Lo que debería ser un simple trabajo arqueológico...termina en un enredo sentimental. Los espíritus del pasado utilizan a los vivos para reparar un daño. Qiang quiere ser perdonado y pide ayuda a Lin a cambio de ayudarlo con revelar la historia. Mei quiere huir de Qiang y se refugia en una extranjera ¿Logrará Qiang obtener el perdón de Mei?
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Qiang
Lin no entiende por qué un hombre como Qiang se empeña en buscar a Mei. Quiere estudiar más el tema. Lo único que tiene de información es que Mei fue secuestrada, y llevada a arrastras hacia nuevas tierras. Mei era comerciante de vasijas, era artesana y vivía de ese trabajo, luego cuando escucho decir a Ana que aquel cuerpo parece haber sufrido mucho. Lin tiene que llegar al final del asunto y liberar a Mei del sufrimiento.
Llegando a casa, tira su saco sobre el sofá, se siente agotado, necesita despejar su mente pero no tiene ganas de cocinar, hace un pedido desde su teléfono.
El arqueólogo disfruta de su comida, prende el televisor y busca una película, intenta despejar su mente, pero empieza a bostezar, sus párpados parecen pesados, lentamente se va quedando dormido y con el televisor. Su mente emprende un viaje en el tiempo
Mei llega a un lugar donde se ven tiendas de campaña. Es una base militar, y la presencia de una mujer alborota las hormonas de los hombres, todos tienen curiosidad de saber quién es, de dónde viene. Uno de ellos se atrevió a tocarla y Qiang entró en pelea.
-“Es mi rehén, es mi servidora. Solo a mi me pertenece, y todo aquel que se atreva a tocarla, será atravesado por mi espada”. – sentenció Qiang.
Mei estaba asustada, escuchar esas palabras de su secuestrador eran aterradores. Después de sentenciar, Qiang baja del caballo, toma del brazo a la joven y la hace caminar hasta su tienda y la tira. Tenía los pies lastimados de tanto caminar sin parar, tenía heridas, estaba cansada, pero Qiang le ordenó de preparar la comida.
No pasó mucho tiempo, hasta que un alto mando militar visitó la tienda de Qiang, simplemente entró.
- Me han informado que has vuelto.
- Si mi general – se arrodilla – he vuelto.
- ¿Quién es esa mujer? – el general señala a Mei – Entonces es cierto que has venido acompañado.
- Es mi rehén.
- ¿Cuándo se ha visto que un soldado tiene una rehén?
- Tuve que traerla, mi general, si la dejaba podría seguirnos y dar información a los Liao y atacarnos.
- Ten cuidado con lo que dices y con lo que haces.
- Sí, mi general.
El general se fue de la carpa, su escolta lo esperaba en las afueras.
El sueño se interrumpe con otro, es sobre la vida de Qiang, siempre ha demostrado ser ambicioso, al jugar con sus amigos, el siempre quería mandar, castigar a los que hacían mal las cosas, siempre se ha sentido superior.
En casa todo era distinto, su padre era autoritario, su madre sufrió mucho murió que el todavía era chico, y su padre lo castigaba con severidad, tuvo otra mujer y con ellas varios hijos. Pero Qiang siempre fue el hijo de la débil, Qiang se frustraba, y liberaba su enojo con el resto, como si ellos tuvieran la culpa de que su padre fuera tan frío.
Qiang creció, pero en vez de prever para sus hermanos menores, abandona su casa, su padre y se refugia en el ejército, como siempre fue tratado con rudeza, el entrenamiento militar fue suave. El problema es que él sigue el ejemplo de su padre y como Mei es joven, tímida y llora; piensa que es igual a su madre y debe ser tratada con dureza.
Qiang ha revelado a Lin su pasado, poco a poco le va revelando la verdad. Ahora Lin tendrá más información que conversar con el sociólogo y con la historiadora.
El arqueólogo se quedó dormido frente al televisor, permanece sobre el sofá toda la noche, sino es hasta que tuvo la necesidad de ir al baño para darse cuenta de lo que había sucedido. Eran las tres de la mañana, apagó el televisor, fue al baño, se podría decir que en ese preciso momento pudo ponerse el pijama y dormir sobre su cama.
Lin volvió a dormir, pero no hubo sueño, todo fue tranquilo, Qiang no quiere revelar más, se limita a dar poca información, dejándole el trabajo de pensar y unir cabos.
La reunión entre el arqueólogo, la historiadora y el sociólogo se lleva a cabo en un café, porque en grupo de tres en una biblioteca no está permitido.
- Le comento – dice Lin – que he pensado en bautizar al guerrero con el nombre de Qiang.
- Me gusta como suena, y como guerrero que es, hace honor a su nombre. – comentó la licenciada Lee.
- Bueno, dado que Qiang es guerrero, debemos considerar que en aquella época, los militares no tenían buen carácter al lidiar con los prisioneros, - comenta el sociólogo - dados los resultados de las pruebas de carbono 14, la fecha de muerte es el año mil cuatro.
- Según los registros históricos, para esa fecha, había rivalidad entre las dinastías Song y Liao. Los kitanos siempre han ganado las batallas. Sus estrategias militares eran mejores.
- Efectivamente – concluye Lin – pero sigue en pie la presencia del estilo kitán pero con arcilla del territorio Song . Sigo con la idea de que entre los prisioneros habían alfareros.
- Es posible - comentó el sociólogo - estuve examinando los diseños y han regalado patrones de conducta que adoptaron los prisioneros.
- De modo que usted apoya la hipótesis del licenciado Kong.
- Una turista latina, comentó que el guerrero le inspira temor, como si en vida ha sido mala persona.
- Licenciado Kong, son solo sensaciones que ha experimentado la turista. Eso no cuenta.
- Se equivoca, licenciada Lee. – comentó el sociólogo – en aquella época, hubieron varios factores de influyen en los jóvenes a formar parte del ejército. Uno, que era obligatorio; dos, puede ser como medio de refugio de la violencia doméstica; tres, por abandono familiar u orfandad.
- Entonces hay tres potenciales factores pero ninguno que justifica que haya Sido mala persona.
- Un niño oprimido en casa por la dura disciplina de parte de su padre y se ha refugiado en el ejército, teniendo en cuenta que la mentalidad de aquella épocas, le gente era rebelde, tenia aspiraciones ambiciosas, quizás descargaba su frustración con los menores a él, o con los débiles, puedo haber desarrollado una prepotente. Es un personaje del que casi no tenemos información.
- Estuve pensando en la persona que hizo las vasijas, tengo varios pedazos en muy buena condición y revelan datos que describen a una persona cruel. – comenta Lin.
- Quiero pruebas, licenciado Kong. – la historiadora es como Santo Tomás, ver para creer.
- Aquí en mi celular tengo las imágenes, son platos y la escritura revela detalles fuertes.
Lin les muestra las fotos tomadas con su teléfono, la licenciada Lee traduce lo que puede los escritos del chino antiguo y se revela un secreto.
- Conozco un poco del chino antiguo, y está escrito con claridad el nombre de un pueblo, los Qiang.
- Por contexto histórico no puede referirse al pueblo Qiang, porque eran contemporáneos con los Han. – precisó Lin.
- Exacto. – dijo el sociólogo - ¿Qué más dice el escrito?
- Cosas feas de la persona. Se podría decir que es despreciable.
- ¡Tenemos oficialmente el nombre del guerrero, es Qiang! – exclama Lin – entonces tenemos información y en realidad si fue mala persona.
- La señorita latina tuvo una buena intuición. – reconoce la historiadora - ¿Será psicóloga?
- Este artefacto es el diario del o de la prisionera.
Lin quería hablar, pero si revela que ha conversado con una extranjera y que se han citado podría tener problemas, por lo que se contuvo. Lo más sensato fue guardar silencio.