¿Qué pasa cuando un personaje de novela antigua transmigra al mundo moderno? Esta es la divertida historia de una villana adaptándose al progreso. Es como invitar un neandertal a casa
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Yo era esa
Sergio y el doctor se habían retirado hacía un rato. Rosa seguía preocupada. Su hija estaba absorta en la lectura de la novela que por puro azar fue a parar a sus manos. Ella temía la reacción que la chica pudiera tener con la información que inevitablemente descubriría. Cuando el bombero salió esa tarde al pasillo les comunicó el incidente. El Doctor dijo que no se preocupara, quizás esto fuera para mejor. Le pidió a ella que estuviera atenta a la mínima reacción de su hija y si esta se volvía violenta no dudara en llamar a las enfermeras. Él dejaría orientaciones de cedarla si era necesario. Después se había retirado con el bombero al que iba a hacerle otra copia de la obra y ella quedó sola en el pasillo, ante la puerta de la habitación en donde se encontraba su hija.
Rosa aprovechó que Dalia estaba entretenida para llamar al padre de la chica. Ellos estaban divorciados, pero mantenían una relación aceptable. Eduardo vivía actualmente en Inglaterra por lo que todavía no había podido venir a México. Cuando el accidente ocurrió ella lo llamó y él, desesperado le dijo que en una semana mínimo es que podría ir al país, pero le rogaba lo mantuviera informado de cada detalle.
Recordaba Rosa cómo lloraron los dos al teléfono, primero porque Dalia no aparecía y después porque apareció. Ahora iba a comunicarle el diagnóstico que el Doctor Miranda le había explicado sobre Dalia. Al tercer timbre Eduardo respondió.
- Hola Rosa. ¿Cómo está mi niña?
- Hola Eduardo. Yo estoy bien gracias y Dalia también.
Eduardo ignoró la pulla de Rosa, en cambio, preguntó.
- Cuando le dan el alta y mi Dalia.
- A nuestra Dalia, todavía no le toca el alta. Le están haciendo exámenes de todo tipo y además hoy el psiquiatra me dijo lo que está pasando con la niña.
- Y...?
- Dijo que ella está desconectada de la realidad debido al trauma sufrido.
- ¿Qué pasa cuando una persona se desconecta de la realidad?
- Según el doctor me explicó los síntomas de Dalia. Eso incluye pérdida significativa de memoria, falta de sentido de identidad propia, sensación de desapego de emociones y episodios de depresión y ansiedad. No obstante también me explicó que puede ser un trastorno pasajero o permanente todo dependerá de cómo responda ella
- Bueno eso no es malo.
- ¿Qué no es malo? Si la vieras. Ahora mismo ha hecho un nido en la cama con un montón de cosas. Dice disparates de todo tipo y se ha enfrascado en una discusión con la enfermera por un espejo que se ha apropiado. - Eduardo rió al otro lado de la línea.
- De verás, esa es mi chica.
- Es que no sé ni para qué te cuento. ¿Cuándo llegas?
- El viernes, quería hacerlo antes, pero no había otro vuelo.
- Está bien. Yo no creo que pueda con esto sola.
- Ok nos vemos el viernes, pero me mantienes al tanto.
Ella había colgado. Guardó el móvil en el bolsillo y después entró a la habitación de esto había pasado una hora. Pronto oscurecería. Una enfermera entró a preguntar si se les ofrecía algo y ella le pidió el favor de que le trajera algunos alimentos. Tanto ella como su hija no se habían alimentado en todo el día y al menos ella sentía que se moría de hambre, pero ni loca volvía a dejar a Dalia sola. Cada vez que esto sucedió, su hija buscaba la forma de volver todo un caos insólito. Todavía le daba pena con el personal de limpieza del hospital. Se habían tardado media hora en ordenar y limpiar el desastre del baño. Oía al personal susurrando entre risas. Era evidente que se divertían a costa de las excentricidades de su hija. Esto la enfadaba como madre, pero tenía que admitir que sí era para soltar las tripas.
La enfermera regresó con un carrito en el que traía spaguettis, una pizza familiar, dos latas de malta, dos botellas de agua mineral, gelatina y dos potes de helado de almendras 🍦 con chispitas de chocolate. Ella le agradeció a la muchacha y esta se retiró no sin antes decirle que cuando terminaran de comer, las llamara para retirar el carrito. A todo este entra y sale, Dalia permaneció ajena, sin pizca de curiosidad. Su atención total estaba en las hojas impresas de la carpeta. Las leía tan atentamente que había borrado el mundo circundante. Rosa observó que le quedaban como tres hojas por leer. Decidió esperar a que acabara, total la comida no iba a ir a ninguna parte por unos minutos más o por unos minutos menos.
Diez minutos después Dalia leía la última palabra y cerró la carpeta. Se había mantenido en silencio por más de tres horas mientras leía. Rosa no sabía qué podía esperar ahora, pero su hija había puesto con cuidado la carpeta a un lado y se había quedado quieta mirando al vacío. Como el que está meditando los misterios del universo. Al cabo de unos tres minutos suspiró y le dijo:
- Sabe señora Maga, Dios me ha enviado este libro, a través de Sergio, para que me diera cuenta de los errores de mi vida pasada. Dios me ha dado otra oportunidad y quiere que medite y reflexione. Yo estoy verdaderamente agradecida con él. Voy a extrañar a todos, papá, mamá, Saulo, Rafael e incluso al bebé... Sabe, esto es lo que más me duele, pero lo acepto. Dios me quitó todo porque lo merecía. Nada como morir para darle a uno la perspectiva correcta de las cosas. ¿No sé por qué me aferré tanto a un hombre que no me amaba? Yo no conocía a su novia y ella nunca me hizo nada y sin embargo, yo le arruiné la vida. Señora Maga soy una persona horrible.
- No mi niña, escucha lo que dices cariño. Eres una buena chica.
- Puede que ahora que Dios me dio otra oportunidad llegue a serlo, pero antes era tan retorcida. Sabe, yo ya sentía a mi bebé era...- no pudo continuar los sollozos la ahogaban. Rosa se le acercó y la abrazó. Dalia lloró desconsoladamente un buen rato.
- ¿Querida sabes qué te hará sentir mejor?
La muchacha todavía suspiraba y alguna que otra lagrimita se escurría.
- No, pero confío en usted Señora Maga, dígame cómo sentirme mejor.
- Con esto- y arrastró el carrito con la comida y se lo puso cerca de la cama.- Ven, esto te encantaba. Toma los cubiertos.- en un plato desechable le sirvió una generosa porción de spaguettis 🍝 y le puso en otro plato dos cuñas de pizza 🍕. Le abrió una malta y vertió con cuidado de no hacer del líquido espuma, su contenido en un vaso también desechable.- Come, después tomaremos el postre.
La joven observaba esta extraña comida. Nada de aquello había visto ni probado nunca, pero olía delicioso, mas no se atrevía a probarlo. ¿No sabía cómo se comía esta comida? Observó lo que hacía la maga y la imitó. ¡Oh Dios mío! Aquello era comida divina, era lo mejor que había probado. Se terminó los spaguettis al instante. Rosa estaba complacida, el apetito de su hija y sus gustos seguían siendo el mismo. Ella también se había terminado su ración y cogió un pedazo de pizza y el vaso con malta y siguió comiendo.
Dalia imitaba todo lo que hacía la maga disimuladamente, no quería delatar que ella no tenía idea de cómo se ingerían estos deliciosos alimentos. No podía decidir cuál era su favorito si los tubitos largos finitos, los triángulos o esa bebida fría y chispeante. Como ella ya se había terminado todo sin dejar migaja, la señora maga le pasó una vasija de un material que no conocía. Por suerte la mujer le había quitado la tapa y le ofrecía una cuchara. Aquel recipiente estaba frío al tacto y dentro había algo blanco con pedazos carmelita oscuro diminutos y sospechosos. Miró a la maga que ya comía aquella cosa rara y la imitó. ¡Santo cielo, esto era posible! Lágrimas de gratitud se asomaron a sus ojos. Aquello era lo más delicioso que había probado en toda su vida. Dulce y frío. Imposible, pero real y exquisito.
- Sabe Señora Maga, usted tenía razón, esta comida me hace sentir muy bien. Estoy feliz de haber renacido en este mundo. Le juro que esta vez voy a hacerlo bien y Dios no va a tener quejas de mí. Por portarme mal me quitó todo, pero en su infinita bondad y justicia me ha recompensado con usted, estas cosas preciosas y esta comida deliciosa. La verdad no tengo palabras para demostrar lo agradecida que estoy.
Rosa sentía una mezcla de emociones. Ahora a su hija le daba por la religión. Mejor ni contradecirla en su locura transitoria, para evitar que tomara otro giro. Suspiró resignada y para sacarla de la frecuencia divina le dijo:
- Estoy llena, no creo que pueda comer la gelatina. Quieres la mía también.
La muchacha asintió con la cabeza. Ya había terminado el pote de helado. Rosa le dio los potes con la gelatina y le abrió uno.
- Toma. Aquí tienes disfrútalo. Es de Naranja como te gusta. - Dalia entendió que a la dueña del cuerpo que ahora era suyo debía gustarle esta comida. Interiormente la felicitaba. ¡Qué gustos más buenos tenía! Como no había probado el nuevo alimento la maga se lo pidió. Ella no se lo negó, total tenía otro, pero quedó asombrada. La mujer había virado aquella vasija y el alimento naranja transparente temblaba en un plato como si estuviera vivo y temía que ella se lo comiera, pues le tenía noticias, podía seguir temblando que ella se lo iba a comer igual. Hundió con decisión la cuchara y cogió un trozo de aquella sustancia cobarde y se la metió a la boca. ¡Qué delicia!, pronto terminó el primero y devoró el segundo. Tenía su barriga llena.
- Gracias Señora Maga es usted una mujer maravillosa. Me puedes contar cosas de este lugar y de cómo son las cosas en este Reino. Ahora tengo que vivir aquí y no quiero tener problemas. ¿Puede ayudarme por favor?
Rosa estalló en carcajadas, tenía que admitir que ya esto era gracioso. Su hija parecía que había involucionado a los cinco años. Para que no se sintiera ofendida replicó rápido.
- Para empezar esto no es un Reino, es un país. Tu país y se llama Estados Unidos de México, pero todos lo llamamos México y nada más.
- ¿México? Es un nombre raro, pero bonito. Bien y quién es el Rey en este país.
- No es un Rey. Aquí le llamamos presidenta y se llama Claudia Sheinbaum Pardo.
- ¿Una mujer dirige el Reino? ¿No, disculpa, el País?
- Si eso no es raro. Las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres.
- Interesante, de donde yo vengo- y señaló la carpeta donde estaba la novela impresa.- Las mujeres solo debemos atrapar buenos partidos para casarnos.
- Bueno. ¿Qué más quieres saber?
- Pues todo. Yo era esa de ahí. La loca de una historia y ahora soy esta de aquí, así que tengo que aprenderlo todo.
Rosa miró a todas partes con impotencia, esta iba a ser una tarde noche muy larga. Sus ojos cayeron en la tele y como una señal se le ocurrió una idea.
- Bueno para eso está la televisión 📺. Vamos a poner Discovery Channel un rato y empieza a aprender.
Lo que Rosa no sabía es que de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, pero de eso se enteraría más tarde.
de raros como su amiga que a pesar
de todo va por su meta de acostarse con Mario le gusta
los villanos será que ella se lo quede lo amarre?