Vendida A Un Enemigo

...En la mansión Shop...

Agustina esperaba ansiosa una explicación, por parte de su hijo mayor... La mujer necesitaba saber ahora mismo dónde estaba su nieta Celeste.

_ Mamá no esperaba tu visita tan pronto... _ La voz de Máximo se escuchó nerviosa.

Agustina había mandado llamar a Celeste desde su llegada; sin embargo, ningún empleado le pudo dar información sobre ella...

__ Para qué sirven tantos sirvientes, si ninguno me puede informar algo tan sencillo... _ Pensó la anciana molesta...

__ Estoy esperando tu respuesta ¿Dónde está Celeste?... La dueña de todo esto... _ Volvió a preguntar Agustina, pero, esta vez con un tono nada amistoso.

__ Mamá, Celeste está por allí... _ Fue lo único que contestó Máximo...

Eso tenía a Agustina demasiado molesta y furiosa a la vez...

Golpeando el suelo fuertemente con su bastón, Agustina se levantó de la silla, detrás del lujoso escritorio del despacho...

__ ¡No te he hecho esa pregunta, Máximo... No quieras verme la cara de tonta, por qué cuando tú todavía no nacías... Yo ya le había dado mil vueltas al mundo... _ Respondió Agustina con frialdad.

Máximo no sabía que contestarle a su madre, ya que no ha podido encontrar a Celeste después de lo que sucedió con Marcela en la cocina...

El hombre, armándose de valor, fue caminando a donde estaba Agustina... Tenía que convencerla de que Celeste se había ido con sus amigas unos días...

__ Está bien, intente ocultarlo, por el bien de Celeste, pero ya que tú insistes tanto, no me queda más, que confesarte la verdad... Celeste se escapó unos días a la playa con sus amigas... La chica tuvo el descaro de no contarme nada hasta que ya estaba en Miami...

Agustina se quedó callada unos segundos, era lógico que una chica de su edad, hiciera locuras y más cuanto tan solo tenía dieciocho años...

__ Quiero hablar con ella, esa niña me va a escuchar... Eso, de escaparse sin el permiso de sus tíos, a no sé donde, debe ser corregido inmediatamente... _ Mencionó Agustina tomando asiento de nuevo en su silla.

Por un segundo, Máximo pudo respirar con tranquilidad, no obstante, Agustina no solo había regresado, para ver a Celeste, sino que también para llevarla con ella un tiempo al extranjero...

Máximo tomó asiento en la silla vacía delante de su madre, el hombre tuvo que fingir tranquilidad. Ya que tener a Agustina allí, metiendo las narices en todo, era una bomba para él.

_ Hable con mi contador, me informó qué has hecho grandes movimientos en las cuentas de Celeste ¿Quiero saber en que se ha gastado tanto dinero?... __ Preguntó Agustina sin ninguna emoción en su rostro...

La pregunta de Agustina fue escuchada por Marcela, que iba entrando al despacho. Marcela se puso tan furiosa, que entró al despacho, sin tan solo llamar a la puerta...

_ Señora, no creo que Máximo deba darle explicaciones del dinero que gasta, ya que somos nosotros los que hemos soportado a la huérfana por años..._ Los gritos de Marcela, ocasionaron que el rostro de Agustina cambiara completamente...

Enseguida, Máximo se levantó de la silla, con una mirada feroz en contra de Marcela... Antes que él, pudiera decirle algo a su esposa, Agustina hablo primero.

_ Por lo visto, no has cambiado nada, en todos estos años que has estado casada con Máximo... Sigues siendo la mujer corriente que envolvió a mi hijo, por interés, y lo hizo perder todo, Marcela...

__ Por qué te recuerdo, qué si ahora Máximo no tiene nada, es por tu culpa... Tú lo llevaste a perder todo lo que un día tuvo... _ Las palabras de Agustina, terminaron de enfurecer a Marcela.

Marcela se soltó de las manos de su esposo, y caminó hasta donde estaba el otro extremo del escritorio... Señalando a Agustina con el dedo, Marcela intentó hablar, pero, fue callada por Agustina de nuevo...

__ ¡Por qué te recuerdo, Marcela... Qué tú no eres nadie antes de ser la esposa de Máximo, eras una campesina que solo soñó con casarse con un hombre rico y que la sacara del campo... Y eso, fue lo que hizo el idiota de mi hijo!...

Agustina podía destruir a cualquiera únicamente con hablar, era una mujer que no tenía ninguna piedad, con las personas que intentaban dañarla...

Marcela estaba a punto de decirle a Agustina, todo lo que por años llevaba atorado en la garganta, en el momento, en que su esposo, la agarró del brazo y la sacó a empujones del despacho...

Al sacar a Marcela, Máximo estaba furioso, su esposa se había vuelto loca ¿Cómo se atrevía hablarle de esa manera a su madre?...

__ Estás perdiendo el piso ¿Cómo te atreves a hablarle de esa manera a mi madre?... _ Exclamó Máximo furioso.

__ ¡¿Qué?!...

__ ¡Estás poniendo a esa bruja por encima de mí!... Soy tu mujer, la madre de tu hija, y no puedes hablarme de esa manera... _ Respondió Marcela, empujando a Máximo más varias veces continuas...

Máximo agarró las manos de Marcela, las apretó con fuerza, para así, dominarla... Marcela tenía que entrar en razón, ella no podía estar hablándole de esa manera a su madre...

__ ¡Máximo no me puedes agarrar de esta manera!...

A Máximo no le importó todos los gritos de Marcela, él la llevó hasta su habitación... Al entrar a la habitación, Máximo empujó a Marcela, y cerró la puerta por dentro.

El hombre se miraba furioso, durante todos esos años, no había dicho nada, para no hacer enojar a Marcela.

Sin embargo; esta vez, ella había sobrepasado todos los limites al hablarle de esa manera a Agustina...

__ No quiero escucharte decir estupideces otra vez, Marcela... Esta vez serás tú la que deba escucharme... _ Comenzó a decir Máximo.

Marcela solo sonrió con burla... Ella era la que mandaba en esa relación, desde hace muchos años. Y ahora, Máximo intentaba ocupar ese lugar, era patético.

__ No intentes detenerme, voy a bajar y le diré todo lo que llevo atorado en la garganta a esa maldita bruja... Agustina no me va a hacer bajar la cabeza otra vez... ¡Su reinado en esta familia sea terminado y ahora sigo yo!...

Máximo no soportó continuar escuchando tantas tonterías por parte de su esposa Marcela, el hombre salió furioso, sin haber dicho ni una sola palabra...