_Princesa, llegó la hora de que vuelvas a tu hogar, es allí en dónde me encargaré de mostrarte la verdad.
_Eras tú el que estabas ese día allí. Jamás podría olvidarlo. No olvidaría jamás la voz del sujeto que juró quitarme la vida.
Me llamo Alice o al menos así me conocen los mundanos y mi historia no es cómo la de cualquier otra chica, un misterioso secreto y una terrible promesa me llevarán a desenterrar los secretos escondidos de mi verdadera sangre. Los oscuros deseos, la codicia, la ira y la pasión serán los encargados de llevarme por el camino de mi verdadera identidad.
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Capitulo 17: Adiós parte 2
_Este es mi último mensaje para tí -esas palabras fueron las únicas que quedaron grabadas en mi mente, no lograba entender nada más de lo que salía de su boca. Era cómo si al pronunciar esas palabras, hubiera silenciando al resto-.
Con mi corazón sangrando y el alma hecha polvo, aceptaba así la idea de no verlo nunca más. Ya no estaba dispuesta a mendigar por su amor o lo que sea que viniera de él. El olvidarlo será difícil y cargar con el recuerdo de lo que alguna vez fuimos será mi castigo, un castigo con el que estoy segura de que solamente yo cargaré.
Dicen que los dioses nos observan y juzgan conforme nuestras acciones. Tal vez mis acciones de hace dos años atrás o incluso las acciones de otra vida son las causantes de este castigo. Pero eso ya no importa, ya que el hombre a quién mi corazón ama me deja, una ves más…
_¿Entiendes lo que digo? -su pregunta me hizo volver. Su mirada parecía ocultar algo-.
_Teniente, ya puede retirarse. -ya no podía seguir teniéndolo cerca, acepté con toda mis fuerzas que ya no lo necesitaba en mi vida- si eso fue todo, ya no hay razones para que siga en mi habitación.
_Mi última tarea aquí era avisarte sobre la llegada de los príncipes, debes tener cuidado princesa. -con el ceño fruncido y su mirada ocultando mil secretos, él intenta acercarte a mí, por lo que dando un paso hacia atras me alejo-.
_Noce porque dices eso, pero si eso fue todo ya puede retirarse, queda libre de toda responsabilidad hacía mí, pero antes sólo le pediré un último favor Teniente. -aun en contra de lo que quería mi corazón, lo dije-.
_Dime, ¿que necesitas Zharthis? -el no haber dejado que se me acerque pareció sorprenderle-.
_No te vuelvas a cruzar en mi camino, en esta vida y en las que siguen, ya no deseo verte. Y si por alguna razón nos volvemos a ver, no te vuelvas a dirigir a mí de ninguna manera posible, además… -en ese momento él me interrumpe-.
_¿Porqué me estás diciendo esto?, sabes que esto no tiene sentido. Esto que dices no es necesario, yo ya conozco mi lugar. Deja de actuar cómo una niñita y ten cuidado con los príncipes. -el sonríe cómo burlándose por un momento de lo que yo acababa de decir-.
_Tenga cuidado de cómo se dirige a mí, tampoco me vuelva a interrumpir y obedezca la orden que le estoy dando Teniente. -sentía mi corazón a punto de explotar, latía tan fuerte que se me hacía difícil respirar y una poderosa llama crecía en mi interior-.
En ese momento su mirada cambió, fue cómo si mis palabras le estuvieran haciendo gracia. Él decide acercarse a mi y me toma del brazo, por un momento me veo envuelta en su mirada. Esa mirada que en su momento provocaron mil sensaciones en mi interior, esa mirada que recorrió más de mil veces mi cuerpo, esa mirada que no se apartaba de mi aún cuándo el placer me consumía. Pero todo debe acabar.
_Sé que no deseas esto, pero por tu seguridad y la de todos será cómo tú lo deseas princesa. Si desea que desaparezca, así será. -sus palabras terminaron por desatar lo que crecía en mi interior-.
La ira me consume, siento que el fuego corre por mis venas y no tengo ningún control sobre el. Ya no lo soporto, jamás había pensado que una persona podría ser tan hipócrita y mucho menos una persona a quién quería.
_¿Te atreves a decir que por deseo mío vas a desaparecer de mi vida?, cuándo hace un momento, tú me dijiste que te ibas con los soldados de tu clan. ¡Me diste a entender que no te vería más!. ¡Eres un maldito idiota Simón, Alexander o cómo carajos te llames! ¡Entregarte mi corazón fue lo más estúpido y humillante que he hecho!. Juro por todos los dioses que me arrepiento tanto por haber confiado en tus palabras y en tus estúpidas promesas. No finjas preocuparte ahora por mi seguridad, ¡En lo único que piensas es en ti y en salvar tu estúpida vida! -no podía parar, las palabras brotaban de mi cómo un río-
_Zhartis cálmate, no puedes alterarte ahora y por favor, baja la voz. -en su rostro veía preocupación pero eso no me importaba-.
_Que esto le quede bien en claro Teniente. Para tí, soy Princesa Zharthis y debes dirigirte a mi con respeto y temor, porque juro que no dudaré en usar mi poder en ti. Pero dudo ya que pueda dirigirse a mi, porque le prohibo volver a dirigirme la palabra o siquiera acercarse a mí. Ya no lo quiero ver, desaparezca de mi vida o juro que haré que lo lamentes. -las últimas palabras que dije lo dejaron paralizado, podía sentir tristeza, ira, decepción y dolor brotando en su interior-.
_Jamás creí que iba a escuchar eso de tí, lo siento, de usted. Pero obedeceré sus órdenes princesa y ya no volverá a verme, ni siquiera volverá a saber de mí. Haré todo lo posible para que mi presencia no la vuelva a incomodar. -sus ojos se llenan de lágrimas, a pesar de mostrarse fuerte delante de mí, yo podía ver y sentir todo lo que había en su interior, incluso la confusión en su interior me hacían sentir mal.
_Solo váyase Teniente, haga de cuenta que esto jamás pasó. Evitemos que ocurran tragedias en este día. -ya no lo ocultaba, las lágrimas brotaban sin parar, mientras lo veía salir de mi habitación-.
El dolor me invade, al ver cómo Simón se marcha de la habitación y así mismo de mi vida, me duele. Recuerdo cómo empezó todo, recuerdo la primera mirada, las primeras historias, las bromas, las primeras promesas y luego el primer beso. Todo sigue en mi memoria, creo que esos recuerdos jamás saldrán de mi. Deseo con toda el alma poder olvidarlo así cómo olvidé todo lo que había pasado en aquel accidente de hace dos años.
Le coloco el seguro a la puerta, camino hacia dónde está mi cama y me siento. Pongo mi mano izquierda sobre mi pecho, podía sentir lo fuerte que mi corazón latía. Todo lo que creí que sería eterno se terminó, en un abrir y cerrar de ojos. No podía controlarme, no podía dejar de llorar. Todo lo que viví en secreto con Simón, será mi eterno castigo personal.
Intento olvidar lo de hace un momento e intento recordar lo que Simón mencionó sobre la llegada de los príncipes, noce quienes serán. Pero el nombre de Ashleina, podría jurar que ya lo he escuchado. Tampoco podía entender el porque debería de tener cuidado. Nisiquiera sabía quiénes eran.