son amigos de la infancia se quieren como hermanos pero ella siente algo más que una amistad ¿un amor no correspondido por él?
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capitulo 22
El eco de las palabras de Amelia resonaba en la mente de Axel y Stiven mientras la observaban alejarse. Ambos permanecieron en el pasillo en silencio, como si aún procesaran el impacto de su reacción. Para Axel, aquello no era solo una advertencia; era una declaración. Amelia no iba a dejar que nadie la tratara como un objeto de disputa, y ahora le quedaba claro que cualquier paso en falso podría significar perderla para siempre.
Mientras tanto, Stiven mantenía su postura relajada, aunque sus pensamientos iban en otra dirección. Sabía que había tensado demasiado la cuerda al intervenir en la conversación, pero para él, la oportunidad de estar cerca de Amelia valía el riesgo.
Axel rompió el silencio con una mirada cargada de reproche.
— Esto no ha terminado — dijo, su tono firme pero contenido.
Stiven esbozó una media sonrisa que apenas disimulaba su propio enojo.
— No tiene por qué ser una competencia, Axel. Si Amelia me elige, será porque lo quiere, no porque la haya obligado.
— Ella no te va a elegir — replicó Axel, acercándose unos pasos. — Porque no confía en ti. Porque sabe lo que eres.
Stiven no respondió de inmediato. En lugar de eso, guardó las manos en los bolsillos y levantó los hombros.
— Veremos.
Dicho esto, se dio la vuelta y se alejó, dejando a Axel en medio del pasillo, su mente trabajando a toda velocidad en un plan para arreglar las cosas con Amelia.
Esa noche, Amelia estaba sentada en su habitación, mirando las luces de la ciudad desde la ventana. Las palabras de Axel y Stiven seguían rondando en su cabeza, pero lo que más la perturbaba era su propia confusión. No quería que su vida se redujera a una elección entre dos personas. Quería ser libre para decidir qué era mejor para ella, sin sentir la presión de sus sentimientos contradictorios ni de las expectativas que otros habían impuesto sobre ella.
El sonido de su teléfono la sacó de sus pensamientos. Era un mensaje de Axel.
> "Amelia, por favor, déjame explicarte. No quiero que esto termine mal. Solo quiero hablar contigo, cuando estés lista."
Amelia miró la pantalla durante unos segundos antes de dejar el teléfono a un lado. Ni siquiera tuvo tiempo de procesar lo que sentía cuando otro mensaje llegó, esta vez de Stiven.
> "Sé que estás confundida, pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, sin importar lo que decidas. No estás sola."
Amelia suspiró profundamente. Ambos mensajes eran diferentes, pero tenían algo en común: la necesidad de tener un lugar en su vida. Sin embargo, Amelia sabía que no podía responder a ninguno. Necesitaba tiempo para pensar, para aclarar lo que realmente quería antes de enfrentarlos de nuevo.
Al día siguiente, en la escuela, Amelia trató de mantener un perfil bajo, pero era casi imposible. Axel intentó acercarse a ella varias veces, aunque sin insistir demasiado. Por otro lado, Stiven, siempre astuto, se limitó a observarla desde lejos, sin forzar ningún encuentro.
Durante el almuerzo, Amelia decidió ir a la biblioteca en lugar de sentarse en el comedor. Necesitaba un momento de tranquilidad. Mientras hojeaba un libro al azar, Axel apareció a su lado, pero esta vez se veía diferente. Había dejado atrás la actitud posesiva y se mostraba más sereno, aunque claramente aún estaba preocupado.
— No voy a presionarte — dijo en voz baja, para no llamar la atención. — Solo quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites.
Amelia levantó la vista, sorprendida por su tono.
— Gracias, Axel. Pero necesito que entiendas que no puedo tomar decisiones ahora.
Axel asintió, aceptando sus palabras.
— Lo entiendo. Solo quiero que sepas que lo siento. Por todo.
Antes de que pudiera responder, Axel se levantó y salió de la biblioteca, dejando a Amelia con un extraño alivio y, al mismo tiempo, una sensación de culpa que no lograba entender del todo.
Esa tarde, al salir de la escuela, Amelia encontró a Stiven esperándola cerca de la entrada. Dudó un momento antes de acercarse, pero decidió que no podía evitarlo para siempre.
— ¿Por qué estás aquí? — preguntó, tratando de sonar más segura de lo que se sentía.
Stiven se encogió de hombros.
— Solo quería saber si estás bien.
Amelia suspiró.
— Estoy bien. Pero no puedo seguir teniendo estas conversaciones contigo y Axel al mismo tiempo. Es demasiado.
— No quiero agobiarte, Amelia. Solo... quiero ser alguien en quien confíes — dijo Stiven, con un tono que parecía genuino.
Ella lo miró detenidamente. Sabía que Stiven tenía un pasado complicado, pero también veía un lado de él que parecía querer redimirse. Sin embargo, aún no estaba segura de si podía arriesgarse a confiar en él completamente.
— Agradezco que quieras estar aquí para mí, pero necesito tiempo. No puedo prometerte nada — dijo finalmente, sintiendo que era lo más honesto que podía ser en ese momento.
Stiven asintió, aunque la decepción se reflejaba en sus ojos.
— Tómate el tiempo que necesites.
Amelia comenzó a caminar hacia su casa, pero esta vez se sentía un poco más ligera. Había dejado claras sus intenciones, y aunque sabía que el camino sería difícil, al menos había dado un paso hacia recuperar el control de su vida.
Esa noche, mientras Amelia reflexionaba sobre todo lo que había sucedido, llegó a una conclusión importante: ya no se trataba de Axel o Stiven. Se trataba de ella, de decidir quién quería ser y qué quería hacer con su vida. Por primera vez, sintió que estaba empezando a tomar las riendas de su historia, y eso era lo que más importaba.