Alina se encuentra en una situación desesperada.
No solo perdió a su esposo debido a algún malentendido que incluso si ella lo quiere aclarar solo lo oscurece más, sino que sus amigos y madre le dan la espalda.
Con un niño en brazos y otro en el vientre, Alina debe enfrentar un sinnúmero de situaciones que harán su vida difícil.
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Mamá te salvará
— ¿Qué te pasa, Alina? Desde que volviste del banco estás pensativa — comentó Scarlett haciendo que saliera de mis pensamientos.
Torcí los labios mientras pensaba en cómo pedirle un consejo con respecto al tema de las fotografías
— ¿Aún no puedes conseguir el dinero de la cirugía? Yo… yo intenté hacer un crédito, pero debido a que ya tengo otro crédito vigente me… rechazaron — añadió Scarlett haciendo que la miré sorprendida — Lo siento.
¿Por qué ella se estaba disculpando?
Yo debería disculparme con ella debido a que desde que había aparecido en su vida no había hecho nada más que traerle problemas.
— No tienes que disculparte, Scarlett
Ya has hecho más que suficiente por mí y realmente lo aprecio, lo aprecio mucho. Yo… estaré eternamente agradecida contigo. En realidad, yo estaba pensando en una oferta extraña que me hicieron. No estoy segura de aceptar.
Scarlett frunció el ceño mientras escuchaba mi explicación acerca de aquella fotógrafa llamada Delilah.
— Esa mujer me dijo que podía ganar mucho dinero, me explicó que solo era algo artístico que no implicaba vender mi cuerpo. Incluso me mostró algunos de sus trabajos, así como sus antecedentes. Realmente, quise aceptar en el momento su trato. Pero quise hablar con alguien sobre el asunto, no quería tomar una decisión precipitada.
— Tienes razón en ser precavida con este tipo de asuntos. Hay muchas personas ahí afuera que se aprovechan de los más necesitados bajo engaños fraudulentos — dijo Scarlett — Dijiste que su nombre es Dalilah Carson, si es la misma persona que pienso, creo que esto no es un engaño, Alina.
— ¿Acaso la conoces? — cuestioné intrigada.
Scarlett sonrió mientras me daba una palmada en la espalda.
— No, no la conozco personalmente, pero he oído y leído algunas cosas sobre ella en revistas de moda. Dalilah Carson es un icono de la moda en nuestro país, Alina. Una de las mujeres más ricas, dueña de museos, galerías de arte e incluso tiene su propia marca de ropa y cosméticos.
No pude evitar mirar a Scarlett con sorpresa debido a que la imagen que me había transmitido esa mujer llamada Dalilah no era la mejor de todas.
— Entonces debería aceptar su oferta — dije mientras sacaba mi celular — Si lo que me dijo es cierto, ya no tendría que preocuparme por el dinero de la cirugía de mi bebé.
Scarlett asintió.
— Sí, esa sería ahora la mejor decisión, después de todo, es el único camino que queda. Pero…— ella me miró con preocupación — Dime, porque pareces tan reacia a la idea.
Me mordí el labio mientras la miraba. Ella parecía haber visto a través de mí.
— No es que no quiera. Es solo que… sabes, toda mi vida he sido tachada como la hija de una prostituta. Durante los últimos años he intentado escapar de ese mote. Pero, parece que es imposible.
Scarlett me dio una mirada compasiva mientras me atraía a sus brazos en un abrazo que lo sentí demasiado maternal.
— Son solo unas fotos, Alina. Hay muchas jóvenes modelos, actores y actrices que se toman este tipo de fotografías y nadie les dice que son gigolós o golfas. Entiendo cómo te sientes, realmente lo hago, pero, Alina no estás vendiendo tu cuerpo e incluso si lo hicieras, nadie tiene porque criticarte debido a que ninguna de esas personas va a ayudarte a criar a tus hijos. Así que tú pon tu frente en alto y no te dejes incomodar por malos comentarios.
Sonreí mientras la abrazaba.
— Tienes razón, Scarlett. Sé que estoy siendo tonta. Pero durante toda mi vida he estado escuchando este tipo de comentarios, por lo que siempre he tratado de hacer que me vean de otra manera, por lo que no puedo evitar pensar que al hacer este tipo de cosas les estaré dando la razón. Pero, este es un sacrificio que debo hacer. La vida de mi bebé vale más que mi orgullo. Además, como dijiste, no tengo por qué avergonzarme, no estoy matando, robando.
Sacrlett suspiró mientras se separaba de mi lado y miraba a la lejanía.
— Solo una madre sabe todos los sacrificios que se deben hacer por nuestros hijos. Muchas veces dejamos de comer para alimentarlos, dejamos de usar ropa bonita para vestirlos, siempre queremos lo mejor para ellos, que sean felices, estén saludables. Ese es nuestro mayor deseo y lo que nos dará mayor satisfacción.
Asentí mientras miraba a mi hijo y tecleaba el número de Dalilah.
Esta era una oportunidad que se me había presentado cuando todo estaba oscuro en mi vida.
Solo esperaba que todo saliera bien y pudiera obtener el dinero necesario para la cirugía de mi hijo.
Por lo que mientras acordaba con Dalilah los detalles del contrato, también añadí la cantidad que necesitaba de adelanto.
— No sabes lo feliz que me hace, realmente desde que te vi no he parado de imaginar cómo te verías en la sección de fotos e incluso diseño algunos vestuarios que deseo que te pruebes. Cómo estás embarazada, lo mejor es empezar lo antes posible con la toma de fotos. Vas a ver qué tus fotos se subastarán bien, eres una belleza que solo aparece en mil años.
— Bueno — respondí algo desconcertada ante sus divagaciones.
— Lo siento, te asusté, no soy una mala persona. Eso solo que cuando me emocionó mucho tiendo a divagar.
Mientras más me decía que no era una mala persona, más me daban ganas de creer que lo era.
— No te preocupes, gracias por la oferta y perdóname por malinterpretar tus intenciones.
— No te preocupes, eso ya está olvidado. Además, sé que estás pasando por un momento difícil. Es más, siento que me estoy aprovechando de ti al aparecer en tu momento más vulnerable. Pero, realmente, me agradas así que solo hay que echarle la culpa al destino.
Bueno, el destino podía ser un verdadero hijo de…
— Está bien — le dije mientras colgaba el celular.
— ¿Todo arreglado? — cuestionó Scarlett.
— Sí — respondí.
Miré en dirección a Andresito, coloqué una mano sobre el cristal mientras trataba de sonreír, aunque quizás solo estaba haciendo una mueca fea.
— Mamá te salvará.
Hola, pequeña reina, gracias por leer, no te olvides de dejar un like o comentario, con amor, Erica.