Desde antes de nacer mi cruel destino estaba escrito, soy Lucía Rivas única hija de María de Rivas, desde que mi mamá supo que vendría al mundo me odio, yo le recordaba su tragedia, yo era el fruto de una violación, debido a eso mi vida siempre ha sido un infierno, pero algún día vengare todo mi sufrimiento y ni siquiera mi madre se salvará del infierno que desatare en la tierra...
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Capitulo XVI Viviendo en la mansión Lombardi
El doctor entró a revisar al niño, las enfermeras estuvieron monitoreando los signos vitales de Diego durante toda la noche.
—Buenos días!, señores Lombardi. —Saludo, el doctor.
—Buenos días, doctor. — Respondieron juntos Lucia y Mauricio.
— Como está mi hijo?. — Pregunto Lucia preocupada.
— Diego es un niño fuerte, logro resistir los efectos del veneno y ya está fuera de peligro, lo dejaré unos días más para estar seguros de que todo está bien. El doctor salió de la habitación después de revisar al niño.
Mauricio también salió un momento para decirle a sus padres lo que dijo el doctor, le pidió a su mamá que enviara algo de ropa para él y para Lucia y le pidió a Ana que se fuera a descansar, Ana solo obedeció órdenes y Carolina hizo lo que su hijo le pidió, después de una hora Lucia y Mauricio estaban cambiados de ropa y al lado de su hijo.
— Esto es mi culpa!, debí estar más al pendiente de él. Lucia se sentía muy culpable por lo ocurrido.
No es tu culpa, el único culpable fue quien intentó lastimar a nuestro bebé. Consoló, Mauricio a Lucia.
— Debemos irnos de este país, aquí hay gente que nos quiere lastimar. — Dijo Lucia llorando.
— No permitiré que te vayas, yo te ayudaré a vencer a tus enemigos que ahora son míos, los Ferrer pagarán caro el haber intentado lastimar a nuestro hijo, solo permíteme estar cerca de ustedes dos.
Lucia no respondió ante el pedido de Mauricio pues en ese momento una llamada entro a su móvil, ella la contesto al ver que era de su apartamento.
— Alo...
— Señora, señora ayúdenme, ayuda... Pronto iré por ti, me has hecho viajar muy lejos, ahora dime cómo está tu bastardo, ya murió. Esta última parte dejo a Lucia en schok, la llamada termino, al otro lado ya no se escuchaba nada, rápidamente la chica marco a la policía y los envío a su dirección.
— Que paso amor? Pregunto, Mauricio preocupado.
— Alguien atacó a Ana en el apartamento y esa persona me preguntó si Diego ya había muerto. — Respondió Lucia asustada.
— Los Ferrer han ido muy lejos, los haré pagar. Contesto Mauricio.
— Ellos no fueron!, ellos no están involucrados está vez. — Dijo Lucia con la mirada perdida.
— Entonces quien es?. —Pregunto Mauricio.
— No lo sé, cuando estaba en el extranjero, empecé a recibir mensajes amenazantes, pero nunca supe de quién eran y esa misma persona hablo conmigo hace unos instantes desde mi apartamento. Explico Lucia asustada.
Mauricio la abrazo fuertemente mientras ella lloraba en su pecho, estaba preocupada por Ana, tenía miedo de que le hubieran hecho daño, Mauricio al ver su desesperación envío a sus hombres al apartamento.
— Señor la señora Ana fue trasladada al hospital donde ustedes están tal y como lo ordeno, por otra parte, el apartamento está completamente destruido y en la pared hay un mensaje, ya le envío la foto.
— Mauricio recibió la foto y abrirla vio el mensaje que claramente era para Lucia.
"Eres una pxxxx mosca muerta, me la pagarás"
Era un mensaje amenazante en contra de mi mujer, puse a varios hombres a investigar sobre las personas que entraron y salieron del edificio desde la noche anterior, no era posible que nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando.
Los días pasaron Diego ya estaba mejor, pero Ana estaba en coma, el niño había dado su declaración diciendo que una hermosa mujer le había regalado unos caramelos y que como ella había comido uno él comió el otro, lo malo era que él no recordaba como era la mujer.
Una semana después Lucia estaba en la mansión Lombardi, este era el lugar más seguro para ella y Diego, aunque Carolina no estaba feliz con la idea de que Lucia se quedará en su casa, si estaba feliz al saber que su nieto estaría en la mansión.
— Ahora te veo todos los días, hijo!. — Le dijo Laureano a Mauricio.
— Obviamente, viene a ver a su hijo. — Contesto Carolina.
— Vengo a ver a mi hijo y a mi mujer!. — Dijo mirando a Lucia.
Lucía se sonrojó ante las palabras de Mauricio, esta semana que estuvieron juntos en el hospital hablaron de muchas cosas, aunque no se sinceraron completamente, por lo menos ahora tenían una mejor relación y ya no peleaban por todo.
— Vamos con nuestro hijo. Lucia agarró de la mano a Mauricio para hacer rabiar a su suegra.
Fueron al cuarto de juegos de su hijo y desde la puerta lo vieron jugar, se veía tan feliz, parecía que nada hubiera ocurrido.
— Papi! llegaste!. —Diego corrió a abrazar a su papá.
— Claro que sí hijo, vendré todos los días a verte. — Prometió Mauricio.
— Y si mejor te quedas con nosotros, esta casa es muy grande y aquí podemos vivir todos. Sugirió Diego.
Carolina escuchó su conversación e intervino abruptamente para apoyar a su nieto.
— Estoy de acuerdo con Diego, yo estaré más tranquila si tú estás en esta casa.
Aunque no le gustaba la idea de que Lucia estuviera bajo el mismo techo que su hijo, pero preferiría eso antes de que alguien lo lastimara.
— Está bien hijo, me quedaré en esta casa con ustedes. Acepto, Mauricio a regañadientes.
Él estaba feliz de vivir con Lucia y con Diego, solo que conocía a su madre y estaba seguro de que algo inventaría para fastidiarlos.
Mauricio envió a su chófer por algo de ropa y productos de uso personal, luego subió las escaleras y entró a la habitación de Lucia, ella estaba mirando por la ventana cuando escucho a Mauricio entrar, volvió a darle la espalda y siguió viendo por la ventana, esa era una invitación para que él la abrazara por la espalda.
— Hueles bien!. — Le dijo él oliendo su cuello.
— No juegues con fuego, además si tu mamá sabe que estás aquí se nos arma la tercera guerra mundial. — Dijo Lucia entre risas.
— Te das cuenta de que ya no soy un niño y que desde hace mucho tiempo no le hago caso a mi madre. — Respondió Mauricio pasando su nariz por el cuello de Lucia.
Carolina entro a la habitación de Lucia sin tocar y los encontró sentados a cada uno en una silla hablando casualmente, si hubiera entrado dos minutos antes los habría encontrado en una situación comprometedora.
no me gusta cuando se van haci sin averiguar nada