El está enamorado de su mejor amiga. Ella está a punto de casarse. El día de su boda tiene un accidente y "muere" un año después el se encuentra con una chica que es idéntica a ella.
¿Será la misma mujer o una prima lejada muy parecida.?
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Comida.
...Cristina....
Me parece extraño estudiar de día. Esperó acostumbrarme pronto. No conozco a nadie de esté turno. Ojalá haga una amiga pronto.
Chequé mi horario y fuí a la clase que me tocaba. Ya todos estaban en el salón. Creó que llegué tarde.
— Buenos días. — Saludé a la profesora..
— Llega tarde señorita. — No tenía que decirme lo que ya sospechaba.
— Perdón. — Ojalá no sea una maestra canuta o me irá muy mal.
— ¿Es la chica que se cambió de turno.?
— Si.
— Tomé asiento. — Señaló un lugar vacío, una chica muy guapa estaba ahí. Me sentí un poco intimidada con su belleza.
— Hola. — Ella saludó.
— ¿Me hablas a mí.? — Pregunté un poco desconcertada.
— ¿A quién más.?
— A. Hola.
— Soy Idalia. — ¿Idalia? Mmm.
— Cristina.
— Eres muy bonita. — ¿Yo.?
— Gracias. Tú también eres muy bonita.
— Nunca te había visto. — ¿No puso atención cuándo el profesor dijo que cambié de turno.?
— Me cambié de turno. — Volví a decir para que supiera el porque no me había visto.
— Si lo sé. Es que acostumbró venir en las tardes y tampoco te había visto.
— Mmm. — No sabía que más decir.
— Señoritas por favor guarden silencio. — Dijo la profesora. Me callé en ese momento..
Al final de las clases salí con Idalia.
— ¿A dónde vas ahora.? — Preguntó.
— Esperaré a mi esposo.
— ¿Eres casada.?
— Si.
— ¿Lo amas.?
— Si. Mucho. — Muchísimo. Es el amor de mi vida.
— ¿Y el te ama.?
— Si. — Pero a veces no es muy bueno demostrando su amor.
Nicolás llegó y me despedí.
— Mi esposo ya llegó. Nos vemos.
— ¿No me lo vas a presentar.? — ¿Cómo porque querría conocerlo.?
— Será otro día. — Idalia es muy bonita, no quiero arriesgarme. — Adiós.
Subí al auto de Nicolás y le dí un beso.
— ¿Ya hiciste una amiga.?
— Algo así.
— ¿Cómo se llama.?
— Idalia.
— No me parece una buena chica. No deberías juntarte con ella. — A mí tampoco me dió muy buena vibra. Es posible que mi pecho tenga razón y ella no sea una buena persona. Pero también es posible que sólo me sienta intimidada por su belleza.
— Creó que debería darle una oportunidad.
— Sí eso quieres. Pero ten cuidado.
— Si amor. No te preocupes. — El puso el auto en marcha y me llevó a un restaurante.
— Pensé que sería cena. Apenas es hora de la comida.
— Tengo hambre. ¿Tú no.?
— Si. Un poco.
— Entonces vamos. — Entramos y en una mesa estaban mis padres con mi hermano.
— Amor. — Me emocioné.
— Dijistes que los querías ver y los invité a comer.
— Gracias. Gracias. Gracias. — Le dí un beso y fuí con mis padres. Primero abracé a mi hermanito porque es muy celoso y si no lo abrazó primero se pone triste. Luego abracé a mis padres y me senté junto a mi hermano. — ¿Cómo está mi chaparrito hermoso.?
— Te extraño mucho. ¿Porqué ya no vives con nosotros.?
— Porqué me casé y ahora vivo con Nicolás.
— Nicolás no me cae bien. — Lo miró feo.
— No digas eso. — La sinceridad de los niños a veces asusta.
— Es la verdad. El no me cae bien.
— ¿Porqué.? El nunca te ha hecho nada malo.
— Porqué no deja que vivas con nosotros cómo antes. — Siguió viéndolo feo.
— Ese no es motivo para que te caiga mal. Es mi esposo y yo lo amó mucho. ¿Puedes hacer un intentó y quererlo también.?
— No.
— Yo seré una buena cuñada con tú esposa. ¿Puedes ser un buen cuñado con mi esposo.?
— No. — Se negó de nuevo.
— Vamos Rodri.
— Ya dije que no. El no me gusta. No lo quiero.
— Amor no insistas. No lo podemos obligar. — Nicolás no parecía molestó y eso me tranquilizó.
— Buenas tardes. Aquí están las cartas. En un momento vengo a tomar su orden. — El mesero se fue y yo observé la carta. Todo era muy caro. Más caro que mi colegiatura.
— Amor, ¿porqué no comemos en otro lugar.?
— ¿No te gusta esté.?
— Es bonito pero... — Le mostré los precios.
— No te preocupes por eso. — Le restó importancia.
A la hora de pagar la cena mi padre no quería que el lo hiciera.
— Yo pago.
— No se preocupe suegro. Yo no tengo problema en hacerlo.
— Mi familia fue la que más cosas ordenó.
— Pero yo los invité. Yo debo pagar. — Le dió su tarjeta al mesero y mi padre puso cara de molestia.
Luego salimos del restaurante.
— Espérame un minuto. Me voy a despedir de mis padres.
— Okay.
Fuí con ellos y abracé de nuevo mi hermano.
— Papá por favor quita esa cara. — Le pedí porque no dejaba de ver feo a mi esposo.
— ¿Estás feliz con el.? — Preguntó algo que a simple vista debería ser obvio.
— Si papá. Lo amó. Y soy muy feliz. No te preocupes por nada. — Mi papá me abrazó y dejó un beso en mi frente.
— Eres mi hija y aunque estés casada siempre lo serás. Cualquier cosa que necesites sabes dónde encontrarme. No dudes en pedirme ayuda. No importa la hora o el día. — Le estaba poniendo mucho dramatismo a su discurso. O eso esperaba, no quería pensar que el sabía algo que yo no.
— ¿Porqué me dices ésto.?
— Porqué tal vez un día necesites. Te quiero hija.
— Yo también papá. — El subió al auto y mi madre se quedó un minuto más.
— ¿En verdad estás bien.?
— ¿Porqué dudan de mi.? ¿No es obvio lo feliz que soy con Nico.?
— ¿Sigues pensando en tener hijos con el.?
— El no quiere.
— Menos mal. — Lo dijo en voz baja pero alcancé a escuchar.
— ¿Porqué dices eso.?
— En uno de ustedes debe caber la cordura. Prácticamente se acaban de conocer. Tal vez tú sientas que lo amas pero es mejor esperar a conocerlo bien y después pensar en tener hijos.
— Mamá no todas las mujeres queremos tener un hijo a los 30 años. — Se lo dije porque a esa edad me tuvo a mi, y soy la primera hija.
— No me sirvió mucho. Mi hija se casó muy jóven.
— Te recuerdo que tú me buscaste marido.
— No fue por gusto. — Elevó un poco su voz.
— ¿Qué.? — ¿Cómo que no fue por gusto.? — ¿Porqué dices eso.?
— No me hagas caso.
— Mamá espera.
— Te quiero hija. Nos vemos otro día. — Se fue y me dejó pensando en eso último que dijo.