Elizabeth es una chica de 20 años con sueños y metas que desea cumplir. una mañana al despertar su padre le informa que es una mujer casada y debe irse a vivir con su esposo. Elizabeth no puede creerlo, y así comienza una historia de amor.
¿Puede al final la vida ser justa con ella?
¿Podrá ser realmente feliz?
NovelToon tiene autorización de Lorena Carapia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Dejar claro
Mario se sacudió las manos de Jimena, evitando que la chica cumpliera con su objetivo.
_______ ¿Eres Gay, Mario?
_______ De otra manera, no entiendo por qué me rechazas.
El fuerte olor a alcohol molestó demasiado a Mario.
______ Estás ebria, vete ahora mismo. ______ Dijo Mario, perdiendo toda la paciencia.
Jimena se dejó caer encima del sillón, cruzó sus dos largas piernas, y sonrió descaradamente.
_______ Sé que me deseas tanto como yo a ti.
_______ Lo que no entiendo, por qué no me follas.
Mario se inclinó un poco agarrando con fuerza la barbilla de la chica.
_______ Vete ahora mismo de mi oficina. No quiero follarte. ¡No, me interesas como mujer!
Jimena se sacudió la mano de Mario. El hombre cada vez le gustaba más. Entre más rechazada se sentía, más excitada estaba.
Jimena tambaleándose, se levantó del sofá, y comenzó a soltarse los botones de su camisa.
______ ¡Basta!
Enojado con la actitud de Jimena, Mario agarró el brazo de la chica y la jaló hacia la puerta.
Jimena no se daría por vencida tan fácilmente. Se detuvo pasando su mano, por el mentón de Mario.
_______ Me gustas demasiado, Mario Wlop... Entre más me sienta rechazada por ti. Más crece mi deseo.
______ Seamos amantes. Yo no te pido casarme. No, me interesa ser tu esposa... Lo único que quiero es tener tu cuerpo; sentir tu po**la dentro de mí, y mover mis caderas.
________ Volverte loco. Que al cerrar los ojos, veas mi rostro, y mi cuerpo desnudo.
Mario empujó con fuerza a Jimena hacia la salida de su oficina. Antes de que Elizabeth se diera cuenta de lo que estaba sucediendo.
Lo menos que Mario quería era que se malinterpretaran las cosas, y echar por la borda, todo lo que ha avanzado con su rosa blanca...
Eso era Elizabeth para él, una hermosa rosa blanca, que apareció entre tanta oscuridad. Solo Elizabeth era quien lo hace vibrar, y latir todas las maneras posibles su corazón frío.
Al interior de la recámara Elizabeth se miraba al espejo, coloca un poco más de labial entre sus labios, retoca la base de su maquillaje y por último, soltó su cabello rubio. Permitiendo que cayera por sus hombros.
Buscó dentro de uno de los cajones unas tijeras. Estaba por cortar las puntas de su cabello, cuando escuchó una voz femenina venir de afuera.
_______ Mario, dame la oportunidad demostrarte lo que es tener una mujer ardiente encima de ti... Te juro que no te vas a arrepentir. Soy una mujer en todos los sentidos. No, como esta niñita que tienes de esposa.
Elizabeth acercó más a la puerta. Poniendo su oído unido a ella. Entrecerró los ojos, y se quedó quieta.
_______ Señorita Wilson. Váyase de mi oficina. No, quiero sacarla a patadas. Su padre y yo, somos socios; y lo menos que quiero es romper sociedad con él.
____ A todos nos conviene. Sin embargo, no voy a soportar los caprichos de una niñita estúpida. ____ La voz de Mario se escuchó con claridad.
Jimena volvió a enredar sus manos en Mario. Fingía muy bien estar ebria, y sabía que si continuaba insistiendo un poco más, Mario caería en su trampa.
______ Sabes bien que no lo haré.
______ ¡Me encantas, y nunca me voy a dar por vencida! Hasta tenerte en mi cama.
_______ Esto es así, y tú lo sabes bien. Vivimos en un mundo de pasiones, de deseo. De placer.
_____ No, me importa que estés casado. Eso, para mí, no es ningún impedimento.
Elizabeth no aguantó más; abrió la puerta y salió de la recámara. Miró aquella escena delante de ella.
Mario y Jimena estaban muy unidos, la chica estaba por besar a su esposo... Algo que llenó de celos a Elizabeth.
Aunque todavía no se enamoraba de Mario. Estaba aprendiendo a convivir con él. Le gustaba esa manera en la que él se desvivía por ella, y la defendía.
También, la abuela Mercedes, le hizo ver que nada mejor que tener a un hombre poderoso a su lado, para ser respetada. Tal y como sucedió en la misa de su madre.
Elizabeth bajó la blusa hasta su brazo, mostrando todos sus encantos. No sería tan fácil, para Jimena humillarla.
______ A mí sí me interesa... No, permitiré que cualquier zorra, se interponga en mi matrimonio.
Jimena volteó a ver a Elizabeth. Recorrió a la chica con la mirada. Creyéndose superior a la esposa de Mario.
Había investigado todo sobre Elizabeth. Sabía bien, que llevaba años fuera del país, internada en internado, y que fue olvidada por su familia por 10 largos años.
Elizabeth caminó lentamente a donde estaba Mario. Colocó su mano en el brazo de su esposo, y lo separó de Jimena con elegancia.
De ahora en adelante tenía que aprender a defenderse sin hacer escándalos, tal y como la abuela Mercedes se lo había dicho.
_________ Es muy desagradable oler el perfume de otra mujer penetrado en la ropa de mi esposo.
________ Pero, ya estoy acostumbrada a que las zorras se le arrastren, y pensé que me pueden llegar a los tobillos.
A Jimena no le hicieron nada de gracia las palabras de Elizabeth. Y mucho menos, ver a la chica restregándole en la cara que es la esposa de Mario.
Forzó una sonrisa distorsionada, y después contestó.
________ Mucho gusto, señora Wlop. Mi nombre es Jimena Wilson. Amiga íntima de Mario. Amigos que la han pasado de maravilla en todos los sentidos.
Mario apretó sus dientes con fuerza, quería sacar a Jimena a patadas de su oficina. Aun así, prefirió quedarse callado, y ver con cuanta inteligencia, Elizabeth destroza a Jimena.
Jimena extiende su mano, sin embargo, Elizabeth la ignoró. Prefirió colocar sus manos en el cuello de Mario y darle un beso, así le demostraba a Jimena quién es quién gana sin hacer escándalos.
Mario coloca sus manos en la cintura de Elizabeth, haciendo que el beso sea más apasionado. Furiosa, Jimena dejó de fingir, y salió de la oficina de Mario.
______ Esto no se quedará así. Vamos a ver quien gana al final.
Jimena se apresuró a subir al ascensor, apretaba, una y otra vez el botón. Jamás en toda su vida se sintió tan humillada. A la primera oportunidad que tuviera, haría pagar a Elizabeth.