Segunda parte de la novela:
Mi Cielo... mi Infierno...
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Capitulo 16
Willow:
Abrí mis ojos viendo directo al espejo, ya estaba lista para este matrimonio, solo me quedaba la resignación de saber que del otro lado me estaban esperando para una recepción donde la felicidad de mi vida se iba acabando poco a poco.
La puerta se abrió, todos los estilistas iban saliendo con la sonrisa en sus labios, nadie preguntaba si es lo que quería, si es lo que ansiaba, para ellos ya habían terminado un trabajo nada más.
Maella: Te ves preciosa.
Willow: La verdad que si.
Mi padre se asomó extendiendo sus brazos, caminaba directo hacia mi, cerré mis ojos con fuerza al sentir ese abrazo de traición, podías sentir que era el peor de las traiciones, ni Judas se atrevió a tanto.
Semion: Me siento orgulloso de poder ser quien entregue a mi hija con un buen hombre.
Asentí con la cabeza, mis ojos se tornaron brillosos, no quería derramar ni una sola lagrima, no les demostraría que me duele que ellos se salgan con la suya, me tomó del brazo cruzando con la de él. Maella se acercó dejando un beso en mi mejilla, solo la miré con tanto desprecio mientras quitaba su labial de mi mejilla.
Maella: todo se va cumplir como estaba establecido.
Empezamos a caminar hacia la salida de mi habitación, los pasos eran con demasiada torpeza, dio un golpe en mi vientre entregando un ramo, lo sostuve casi arrebatándoselo.
Semion: Nos esperan.
Los escalones se me hacían demasiado largas que hasta parecían interminables, las miradas de estas personas que marcaban el camino hacia donde teníamos que pasar eran de la tensión y presión pero solo para mi, para ellos era lo mejor que pudieran ver.
La casa estaba decorada conforme íbamos pasando hasta llegar por la puerta de la sala principal. Deslizaron la puerta dos de los hombres de seguridad, allí estaba Massimo con su traje de novio, se veía elegante y con una presencia que se daba a conocer como el hombre que iba a contraer matrimonio.
(Escuchen- Carol Of the Bells, Lindsey Stirling)
Entreabrí los labios al ver a Massimo que iba caminando por el pasillo del centro, su sonrisa de gloria y triunfo no era nada agradable para mi. Se acercó quedando frente a mi padre.
Semion: Te entrego a mi hija. Llevarás con ella el mejor matrimonio que pudieras tener.
Massimo: Le daré a Willow, el trato que se merece.
Mi padre entregó mi mano hacia él, sentí un fuerte apretón, hasta donde él y yo habíamos quedado hasta ayer para nada era en buenos términos. Levanto gentilmente el velo que me cubría. Se acercó a mi dejando un beso sobre mis labios, cerré los ojos teniendo ganas de quebrarme, pero no… no le daría el gusto a este hombre y nadie que estaba siendo testigo de esta locura. Se apartó abriendo mis ojos.
Massimo: (susurrando) Serás mi mujer día y noche. No se te olvide.
Dejó un beso en cada una de mis mejillas, pasó mi mano bajo la suya empezando a escucharse la música nupcial. Cerré mis ojos dando mis pasos con nervios, uno tras uno sin rumbo alguno. Las personas empezaban aplaudir por nuestra entrada como si fuéramos la pareja perfecta que de perfecta ni el maquillaje, ni el peinado, ni el vestido ni nada que había en este lugar para mi era perfecto.
Levanté la mirada hacia el cielo, viendo como las nubes empezaban a moverse demasiado rápido.
Willow: Creo que lloverá.
Massimo: aun así nos casaremos.
Llegamos frente al altar que estaba preparado en este hermoso jardín, todas las rosas en color rosado, como si fuera lo que quisiera en mi boda. Quería gritar, quería salir corriendo pero a la primera que lo hiciera, estas personas me traerían de las greñas.
Cura: Estamos frente a nuestro Dios para ser testigos de un matrimonio donde el amor y la paz traerá mucha prosperidad.
TRUUUUUUUM!!!!!
Levanté la mirada las nubes se agrupaban de un lado y del otro, los truenos estaban escuchándose cada vez más.
Semion: Levanten la tolba, no quiero que mi hija si llueve se moje.
Rodé los ojos, me sentía sin ganas de seguir en todo esto.
TUN… TUN… TUN… TUN… TUN..
Mi corazón empezaba a latir con más fuerza, bajé la mirada rogando un milagro, solo uno necesitaba, no quería hacer esto…
Cura: ¿Estan por voluntad propia para contraer matrimonio?
Massimo: Si.
Tragué saliva mirando hacia Massimo, sentí un jalón en mi brazo mirando hacia mi padre y Maella que esperaban una respuesta mía.
Massimo: (willow) No me hagas quedar mal, me estas poniendo en ridículo, contesta o lo lamentarás en la noche de bodas.
Miré hacia el cura que levantó una ceja mirando hacia mi padre que estaba sonriendo, le hizo seña que esperara mi respuesta.
Semion: Los nervios las abruman.
Cura: Hija… ¿estas aquí por tu propia voluntad?
Willow: Si.
El cura hizo seña que tomemos asiento, miraba hacia el frente sintiendo la mirada penetrante de Massimo hacia mí, quizá esto no se pueda impedir y sea la esposa de Massimo, pero mis sentimientos y mi corazón nunca le iban a pertenecer, por el contrario, haría una vida tan miserable que él sería quien se va arrepentir por el resto de sus días.
Empezaba hablar de la unión de dos personas que se querían mutuamente, claro que no era nuestro caso, aquí solo estábamos para un trato y mi padre y creo que muchos lo sabían. Así que no me podían pedir que sea la mujer más feliz y complaciente que pueda existir.
Rodé los ojos al escuchar cada palabra que no era manera de decir que nosotros sentíamos amor mutuo, por el contrario, estaba sintiéndome amenazada en dar este paso.
Cura: Es muy bonito cuando el amor existe. Así que demos paso a los signos más importantes de este matrimonio. Todos de pie que seremos testigos de esos votos matrimoniales que todos queremos saber.
Me puse de pie dejando el ramo sobre la silla, Massimo hasta se las daba de muy caballero ayudando a ponerme de pie y acomodando el vestido.
Cura: Señor Massimo Corneolli ¿Acepta a las señorita Willow Zanetti como su esposa? En las buenas y en las malas, en la salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe.
Sonrió tomando la argolla donde Maella me miraba con esa sonrisa llena de maldad y felicidad a la vez, me miró fijamente..
Massimo: Si acepto a Willow Zanetti como esposa.
Metió la argolla en mi dedo anular, así como se acercó dejando un beso sobre mi mano, cerré los ojos mirando hacia el cura.
Massimo: Así como la tomo como esposa y futura madre para mis hijos, me comprometo a apoyarte y nunca dejarte caer. Prometo siempre ser fiel a nuestros sueños, y hacer todo lo necesario para hacerte feliz. Prometo aceptarte tal y como eres, respetarte como igual y apoyarte en todas tus metas. Prometo ser paciente, cariñoso y fiel. Prometo ser el esposo que mereces y deseas. Me comprometo a aceptar nuestras similitudes, pero, sobre todo, a amar nuestras diferencias. Prometo formar una familia a tu lado y amar a la tuya como si fuera la mía. Prometo compartir mi vida, nuestros sueños, risas y lágrimas. Caminar siempre a tu lado como tu esposo, tu amigo y tu fiel amante. Prometo respetarte y honrarte con el pensamiento y el corazón. Prometo estar siempre a tu lado, para construir la vida que hemos planeado juntos. Prometo trabajar para que nuestro amor crezca y se fortalezca con cada uno los días de nuestro matrimonio. Prometo que desde este día, no caminarás sola. Haz de mi corazón tu refugio y de mis brazos tu hogar. Prometo escucharte y valorar tu opinión y consejo, como la persona que me ha ayudado a triunfar sobre la adversidad y como mi mejor amigo.
Me miraba humedeciendo sus labios, tragué saliva sintiendo algo que por nadie había logrado sentir y era una repulsión ante esas palabras y promesas llenas de mentiras.
Cura: Señorita Willow Zanetti ¿aceptas como esposo al señor Massimo Corneolli como esposo? En las buenas y en las malas, en la salud y enfermedad hasta que la muerte los separe.
Miré hacia la argolla sosteniendo, la miré fijamente, un fuerte punzada sentí en mi corazón, si decía no, sería un caos, mi padre podría forzarme y acabar con mi vida….
TRRUUUUUUUUM!!! CRAAAASHHHHH!!!
Cerré mis ojos al escuchar el poderoso trueno que azotaba el cielo, mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas, empezaron a caer una por una deslizándose por mis mejillas, levanté la mirada hacia Massimo sosteniendo su dedo anular, empecé a poner la argolla, le sonreí rindiéndome en esta batalla.
Willow: Si acepto. Pero te digo Massimo que e da gusto que me destrozaste, que me hiciste pedazos, que me dejaste hecha trizas en un rincón, que gracias a ti aprendí que la lluvia es la única manera de reverdecerse (empezaba a llover con fuertes ráfagas de viento), y yo soy una tormenta jodidamente preciosa. Y lo hice, un día me levanté, cansada de que me doliera el pecho y empecé a coserme parte por parte, mis pétalos volvieron uno a uno, la primavera se posó en mi sonrisa y los pajaritos regresaron para cantar en las dulces notas de mi risa. Me da gusto que fuiste tan maldito que me has dejado en el fondo del abismo, que no me quedó de otra en la oscuridad mas que brillar como una jodida estrella, y comenzar a bailar, hasta olvidarme de las tristezas y de la soledad. Me pondré más guapa, tan guapa que recordaré que era tanto valiente, como guerrera y gitana, una completa mujer andando, entonces se miraré al espejo y todas las luces rotas volvieran a encenderse. Me has perdido, no supiste manejar una galaxia por perseguir estrellas fugaces, por eso me da gusto que me tendrás que abandonar tan pronto, que te irás sin más, que saldrás corriendo como un cobarde, que te darás cuenta que Soy demasiada mujer para ti, por eso me soltarás… Amén.
Pasé mi atención al cura soltando la mano de Massimo, no se lograba escuchar más que las gotas de lluvia que eran como pequeños soldados que marchaban dejando huella en cada gota que caía. Mi padre y Maella tragaron saliva negando con la cabeza. ¿Qué esperaban? Que me quedaría con cosas que no puedo tolerar. La advertencia ya está dada y no pensaba en cambiar de parecer ante nada.
Cura: amm, Los declaro marido y mujer, ante los ojos de Dios han decido formar una matrimonio lleno de amor. Puedes besar a la novia.
Nadie se emocionaba, ¿ahora que era lo que estaba sucediendo? No que querían una boda, aquí se las acababa de dar. Mi padre felicitó a Massimo y Maella se acercó a mi.
Maella: Felicidades ya eres la señora Corneoli. (susurrando) Te va a costar muy caro haber dejado a Massimo en ridículo ante las personas.
Me aparté de ella, mi padre se acercó abrazándome, ya estaba casada, bien o mal ya tenía Massimo la autoridad y derechos de cualquier esposo.
Un hombre asentó documentos en la mesa vi que era el matrimonio legal. Me acerqué antes que dijera algo el hombre.
Willow: No le quitaremos su tiempo, deme el documento y lo firmaré.
Semion: hija, tenemos que hacer la ceremonia.
Willow: No estoy para querer celebrar nada. ¿Dónde firmo?
Massimo: Me gusta tu desesperación. A firmar el documento.
El juez me entregó un lapicero donde señaló que tenía que firmar, cayó una lagrima sobre el acta, la terminé de firmar dejé el lapicero que enseguida lo sostuvo Massimo, empezaba a firmar, reposé una mano en su hombro, su mirada en reojo me demostraba lo molesto que estaba. Me acerqué a él reposando mi cuerpo sobre la mesa.
Massimo: aléjate de mi.
Willow: (susurrando) Manda a todos a la recepción… te dije que seré tu mujer después de la boda.
Entrecerró sus ojos mirándome. Se incorporó dejando en visto que no había firmado el acta. Enrollé mis manos en su cuello quedando de puntillas, sus manos apretaron mi cintura.
Massimo: ¿Para que quieres que los mande?
Willow: (susurrando) quiero ser tu mujer.
Mordí mi labio inferior atrayendo a Massimo hacia mis labios rosaron con los míos sin dejar de mirarme.
Willow: Tengo esa necesidad de mujer. Quiero ser tu mujer. Quiero hacer el amor. Después podemos ir a la recepción.
Asintió juntando sus labios con los míos, se apartó mordiendo mi labio inferior.
Semion: Tenemos una recepción.
Massimo: Mi esposa y yo luego les alcanzamos.
Semion: quiero muchos nietos.
Mi padre se acercó a mí señalándome con el dedo índice, sonrió atrayéndome hacia él.
Semion: Disfruta tu noche mi amor, sé que aprenderás amar a Massimo.
Sostuve la mano de Massimo, tomando la punta de sus dedos, bajó la mirada levantando lentamente.
Willow: Te espero en la habitación… te tengo una sorpresa.
Massimo: Ve, aquí los despido a todos.
Mordí mi labio inferior, acercándome hacia él, bajé mi mano a la dirección de su miembro apretando un poco, su mano reposó encima de la mía haciendo lo mismo. Cerró los ojos entreabriendo los ojos. Aparté mi mano pasando mi mano sobre su abdomen.
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Willow
Massimo
Semion
Maella
He leído mucho y nu ca me había pasado
Muchas felicidades por esa imaginación.
Y a Maella la haria pagar el doble dia a dia con pequeños cortes pero profundos/Drool//Drool//Drool/