Emelie, una joven de 17 años regresa de visitar a su familia durante las vacaciones para descubrir que su novio y su mejor amiga la han traicionado y jugado con ella. Pero las vueltas del destino le demostrarán que siempre hay que dejar algo atrás, para que algo mejor llegue a nuestras vidas, en su caso, podría ser Sebastian, el joven profesor que se ha mudado recientemente a la ciudad.
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Silencio incómodo
¿Su hermano? ¿Entonces su hermano, el profesor que ella había mencionado algunas veces y el chico del hotel eran la misma persona?
- ¿Ustedes van juntas al colegio?- Preguntó mientras palidecía al observar que Marie asentía en respuesta a su pregunta.
- Hermano, ¿Puedes alcanzar a Emelie hasta su casa? Ya es un poco tarde.- Le preguntó Marie.
- No es necesario, yo tomaré un taxi.- Intenté interferir. No quería molestar y tampoco estar a solas, en el auto de aquel sujeto.
- ¿Para qué gastar en un taxi cuando Sebastián puede llevarte?-.
- Está bien, no es problema. Solo...- dijo él, tomando una pausa, como si no supiera qué más decir.- Solo, iré a hacer algo y te llevo a tu casa.- Concluyó al tiempo que se apresuraba a salir de la biblioteca, dejándonos a Marie y a mí allí.
- Creo que le gustaste o algo así- Dijo ella sorprendida- No suele actuar así nunca, de hecho, es la primera vez que lo veo tan nervioso ante una chica.- Dijo, disfrutando de la situación.
Como lo había dicho, Sebastián solo se fue unos segundos y luego regresó para llevarme a mi casa. Una vez en el automóvil, únicamente me dirigió la palabra para preguntarme a qué dirección debíamos ir. Luego de eso, solamente se dedicó a conducir el coche.
Mi destino solo se encontraba a algunos minutos, pero el silencio que reinaba entre ambos, lo hizo sentir como si fuera un viaje de nunca acabar.
Mientras conducía, lo observé sutilmente, era un joven alto y musculoso, pero solo parecía un par de años mayor que Marie, a simple vista, nadie creería que fuera un profesor. Pensándolo bien, si se parecía un poco a ella. Él al igual que Marie tenía el cabello negro, el cual contrastaba con su piel Blanca. Y el color de sus ojos era igual. Al observar nuevamente su rostro, no pude evitar recordar aquella mirada que tenía en el hotel, sus ojos profesaban deseo, mientras recorría mi cuerpo con sus besos, como cuál lobo a su presa.
Ese recuerdo me hizo estremecer, movimiento que él debió percibir, ya que, prendió la calefacción del auto. Esto hizo que me avergonzara, pues si bien, la noche se había puesto fresca, no era como si hiciera frío realmente.
Al llegar a casa, Sebastian estacionó el vehículo en el aparcado del frente. Era como si fuera a decirme algo, pero sus palabras nunca salían de su boca. Por lo que decidí hacerlo yo, pero las palabras que salieron de mis labios fueron las siguientes:
- ¿Quieres pasar un momento?-Haciendo señas a la casa.
- Claro- respondió él mientras se quitaba el cinturón de seguridad.
¿Por qué había dicho eso? ¿Acaso no deseaba llegar de una vez a mi destino para poder alejarme de aquel hombre que me ponía tan nerviosa? Me molesté conmigo misma por haberlo invitado a pasar, pero ya no había vuelta atrás. Por lo que, también me bajé del auto y abrí la cerradura para que él pudiera pasar. Por lo menos está todo limpio y ordenado, pensé.
