*Actualizaré diariamente*
Noah, es un cirujano cardíaco, que vive su vida sin preocupaciones, tomando el sexo como una herramienta para disfrutar en lugar de una muestra de afecto. Es entonces que conoce a alguien que le hace cambiar su forma de ver el amor y la vida.
*Atención, está es una historia "Yaoi" ”Ga1s" si no te gusta este género, por favor, no sigas adelante y no hagas comentarios agresivos sobre este género, gracias ❤️
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Capitulo 12— El juego comenzó
Dylan se dejó llevar por la pasión y besó a Noah con ternura, disfrutando de cada momento juntos. Los besos se volvieron más intensos y apasionados, pero de repente, Noah, al ver nuevamente el collar que Gael le había dado, se separó bruscamente, interrumpiendo el momento mágico de Dylan.
— Lo siento... Realmente no estoy de humor para estas cosas hoy, —dijo Noah con tono serio, levantándose de la silla y mirando a Dylan con determinación—. No te lo tomes tan personal, todo es genial y todo eso... —agregó mientras caminaba hacia la puerta—. Pero creo que mejor lo dejamos para otro momento.
Las palabras de Noah golpearon a Dylan como un balde de agua fría. Se sintió herido y traicionado, ya que había desarrollado sentimientos profundos por Noah y esperaba que su relación fuera más que solo encuentros casuales.
Aún sorprendido y confundido, le dijo, un poco enojado:
— Eres una horrible persona, ¿lo sabías? Sabes cuánto me has gustado todo este tiempo... Y aún así te acuestas con todo el mundo que se te atraviesa... Noah, me gustas un montón... Ya no quiero ser simplemente un juguete con el que juegas para matar el tiempo. ¿Es tan difícil darme una oportunidad para ser algo más para ti?
Noah suspiró, aún con el pomo de la puerta en la mano, mirando fijamente el suelo. Finalmente, se volvió y miró a Dylan.
— Creí que teníamos un acuerdo antes de empezar todo esto. No puedo darte un amor que no tengo. No puedes exigírmelo. Y aparte del sexo, no puedes esperar nada más de nosotros. Si aún estás de acuerdo con eso, disfrútalo, si no, vete. Confío en que entiendes mi posición.
Noah se mantuvo firme en su decisión y rechazó a Dylan, dejando en claro que no estaba dispuesto a comprometerse.
Dylan sintió una mezcla de dolor y rabia.
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El sol brillaba con fuerza en el cielo, iluminando el rostro fatigado de Gael. Su cuerpo le recordaba constantemente la necesidad de tomar la medicina y someterse al trasplante de corazón que tanto temía. Con paso lento, se dirigió hacia un banco en el parque y sacó la medicina de su bolsillo.
— Joder, ya está pasando de nuevo**, —dijo en voz alta mientras sentía que le faltaba el aire—. **Ya necesito tomar la medicina, aún es demasiado pronto...
Mientras se preparaba para tomarla, una hermosa chica se acercó a él con una sonrisa amable. Gael levantó la mirada y notó que la chica le ofrecía una botella de agua fresca. Agradecido, Gael aceptó el gesto y bebió con gratitud, sintiendo el líquido refrescante recorrer su garganta seca.
— ¿Estás bien? No luces muy bien, —la chica se sentó a su lado y, con una mirada compasiva, le preguntó si se encontraba bien.
Gael asintió débilmente.
— Todo está bajo control, ya tomé mi medicina. Estaré bien en un momento.
Después de un momento de silencio, la chica miró a Gael con una sonrisa y le dijo:
— En ese caso... ¿Quieres algo de compañía por ahora? Solo en caso de que necesites ayuda extra.
— Ja, ja, ja. Gracias.
— Me llamo Meche. ¿Eres nuevo? Nunca te había visto por aquí...
— Ah sí... Soy Gael.
Ambos empezaron a mantener una animada conversación. Mientras tanto, Noah, que pasaba casualmente con su moto, se detuvo y se acercó a ellos, aún con el casco puesto. Meche lo vio acercarse y, de alguna manera, se sintió rápidamente intimidada.
— Hola, —dijo Noah sin mucho ánimo.
— Ah... ¿sí? — respondió Meche en voz baja.
— Lamento interrumpirlos, tortolitos, pero se supone que vengo a recoger a ese bajito que está a tu lado.
— Ah... claro...
Noah se acercó a Gael, lo agarró de la mano y lo empezó a llevar casi a rastras hasta la moto.
— Oye, ¿qué pasa contigo? ¡Espera, espera, espera... ¿qué demonios haces? ¡Suéltame! —Gael intentó zafarse, pero de nada sirvió. Noah lo sentó en la moto y le dio un casco.
— Póntelo.
— Eres despreciable, ¿por qué tienes que ser tan rudo todo el tiempo?
— ¿Qué? ¿No estás satisfecho, bajito? Vine hasta acá para recogerte... antes de que decidas colapsar y morir en alguna parte. Pero si realmente necesitas disfrutar seduciendo a mujeres al azar, fácilmente podría devolverte a esa muchacha linda. Tú decides.
— ¡Sí que tienes agallas! Ella solo me estaba acompañando porque vio que no me sentía bien y...
— Cállate. —dijo Noah mientras aceleraba en la moto—. Agárrate. No volveré por ti si te caes, ¿me estás escuchando? —Noah no recibió una respuesta, así que lo miró de reojo—. ¡Agárrate, muchacho ignorante!
Gael no tuvo más remedio que abrazarlo, ya que Noah había acelerado aún más, y realmente sentía que se iba a caer, pues no tenía mucha experiencia en moto.
Luego de llegar al apartamento, Gael le dio la espalda, visiblemente enojado.
— No tienes por qué recogerme, ¿sabes? Soy un adulto, sé cómo hacer las cosas por mí mismo. Y no quisiera desperdiciar tu tan valioso tiempo.
— Yo tampoco quiero desperdiciar mi valioso tiempo trayéndote hasta aquí, pero le hice una promesa a tu hermana de que te iba a cuidar. ¿Qué le diría si algo te pasa cuando no estoy por ahí?
— ¿Qué? ¿Hablaste con Esther? ¿Qué te dijo?
Noah ignoró por completo sus preguntas y caminó hacia un mueble. Se sentó y agarró el contrato que Gael le había entregado.
— Muy bien, hablemos de negocios. De tu contrato, especialmente. Primero lo primero: no haré ningún cambio en la forma en que he estado viviendo hasta ahora. E independientemente de cómo esto afecte a nuestro "jueguecito", tú debes aceptar la cirugía sin excepciones, incluso si yo no estoy a cargo de ella…
Gael lo miró fijamente. Sentía que Noah acababa de ponerlo entre la espada y la pared. No tenía hacia dónde correr. Suspiró profundamente y respondió:
— Bien...
— Bien, con eso concluimos todo. —Luego de agregar esa cláusula al contrato, Noah firmó—. Aquí está la esperanza de que la suerte esté de tu lado, mocoso...
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