– ¡ESE NO ES MI HIJO!.
Eso fue lo último que Jake le dijo a Natasha, su esposa. Así la hecho de la mansión y de su vida, estando embarazada de su bebé, haciéndole caso a las malas lenguas que decían que lo había engañado.
Pero la vida le jugaría una doble jugada y literalmente doble.
Natasha decidió irse al campo a iniciar una vida nueva, criando sola a sus dos hijos Adler y Nicole, mellizos. Muchos años más tarde, a la mansión vecina a su granja se muda Jake con su nueva mujer e hijo de la misma edad que los suyos.
Intentará luchar por su perdón pero... ¿Que pasará cuando el corazón de Natasha se vea invadido por otro hombre?.
Oliver, un hijo ilegítimo del padre de Jake, un guapo hombre que creo su propio y exitoso negocio con el cual se hizo conocido además de ser llamado "El Vassil ilegítimo".
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Capítulo 16: *Cinco meses...*
• CINCO MESES DESPUÉS •
OLIVER
La playa se ve tan linda, aunque está nublando y hay un poco de viento sigue siendo hermosa, solitaria ya que no hay gente. Natasha suelta mí mano y camina hacia el agua quitándose los zapatos. Me sonríe mientras se adelanta.
Mete sus pies al agua y suelta un suspiro.
– Que linda que está –dice.
Rodeo su cintura con mis manos, besando su cuello haciendo que suelte una risita.
– No tan linda como tu, mí amor –le digo al oído–. ¿No está fría?
– Está bien, amor –me abraza–. Aunque lo estuviera tu me mantienes caliente.
– Es mí trabajo, mí vida –le pongo un abrigo–. Para asegurarse de que no te enfermes.
– Gracias –se gira hacia mí y sonríe–. Por todo, te amo.
– Yo también te amo –le sonrío–. Y quiero hacerlo para siempre.
Meto mí mano en mí bolsillo, ella sigue mí movimiento, me mira sorprendida y con una sonrisa. Saco un cajita blanca de terciopelo.
– ¿Es en cerio? –me pregunta emocionada.
– Si, es en cerio –abro la cajita–. Natasha Lawrence. ¿Te casarías conmigo?
Ella se ríe alegre con lágrimas en los ojos.
– Oliver Ferrari –me dice sonriente–. Claro que quiero casarme contigo.
Saco el anillo de su cajita con las manos temblorosas y le pongo el anillo de copo de nieve. Ella me mira y me sonríe, salta a mis brazos y yo la giro en el aire riendo.
– ¡Te amo, Oliver! –me dice–. Te amo demasiado.
– Yo también te amo, Natasha –le digo–. Te amo tanto que no puedo explicarlo.
– Estoy temblando –me muestra sus manos–. Estoy nerviosa.
– No tienes porque... A menos que no quieras casarte –le digo.
– ¡NO!. Claro que quiero casarme –me sonríe–. Es lo que más quiero.
...****************...
NATASHA
¡VOY A CASARME! ¡Me voy a casar con el amor de mí vida!. Tiemblo como hoja hasta que regresamos a la cabaña donde nos estamos quedando estás vacaciones.
Entramos y nos sentamos frente a la chimenea, él me abraza tiernamente y me besa la cabeza.
– Bueno iré a darme un baño –me dice.
– ¿Ya?. Quédate conmigo un ratito más –le digo–. ¿Por favor?
– Si me baño ahora no tardaré mucho después –me da un beso–. Enseguida vuelvo.
Se levanta y se va a la habitación. Yo me quedo horneando algo para comer, luego de unos minutos apagó el horno y voy a la habitación, al entrar veo a Oliver saliendo de bañarse, con una toalla en su cintura y con otra seca su cabello.
– Guauuu... –digo–. Señor Ferrari, que bueno que está.
– Muchas gracias, futura señora Ferrari –se acerca a mí–. Pero no me mire así. Se lo suplico.
– ¿Por qué no puedo mirar a mí futuro esposo así? ¿Eh? –me acerco aún más a él.
– Porque sino haré una locura –me advierte–. Así que...
– ¿Una locura? –pregunto picarona–. ¿Cómo la que cometiste ayer?
– Si, pero quiero esperar a la noche de bodas –dice guiñando un ojo–. No quiero cometer una locura
– No, no... Tu no harás nada –digo.
Me acerco aún más a él y paso mis manos por su pelo, pegando mí frente a la suya, él sonríe mientras las bajo por sus músculos. Entonces lo empujó a la cama y me tiró sobre él.
– La locura... –acerco mí rostro al suyo–. La voy a cometer yo, querido futuro esposo.
– Estás juguetona por lo que veo. ¿Eh? –me pregunta picaron.
Toma mis caderas y me empuja contra la cama, se coloca entre mis piernas apretando mí cintura con sus grandes manos.
– Si, estoy muy juguetona –le digo–. ¿Quiere jugar conmigo, señor Ferrari?
Empieza a desvestirme con ganas, yo desató la toalla de su cintura y subo mis manos por su torso, desde que probé su cuerpo hace meses me quedé prendida de él, su aroma ese perfume natural que desprende.
Besa mí cuello a sensualmente donde deja mordidas, de mí boca salen jadeos suplicantes. Tras unos pocos movimientos muy expertos me desnuda. Baja su boca por mí cuello, mí pecho dónde se entretiene torturandome y sigue bajando por mí abdomen.
Vuelve a mis labios y sin ceremonias invade mí cuerpo haciendo que me arquee de placer. Enredo mis piernas a sus caderas, siguiente sus fuertes y poderosos movimientos.
Finalmente terminamos agotados uno al lado del otro.
– Tenemos que darle la noticia a los chicos –me dice–. Ojalá no les moleste.
– Lo dudo, ellos te quieren mucho –le sonrío tranquilizadora–. Les encantará la noticia.
– Te amo, Natasha –me dice–. Futura señora Ferrari.
– Yo también te amo, señor futuro esposo –le respondo.
Se levanta un poco para besarme pasando su mano por mí cadera.
porque es el que compro la mención, hay no se. ya me hice bolas
y es genial ahorita ya son 14 años de casados y nos sentimos felices de amarnos más cada día 🥰😍