Una noche entre los brazos de Nicolás Thompson, cambiará por completo la vida de Anna Brown.
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Cretino.
No sé cuanto tiempo llevamos bailando y mucho menos que tanto hemos bebido, pero estoy feliz, muy feliz, todo me causa risa. Los chicos que han bailado con nosotras toda la noche, nos piden ir a otro lugar donde la rumba sigue hasta que sale el sol.
— Me encantaría, pero hoy salgo de viaje — respondo al castaño que ha sido mi pareja. Mientras tanto, Elena continúa bailando con el rubio.
— Está bien, pero entonces bailemos la última canción. — Empieza a sonar una canción lenta.
— ¿Por qué no? — Le doy mi mano mientras nos dirigimos a la pista de baile, no camino en forma consistente debido al alcohol en mi organismo.
— Porque ya tu esposo está aquí. — Escucho la voz de Nicolás a mis espaldas. Me giro para mirarlo al igual que el castaño.
— Disculpa hermano, la señorita está conmigo — Dice el castaño algo molesto
— Parece que tienes un problema auditivo, es "señora" De hecho es "mi esposa" ¿Necesitas que te lo explique con gráficas? — Le responde Nicolás acercándose cada vez más a él, y no precisamente de manera amistosa. Me interpongo en medio de ambos dándole el frente al castaño.
— Dame un momento y lo soluciono.
— ¿Estás segura? Parece un hombre agresivo. — Dice nuevamente el castaño.
— Sí, lo soy, y es mejor que te largues antes de que lo compruebes. — interviene Nicolás acercándose nuevamente. Su tono de voz es drástico.
— No te preocupes, estaré bien. — Le hablo al castaño al tiempo que empujo un poco a Nicolás hacia la mesa.
— En todo caso estaré cerca.
— Gracias. — Le doy una amable sonrisa y este se va, no sin antes dedicarle una última mirada a Nicolás.
Llegamos a la mesa y ambos nos sentamos.
— ¡¿Qué demonios te pasa?! Eres un cretino, no puedes irrumpir así en mi vida.
— ¿No puedo? Estás dejando mi maldita imagen por el suelo, Has leído los titulares de las últimas noticias, "Nicolás Thompson, evita la boda de su esposa" ¡lo último que falta es que te publiquen manoseado a ese mocoso!
— Eres un idiota.
— Agradece que te salve, no tienes buenos antecedentes ebria.
— No, no los tengo, tienes toda la razón, cometo unas estupideces. Tú eres una de ellas. — Le digo poniéndome de pie para dirigirme a él y con mi dedo índice golpear su pecho, en el proceso fallo y por poco caigo, él se coloca de pie y me sostiene entre sus brazos. Coloca dinero sobre la mesa.
— Es suficiente, no más espectáculos. Nos vamos.
— ¿Eso es parte del pago? ¿Acaso pretendes aprovechar que estoy ebria?
— No suelo tropezar dos veces con la misma piedra, a menos de que tú lo pidas.
— Maldito infeliz.
— Borracha tonta.
— Ni loca voy contigo.
— Ya lo veremos.
— ¿Qué, me vas a cargar o algo así?
— No soy tan cursi. O caminas o ellos se harán cargo — Con su mirada señala a dos de sus hombres.
— Desgraciado, cuanto te odio, ojalá te orine un jodido perro, por infeliz. — Digo en un susurro, al tiempo que sigo sus pasos.
— ¿Sabes que ya quitaron la música y te puedo escuchar?
— Necesito volver por Elena.
— Manda un mensaje, uno de mis hombres la llevará.
— ¿Desde cuándo me das órdenes? - Digo refunfuñando.
— No es personal, así soy.
Llegamos al auto y luego de subir le escribo a Elena.
— Yo: Hola, tuve que irme, me han raptado 🙄
— Elena: Parece que se le ha hecho costumbre 🤣🤣
— Yo: No es gracioso.
— Elena: Pues, para mi sí.
— Yo: Uno de sus hombres te llevará, llámame en cuanto estés en casa.
— Elena: Como órdenes 😉
— Yo: Te quiero 🥰
— Elena: Igual, mañana quiero detalles, si son candentes mejor.
— Yo: 😒
Guardo mi celular.
— ¿Qué haces? - Pregunta Nicolás al verme beber de una botella, tal parece que no se dio cuenta de que la había tomado de la mesa.
— ¿No es obvio?
— No puedes seguir bebiendo así.
— ¿De esta forma? — Tomo otro trago. — ¿Qué no es así como te gusto? Jajajaja — Mi risa va disminuyendo lentamente hasta convertirse en llanto.
— ¿Qué te sucede? — Pregunta mientras sigue conduciendo.
— Esto, es lo que me sucede, querido esposo — Me señaló a mí misma y tomo otro trago, para luego continuar — Un error, un error y todo termina así: Veinte años, una reputación arruinada, el hombre con el que me iba a casar resultó ser un infiel de tiempo completo, mis padres me aborrecen y ya tengo un divorcio encima.
¿No crees que soy muuuuy patética?
— Considero que eres un ser humano.
— Vaya consuelo — Las lágrimas siguen brotando — ¿Tan mala soy que no merezco que alguien me ame e intente protegerme, ni siquiera mis padres?
— No sabia que te sentías así. — Dice en un tono de voz bajo. — Siempre te ves tan fuerte.
— No, no, eso sí que no. Lo último que necesito es lástima de mi exesposo. — Digo tratando de poner una cara regia que no me sale muy bien. Ambos reímos.
— Corrección, aún eres mi esposa.
— Sí, seguro. Es lo que me queda — Digo rodando los ojos y acomodándome en mi asiento para dormir aferrada a la botella.
...***...
Pov. Nicolás.
Maldita sea, no entiendo en qué momento me metí en todo este enredo. Si alguien me dijera que en medio de una borrachera me casaría, solo porque la chica que me gustó en aquel momento me dijo que solo tendría sexo con su esposo, me abría reído en su cara, yo estoy acostumbrado a tener a la mujer que quiera, cuando quiera, ¡puto alcohol!
Flash Back
Me encontraba en Bellagio, uno de los mejores casinos de Las Vegas, reconocido ampliamente por la alta sociedad, es uno de los más lujosos y donde únicamente gente con suficientes recursos económicos para poder costearse este tipo de gustos puede ingresar, las apuestas son por lo alto, las mujeres bellas sobreabundan en este lugar, todas con ropa de diseñador, en su mayoría con retoques hechos por algún buen cirujano. Por lo general van como acompañantes, aunque algunas son grandes jugadoras. Esa noche me reuniría con uno de los socios mayoritarios de aquel sitio, ya que están interesados en adquirir nuevos equipos tecnológicos en el área de la seguridad, una vez finalizamos de ponernos de acuerdo en algunos puntos que hacían falta para finiquitar el negocio, decidí quedarme a jugar un rato, al llegar, una mujer de cabello negro y marcados atributos, se me acerca y se ofrece a acompañarme.
— Yo también estoy sola. - Me dice con una sonrisa coqueta.
— ¿Quién dice que estoy solo? — Pregunto levantando una ceja.
— Pues, a no ser que sea una acompañante fantasma. — Vuelve a sonreír.
— Vamos, ya no me apetece jugar — La tomé de la mano y salimos del casino. Llegamos a un bar en la misma zona y allí empezamos a beber como si el mundo se fuese a acabar. Todo iba bien hasta que a la muy estúpida se le dio por vomitar salpicando mis zapatos Versace esneakers, lo que me faltaba.
- Lo... Lo siento - Dice tratando de articular palabra.
— Tengo que irme.— Ya no me apetece su compañía.
— No lo hagas, puedo mostrarte que la noche puede ser mucho mejor. - Dice colgándose de mi cuello, al parecer trata de seducirme, pero realmente ya no le funciona, no después de vomitar frente a mí. En un movimiento rápido, retiro sus brazos.
— Lo lamento llamé a mi novia y acaba de llegar.
— ¿Quién es?
— La rubia, esa de allí — Dije señalando la única mujer que vi sola en el lugar. A decir verdad parecía fuera de lugar, no se veía como alguien que frecuenta este tipo de lugares.
— ¿No hablarás en serio? — No es el tipo de mujer que buscan los hombres como tú.
— Me tiene sin cuidado lo que pienses, Adiós. — Trató de detenerme, pero fui más rápido que ella, rápidamente me acerqué a la barra donde se encontraba aquella chica.
— ¿Qué hace una niña como tú en un sitio como este?
— ¿Y a ti que diablos te importa? ¡Ya te dije que me dejes en paz! — Al levantar la mirada y encontrarse con mis ojos se sonrojó — Yo, lo siento. Creí que eras aquel hombre de allá, lleva más de dos horas acosanacosándome. — Realmente es hermosa y diferente a las demás, no entendía como una chica de mirada dulce y con la inocencia marcada en cada facción de su rostro se encontraba sola y ebria en un bar en las Vegas.
Personajes complejos y una trama que atrapa.
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