Dea Ashnot
Mi vida habia estado cuidadosamente planeada incluso antes de nacer, el destino estaba escrito para mi, una maldicion y una bendicion, como saber cual escoger, como saber cual era el camino correcto, a que destino me llevaría cada decision que tomara, ellos se llevaban cada parte de mi, haciendome pedazos y volviendome a unir como un rompecabezas.
Eran mi perdición y Mi salvacion, Mi silencio y mis gritos, Mi destino y mi verdad.
Cuando llegara la hora de escoger, a quien escogería?
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Hola mis queridos lectores, esta es la segunda parte de mi novela, La luna sangrada del Rey Alfa, la historia de la hija de Azula y Alec. Espero que la disfruten❤️
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12. Silencio
Pase los siguientes 3 dias estresada por la situación, habia pedido a mis guerreros que vigilaran la frontera y que atraparan a los malditos que estaban haciendo esto, algo me olia a traición, en mi pecho crecia el sentimiento, haciendose cada vez mas verdadero, alguien me estaba traicionando, la pregunta era... Eran los del sur o mi propia gente?... Definitivamente de ellos me lo esperaba y por eso estaba planeando cazarlos con las manos en la masa, mi cabeza gritaba sus nombres, Alfa Sterling, Alfa Grauw, Alfa Stan, Nuevos alfas que habian suplantado a sus padres despues de que habian muerto en mis manos, no tenian el valor de enfrentarme pero podrían hacer que alguien mas hiciera el trabajo sucio, Poniéndome en contra del sur y haciendo que comenzara una guerra, seguian subestimandome, con un chasquido de dedos podia matarlos ahora mismo, pero prefería jugar y regodearme en sus suplicas y sufrimiento cuando llegara el momento.
Estaba en mi oficina cuando muchas voces se escucharon afuera, mi oficina quedaba cerca de la entrada de la mansion asi que alguien habia llegado, todo mi cuerpo se tenso y mi pies tomaron vida propia llevandome hacia alla, camine por el pasillo y llegue a la entrada de la mansion, Hay estaba toda mi familia, y en la entrada estaban ellos, Azuma, Rhys y mi padre Jace, que seguro fue a escoltarlos, todos voltearon hacia a mi y sintieron mi presencia tensandose, bajaron la cabeza de inmediato.
- Buenas tardes Reina.- Hice un sonido con la boca como saludo y segui mirando hacia ellos, sus ojos estaban en los mios, Mi padre me miro con una sonrisa y solto la mano de Azuma caminando hacia mi.
- Hola mi princesa.- El me abrazo y me recoste en su pecho.
- Hola papá.
- Que tal ha estado el dia?
- Ocupado.- me despegue de su abrazo y lo mire a la cara.- Ire a seguir con mi trabajo padre.- El beso mi frente y me di la vuelta saliendo del lugar, cuando llegue a mi oficina volvi a sentarme en mi silla y el silencio se exparcio, no un gruñido, ni un movimiento, ni un ronroneo, nada, no habia nada, se habia callado igual que la ultima vez.
Solte una maldicion y me levante sirviendome un whisky y volvi al trabajó, Intentaba concentrarme lo mas que podia pero extrañamente este maldito silencio me hacia sentir como si estuviera desprotegida, como si estuviera en el medio del campo de batalla y me quitaran mi escudo, era extraño y incluso mas atormentador que los malditos gruñidos que me habian acompañado todo este tiempo, estaba apunto de gritarle, cuando tocaron la puerta y entro mi madre
- hola cariño
- Madre.
- Quería... hacerte una petición.- la mire sospechando de las palabras que saldrían de su boca, parecia nerviosa y era la primera vez en mi vida que veia a mi madre nerviosa, me levante y camine hacia ella tomando sus manos y llevandola hacia el mueble, nos sentamos y la mire tranquila intentando darle fuerzas.
- que paso madre, puedes decirme.
- Bueno sabes que hace tiempo que no tenemos una cena en familia y yo... de verdad lo deseo, deseo tener esa cena en familia y te juro que no es ningúna artimaña para ponerte en una mala posición, simplemente sabes cómo soy con la familia y quiero de verdad deseo tener esa cena en familia y que tu estés ahi.- a mi madre le brillaban los ojos cada vez que hablaba de su familia y esta no era la excepción, me quede en silencio observandola y de repente junto sus manos como si estuviera orando y bajo la cabeza.- Se lo suplico Reina solo por esta vez.
Tome sus manos rapido y las separe.- Que haces madre, no tienes que suplicarme nada por la diosa.- la movi sorprendida de su arrebato y ella se solto de mis manos.
- No es para ti boba, es para el lycan.- una tranquilidad se poso en mi pecho, no queria ver a mi madre tratandome como su reina, no ella, nunca, yo era su hija, su pequeña dea, siempre lo seria por lo menos para ella.- Esta molesta?.- mi madre me miro preocupada.
- No, esta callada.- mi madre abrio los ojos en sorpresa.
- Como?.- solte un suspiro y volvi a tomar sus manos.
- Madre quiero contarte algo, pero prometeme que respetaras mi decision sin importar cual sea.- mi mama me miro con dulzura.
- Yo siempre voy a respetar tu decision cariño.- tome una boconada de aire preparandome para lo que saldria de mis labios.
- Azuma y Rhys son mis compañeros.- la boca de mi madre se abrio en una perfecta O y de repente sonrio.
- Eso es bueno cariño.
- No lo es, no voy a aceptarlos.
- Pero porque cariño, ellos son tus compañeros y.- la mire seria y ella se quedo en silencio.- Esta bien, esta bien, respetare tu decision, tu sabes lo que haces.- Ella se levanto y beso mi frente.- Entonces vendrás a la cena?
- Ahi estare madre.
El resto del dia lo pase inquieta, intentando concentrarme en el trabajo y no pensar demasiado en que estaria en una cena familiar despues de mucho tiempo, las comidas familiares se acabaron al tiempo de que descubrí a mi lycan y ocupe el trono, era insoportable sentarme a su lado mientras mi cabeza no se callaba, mis constantes gritos y peleas con mi Lycan delante de todos ellos que los ponían incomodo, se que podian sentir la rabia que me carcomía por dentro como un volcán en erupción, asi que al tiempo las comidas familiares fueron canceladas, aveces comía con mi madre, padres y hermanos pero eso era solo aveces y solo dias especiales como sus cumpleaños, el equilibrio que habia en mi casa se habia roto gracias a mi y eso en su momento me habia roto el corazon ahora simplemente me importaba una mierda.
Cuando llego la hora de la cena el enlace se abrio y escuche a mi madre.
- Ya es hora de la comida cariño, te estamos esperando.
Espere el gruñido molesto de mi lycan, odiaba que se metieran en mi cabeza sin permiso, pero el gruñido nunca llego, haciéndome soltar una maldicion, bonito dia para dejarme en paz.
por favor deseo leer los capítulos 🙏
por favor he leído que algunos lectores la encontraron,
alguien de ellos la pueden compartir.
autora podrás compartir el link
gracias