En un mundo donde las jerarquías de alfas, omegas y betas determinan el destino de cada individuo, Hwan, un omega atrapado en un torbellino de enfermedad y sufrimiento, se enfrenta a la dura realidad de su existencia. Tras un diagnóstico devastador, su vida se convierte en una lucha constante por sobrevivir mientras su esposo, Sung-min, y su hija, Soo-min, enfrentan el dolor y la incertidumbre que su condición acarrea.
A medida que los años avanzan, Hwan cae en un profundo coma, dejando a su familia en un limbo de angustia. A pesar de los desafíos, Sung-min no se rinde, buscando incansablemente nuevas esperanzas y tratamientos en el extranjero. Sin embargo, la vida tiene planes oscuros, y la familia deberá enfrentar pérdidas irreparables que pondrán a prueba el amor que se tienen.
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Memorias
En el esplendor de una jaula dorada, rodeado de banquetes exquisitos y lujos infinitos, el pajarito herido no dejaba de sangrar, sus tristes garras arrastrándose por el frío metal mientras el mundo afuera seguía su curso implacable.
Memories and Deceptions
Desde afuera, la familia Lee parecía perfecta: amigable, amorosa y exitosa, una familia viviendo en las nubes de lo que se llamaria amor. Pero detrás de la fachada de su lujosa casa, se escondía una verdad sombría y dolorosa.
Los padres de Ryu, renombrados empresarios en el sector médico, dueños de farmacéuticas y hospitales, habían alcanzado el éxito más grande antes de decidir tener hijos. "Si ustedes dos tienen un hijo, será el mejor alfa," les decían sus subordinados. "Con su belleza, inteligencia y genes dominantes, será el heredero perfecto para llevar su negocio a la eternidad." Este elogio llenó de orgullo a sus padres, quienes comenzaron un plan meticuloso para concebir al hijo perfecto.
Gastaron fortunas en tratamientos y medicinas, pero ningún embarazo superaba la tercera semana. La esperanza se desvanecía con cada intento fallido, hasta que un otoño, las noticias trajeron un rayo de esperanza: estaban embarazados y el feto había pasado las 13 semanas. De repente, sus sueños de perfección renacieron. El padre omega dejó su trabajo para cuidarse, y el alfa no paraba de presumir que pronto tendría a su hijo en brazos. Parecía que su deseo más anhelado finalmente se haría realidad.
Pero el destino tenía otros planes. El 7 de marzo, una tormenta se desató mientras el hospital se sumía en el caos. En medio de la oscuridad y el pánico, el padre corrió a la sala de recién nacidos, chocando con las cunas y desordenando las identificaciones de los bebés. Sin preocuparse por el desorden o por los otros bebés, solo tomó a Ryu y corrió hacia la habitación de su omega, quien se debatía entre la vida y la muerte.
A la mañana siguiente, la calma llegó con una cruel revelación: el omega nunca podría tener más hijos debido a complicaciones post parto. El corazón del omega se rompió, pero el consuelo de tener a su único hijo, Ryu, lo sostuvo.
Ryu creció con una belleza irreal: ojos azul cielo, cabello negro como la noche y piel blanca como la nieve. Sus primeras palabras llegaron antes de los diez meses, alimentando el orgullo y las expectativas desmedidas de sus padres. A los dos años, comenzó clases de piano; a los cuatro, boxeo; y a los seis, idiomas.
Vivía rodeado de lujos, con todo lo mejor a su disposición, excepto la presencia y el cariño de sus padres. Celebraba cumpleaños y días importantes en la soledad de su lujosa habitación.
Aunque soportaba la ausencia, sabía que si no cumplía con las expectativas, sería castigado con aislamiento. Esto lo impulsaba a ser el mejor, pero el destino, implacable, tenía otros planes para él.
Una jaula de oro, las comidas más finas, mientras el pájaro no paraba de sangrar...
En el interior de la jaula, un pequeño pájaro de plumaje brillante y colorido yace en una esquina, sus alas extendidas, pero temblando de dolor. Su plumaje está manchado de rojo, y gotas de sangre caen lentamente sobre el suelo dorado.
me encanta la escritura....