silla de cuero negro, detrás de su escritorio de madera oscura, con la carta anónima en sus manos. El sobre blanco y simple parecía inocuo, pero la ausencia de remitente y dirección la hacía sentir una mezcla de curiosidad y ansiedad.
La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por el tic-tac del reloj de pared y el suave zumbido del aire acondicionado. La luz del sol que entraba por la ventana se reflejaba en el cristal de su escritorio, creando un brillo suave que parecía bailar sobre la superficie.
Monserrat miró alrededor de su despacho, como si buscara alguna pista o explicación. Las estanterías llenas de libros de derecho y documentos legales parecían inertes, como si no tuvieran secretos que revelar. La computadora en el rincón de la habitación estaba apagada, su pantalla negra como un espejo que no reflejaba nada.
Con dedos temblorosos, Monserrat comenzó a abrir el sobre. El papel crujía suavemente mientras ella lo desdoblaba. La carta interior estaba escrita en una letra desconocida, con tinta negra y precisa.
Monserrat se inclinó hacia adelante, su corazón latiendo más rápido. ¿Qué podría contener la carta? ¿Una amenaza? ¿Un secreto? ¿Una revelación?
La habitación parecía cerrarse sobre ella, como si el mundo exterior se hubiera detenido. Solo existía la carta, su contenido y la ansiedad que la consumía.
Con un suspiro profundo, Monserrat comenzó a leer.
"Hola querida abogada defensora Monserrat Hernández", comenzaba la carta. "Has tenido un trayecto maravilloso en el ámbito legal que abarca como lo es ser una abogada, pero sabemos que en este mundo normalmente los abogados o abogadas defensoras cuando terminan ganando un caso en su mayoría, si no es que en todos, resulta que la persona que están defendiendo resulta ser culpable de lo que se le está acusando."
Monserrat sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras leía las acusaciones.
"Yo pertenezco a un momento de su pasado, querida abogada, un momento en el que usted recién entraba en este ámbito, en este mundo ,se quería devorar al mundo con lo que creía usted que había conseguido en las universidades, pero su inexperiencia y su estupidez hicieron que cometiera un error grave, error horrendo, algo que para mí lo es todo."
La carta continuaba, revelando un conocimiento detallado de la vida de Monserrat.
"Conozco sus horarios, conozco su rutina, sé dónde vive, cómo podrá darse cuenta, dónde trabaja, a qué horas va al almuerzo, y a qué lugares suele ir recurrentemente, a la hora que despierta, a la hora que va a dormir en la noche, a la hora que sale en la mañana para ir rumbo a donde se encuentra ahora mismo a este bufete, o en la noche que se dirige a su casa, o tal vez el fin de semana cuando va con su amiga, la que por cierto, hoy habló con ella en la mañana."
Monserrat se sintió vulnerable y expuesta.
"Usted cometió un error grave que merece la muerte, yo fácilmente podría acecharla, acercarme a usted de una manera sigilosa y simplemente asesinarla e irme sin más, porque gracias a mis grandes dotes y a mi experiencia podría hacerla desaparecer de este mundo sin ningún problema, y yo seguiría con mi vida, pero esto no sería satisfactorio para mí."
La carta revelaba un odio profundo hacia Monserrat.
"Usted defendió a un cliente que merecía el corredor de la muerte, y logró dejarlo libre, dejando libre a un asesino, ese asesino acabó con la vida de alguien muy preciado para mí. Y simplemente quiero que usted pague por eso, pero sería muy fácil simplemente asesinarla, como le comenté."
La carta concluía con una amenaza clara.
"Quiero que juegue un juego conmigo, señora Hernández, un juego que involucra la muerte, no es ese el destino de todos, el morir. Tendra 7 días para que logre averiguar y entender quién soy yo. Si usted logra llegar a mi lado, tocar la puerta de mi casa, entenderé que ganó el juego y la dejaré ir, la dejaré sin más, claro, yo voy a desaparecer como lo hago siempre, después de que usted sepa quién soy."
Monserrat sintió que su mundo se derrumbaba.
"Pero si después de los 7 días, usted no logra llegar a mí, tendrá dos opciones, querida abogada, opción 1, cada día que usted viva, una persona cercana a usted será destruida, podría ser un familiar lejano, tal vez cercano, una amistad, algún colega, algún cliente, no lo sé, y con destruir me refiero psicológicamente, financieramente, con la muerte, tal vez hay muchas maneras de destruir a una persona."
La carta continuaba, ofreciendo una opción aún más aterradora.
"O bien puede tomar la opción número dos, suicídese, señora Hernández, subase a un puente y tírese, forme un nudo en una horca y cuelguese a sí misma, o tome una pastilla, o beba veneno, o simplemente tome su Magnum 357 que se encuentra en su escritorio en uno de sus cajones y haga un tiro ahí mismo y acabe con todo esto.
"Y como muestra de mi seriedad, le hago una advertencia y le extiendo una prueba. La advertencia es que si usted se acerca a la policía y yo me logro enterar que de hecho eso sería muy fácil para mí, acabaré con las mismas personas que ella le comenté.
"Y como prueba de ello, en esta segunda hoja que viene en el sobre, hay una lista de 20 individuos que pertenecen a su alrededor, a su vida social, familiares, amigos, colegas, cualquier tipo de personas. Una de ellas ya pagó el precio de ser destruida, como le comenté.
"Tome una decisión, señora Hernández. Podría jugar mi juego o simplemente tomar su Magnum 357 y hacer un tiro ahí mismo y acabar con todo esto. Pero apresúrese, que 7 días se van volando.
Monserrat sintió que su mundo se derrumbaba. ¿Quién era el autor de la carta? ¿Qué quería de ella? ¿Y qué había pasado con esa persona que ya había pagado el precio?
La segunda hoja del sobre contenía la lista de 20 nombres. Monserrat los reconoció, eran personas cercanas a ella. Se sintió aterrorizada.
¿Qué haría Monserrat? ¿Jugaría el juego o buscaría ayuda? ¿Y qué pasaría con las personas que amaba?
El reloj en la pared parecía tictaclear más rápido que nunca. Los 7 días comenzaban ahora.