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El Horizonte De Nosotros

El Horizonte De Nosotros

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Padre soltero / Maestro-estudiante / Amor eterno
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Joél Caceres

El Horizonte de Nosotros es una cautivadora historia que explora las complejidades del amor y la identidad. Chris, un joven profesor de cosmología, vive atrapado en un conflicto interno: su homosexualidad reprimida choca con los rígidos prejuicios impuestos por sus creencias religiosas. Su vida dará un giro inesperado cuando conozca a Adrián, un hombre carismático y extrovertido que, a pesar de ser padre de un niño pequeño, descubre en Chris algo que lo atrae profundamente.

En este encuentro de mundos opuestos, ambos se verán enfrentados a sus propios miedos y deseos. ¿Podrá Chris superar sus barreras internas y abrirse al amor que le ofrece Adrián, o será consumido por la culpa y la autonegación, conduciendo a su autodestrucción?

NovelToon tiene autorización de Joél Caceres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Un momento de conexión

Era un día soleado cuando Chris recibió la invitación de Adrián para pasar un día en el lago. Aunque en un principio pensó en rechazarla, su instinto le dijo que aceptara. Adrián mencionó casualmente que había conseguido entradas dos por uno y que, además, iría con Lucas, su pequeño hijo. La invitación parecía inocente, pero Chris sabía que no era común para Adrián invitarlo a actividades familiares.

Antes de salir, Chris le contó a su madre sobre el plan. Como era habitual, ella lo recibió con desconfianza.

—¿Con quién vas? —preguntó, con un tono ligeramente acusador.

—Con Adrián y su hijo —respondió Chris, cruzándose de brazos, anticipando la reacción de su madre.

—¿No crees que es extraño? Un hombre con un hijo, ¿por qué te invita a ti? —dijo ella, frunciendo el ceño.

Chris respiró profundamente antes de responder. Había comenzado a aprender a poner límites, aunque no siempre le resultaba fácil.

—Mamá, no tiene nada de extraño. Adrián es un exalumno que ayudé mucho, es un hombre sencillo, es su forma de agradecerme, y Lucas va con nosotros. Además, necesito un poco de aire libre, ¿está mal que salga?

—No me gusta. No sé por qué, pero no me gusta —insistió ella, con su habitual tono controlador.

Chris suspiró, tratando de mantener la calma. —Mamá, deja de ser tan controladora. Tú siempre estás buscando problemas donde no los hay. Adrián es una buena persona, y esto no es más que un día de descanso. Y, sinceramente, no necesito tu permiso.

El padre de Chris, sentado en el sillón viendo un partido de fútbol, apenas levantó la vista para decir: —Déjalo, mujer. Si quiere ir, que vaya.

Molesta, su madre se retiró murmurando algo que Chris prefirió ignorar. Era un pequeño triunfo para él, que por fin comenzaba a trazar límites en su relación con ella.

Cuando Chris llegó al punto de encuentro, Adrián ya lo esperaba con Lucas, quien saltaba emocionado alrededor de su padre. Adrián llevaba una hielera con comida y una sombrilla, mientras Lucas sostenía una pequeña mochila llena de juguetes y una pelota de playa.

—¡Chris! —lo saludó Adrián con una sonrisa amplia—. Qué bueno que viniste.

—Hola, gracias por invitarme —respondió Chris, tratando de sonar relajado.

El grupo caminó por un sendero rodeado de árboles hasta llegar al lago. Era un lugar paradisíaco: el agua era cristalina, el aire olía a tierra húmeda y las aves cantaban en las copas de los árboles. Desde un mirador cercano se podían observar aves de distintas especies, algo que llamó la atención de Chris, quien admiraba la naturaleza en silencio.

Adrián desplegó la sombrilla y colocó una manta en la arena. Mientras tanto, Lucas comenzó a jugar cerca de la orilla, construyendo castillos de arena con sus pequeñas manos.

—El lugar es hermoso, Adrián. Gracias por traerme —dijo Chris mientras se sentaba en la manta.

—Sabía que te gustaría. Es uno de mis lugares favoritos para desconectarme —respondió Adrián, mientras organizaba la comida.

Con el paso de las horas, Lucas comenzó a acercarse más a Chris. Le traía pequeñas piedritas, conchas y hasta ramas que encontraba interesantes.

—Mira, para ti —dijo Lucas, entregándole una piedra lisa y redondeada.

—Gracias, Lucas. Es muy bonita —respondió Chris, sosteniendo la piedra con cuidado.

Adrián observaba la interacción con una sonrisa en los labios. Había algo especial en la manera en que Chris trataba a su hijo: con paciencia, interés y, sobre todo, ternura.

—Parece que le caes bien —comentó Adrián mientras servía jugo en unos vasos de plástico.

—Es un buen niño. Es fácil llevarse bien con él —respondió Chris, sintiéndose halagado.

El sol comenzaba a sentirse más intenso, y Adrián notó que Chris se estaba poniendo rojo.

—Oye, ¿trajiste protector solar? —preguntó Adrián.

—No, lo olvidé. No suelo pensar en esas cosas —respondió Chris, encogiéndose de hombros.

—No te preocupes. Yo traje. Ven, te lo aplico antes de que termines como un tomate.

Antes de que Chris pudiera negarse, Adrián se acercó con el protector solar en la mano.

—Quítate la camisa, si no el sol te va a cocinar —dijo Adrián con un tono despreocupado.

Chris obedeció, aunque se sentía visiblemente incómodo. Cuando Adrián comenzó a aplicarle el protector, las manos cálidas sobre su piel le provocaron una sensación extraña. Su corazón empezó a latir más rápido, y sintió cómo un ligero rubor subía a sus mejillas.

Adrián, al notar la tensión, intentó aliviar el momento con una broma. —Relájate, no muerdo.

Chris soltó una risa nerviosa. —No es eso, es que... bueno, no estoy acostumbrado.

Adrián sonrió, pero en su interior sabía que algo estaba pasando. Había notado el leve temblor en Chris y cómo su piel se erizaba bajo su toque. No dijo nada, pero la interacción quedó grabada en su mente.

Después de comer, Adrián y Chris se recostaron bajo la sombra de un árbol mientras Lucas jugaba con su pelota.

—¿Qué te parece el día? —preguntó Adrián, girando la cabeza para mirar a Chris.

—Perfecto. Es el tipo de descanso que necesitaba —respondió Chris, aunque evitaba el contacto visual.

Adrián lo observó por un momento más, como si intentara descifrar lo que pasaba por su mente. Finalmente, desvió la mirada hacia Lucas, quien corría hacia ellos con una sonrisa radiante.

—Mira lo que encontré —dijo Lucas, mostrando una rama con una forma peculiar.

Adrián rió, tomando la rama y examinándola. Mientras tanto, Chris, sin darse cuenta, miraba a Adrián. Había algo en su sonrisa, en la forma en que interactuaba con su hijo, que lo conmovía profundamente.

Sin embargo, cada vez que sus pensamientos intentaban ir más allá, Chris los reprimía rápidamente. No, no puede ser. Es un hombre con un hijo. Además, ¿por qué pensaría algo así? Seguro sólo estoy imaginando cosas.

El sol comenzaba a ocultarse tras las montañas, tiñendo el lago de tonos naranjas y rosados. Era hora de regresar. Lucas, exhausto tras horas de juego, se había quedado dormido en los brazos de Adrián.

Chris ayudó a recoger las cosas: la sombrilla, la manta y los envases vacíos de la comida. Aunque el día había transcurrido sin incidentes, en su mente las interacciones con Adrián seguían latentes, especialmente el momento en que le aplicó el protector solar.

—Gracias por venir, Chris —dijo Adrián con una sonrisa mientras acomodaba a Lucas en el auto. —Fue un día genial, ¿no crees?

—Sí, gracias a ti por invitarme. Lo pasé muy bien —respondió Chris, devolviendo la sonrisa, aunque en su interior luchaba por controlar sus pensamientos.

Adrián se inclinó hacia la ventanilla del auto antes de subirse. —Oye, ¿te parece si hacemos algo parecido otro día? Lucas realmente disfrutó pasar tiempo contigo, y yo también.

Chris sintió cómo su corazón se aceleraba. ¿Qué significaba esa última frase? Intentó no leer demasiado entre líneas.

—Claro, avísame cuando quieras —respondió con un tono neutral, ocultando el torbellino de emociones en su interior.

Adrián le dio un apretón en el hombro antes de despedirse, y Chris sintió el calor de su mano incluso después de que se hubiera ido.

Al llegar a casa, la rutina habitual parecía un contraste brutal con el día en el lago. Su madre lo miró de reojo, pero no dijo nada, probablemente aún molesta por la discusión de la mañana. Su padre seguía sentado en el sillón, esta vez viendo un programa de noticias deportivas.

Chris fue directamente a su habitación, cerró la puerta y se recostó en la cama, mirando el techo. El día había sido perfecto en muchos sentidos, pero lo que más lo inquietaba era la manera en que su mente no podía apartarse de Adrián.

¿Por qué me siento así? pensó, girando sobre su costado. Recordó la calidez de la mano de Adrián sobre su piel y cómo su corazón parecía querer salirse de su pecho.

Intentó racionalizarlo. Es solo porque no estoy acostumbrado al contacto físico, eso es todo. Además, Adrián es... bueno, es Adrián. Popular entre las mujeres, con un hijo... imposible.

Sin embargo, cuanto más intentaba justificarlo, más se daba cuenta de que no era simplemente una reacción física. Había algo más profundo, una conexión que empezaba a formarse y que le daba tanto miedo como emoción.

Se sentó frente a su escritorio y abrió su cuaderno de notas, donde a veces escribía para aclarar sus pensamientos. Esta vez, las palabras fluían casi sin que las pensara:

"Hoy fue un día extraño. Me sentí cómodo, pero al mismo tiempo nervioso, como si algo estuviera fuera de lugar. Adrián tiene esa manera de ser tan... ¿despreocupada? ¿atenta? No lo sé. Lucas es un gran niño, pero lo que realmente me desarma es cómo Adrián me mira a veces. ¿Es mi imaginación? No puede ser real. Estoy exagerando, estoy seguro. Adrián no podría interesarse en mí de esa manera. No tiene sentido, ¿verdad?"

Se detuvo un momento, dejando caer el bolígrafo sobre el papel. Era la primera vez que ponía en palabras lo que había estado sintiendo en los últimos días. El peso de sus pensamientos parecía menos abrumador al verlos escritos, pero al mismo tiempo, sentía que admitirlo lo hacía más real.

Apagó la luz y se recostó en la cama, pero el sueño no llegaba. La imagen de Adrián sonriendo junto al lago volvía a su mente una y otra vez.

"Tal vez estoy malinterpretando todo. Pero... ¿y si no? ¿Y si hay algo más aquí?"

Por un momento, Chris consideró la posibilidad de hablar con Adrián, de preguntarle directamente. Pero el miedo lo detuvo.

"¿Qué tal si lo arruino? Es mejor así. Mantener las cosas como están. No quiero perder lo que ya tengo con él, por pequeño que sea."

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Juan Silvestre Fernando Ramirez
El personaje Chris me inspiré en un chico que vi en un Bus, estaba tan absorto en sus propios pensamientos que me pareció interesante.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Ay chiquito.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Bueno, si. Pero pobrecito. 😔
Juan Silvestre Fernando Ramirez: jaja, tiene la culpa de hacerlo esperar tanto
total 3 replies
•CESSALIE•
Bueno
Flor Romero
Chris se un poco más fuerte por favor, la gente abusa de los débiles, deja esos miedosporfavor
Juan Silvestre Fernando Ramirez: Siii, tienes razón
total 1 replies
Juan Silvestre Fernando Ramirez
este capítulo muestra la importancia de la abuela en la vida de Chris, él en esta etapa de la historia es muy temeroso, si te fijas no hay mejores amigos, así que si no interactúan tanto es la culpa de él.
Flor Romero
no interactúan casi los prota, por que?
Juan Silvestre Fernando Ramirez
jaja, porque es temporal ese trabajo,, es joven, en el capítulo la segunda ley de la termodinámica,, ahí se mete al concurso para ser titular.
Flor Romero
por que si es profesor de universidad vive tan pobremente, coordino.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Más real imposible.
Ame.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Wow, fascinante. Me encanta, los incorporas muy bien en la novela.
Juan Silvestre Fernando Ramirez: jaja, me inspiro en hechos reales.
total 2 replies
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Tú novela es muy atrapante.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Realmente no es nada, muchas gracias a tí por escribir una hermosa obra de arte.
Juan Silvestre Fernando Ramirez: ,Gracias por tu apoyo, me motiva a seguir escribiendo.
total 2 replies
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Wow, muy buen capítulo. ✨
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