La Santa Guerrera

Ambos se aseguraron de que nadie los siguiera.

El agua del río se veía muy transparente y limpia, laila se quitó el sacó y se sentó a quitarse los zapatos, Kael la miró y se sonrojó mirando hacia otro lado.

"Emm.. te esperaré por aquí" dijo Kael.

Ella asintió, Kael quería mirarla pero si dignidad como un hombre respetuoso y caballeroso se pondría en juego.

Se rascó la cabeza un poco desesperado.

Él se escondía detrás de un árbol, se dejó caer al suelo sentado y trato de ignorar lo que pasaba a sus espaldas.

Esto me está volviendo loco.

Kael estaba maravillado con la apariencia de Laila, era hermosa y llena de carisma. Su corazón latía cada vez que la veía luchar, parecía alguien indestructible. Pero no quería sentir ésto, él estaba comprometido con una noble que sus padres habían elegido para un matrimonio político. Él nunca se sintió atraído por alguna chica, tanto que, sus padres comenzaban a dudar sobre sus preferencias.

Pero cuando vio a laila manejar la espada y esas cuchillas como si fueran parte de ella, su corazón se aceleró. Se sentía nervioso, atraído por ese largo cabello y esas mejillas rosadas, se había enamorado a primera vista y sabía que ella no lo veía de la misma forma. Quería llegar lo antes posible con sus padres y pedirles que cancelaran el matrimonio, quería estar con Laila.

La luz del sol reflejaba en el agua la maravillosa figura de Laila, pechos que ella misma vendaba y escondía por qué no la dejaban atacar bien. Abdomen plano y marcado, cintura pequeña y cadera un poco pronunciada. Una piel que parecía de porcelana, que a pesar de que Laila no cuidaba su apariencia, ésta lucía suave.

Laila se sumergió en el agua y así limpió su cabello, era bastante refrescante.

sus pestañas blancas, rizadas y largas, sostenían pequeñas gotas de agua que brillaban con el sol.

Kael solamente escuchaba el sonido del agua y de laila moviéndose en ella. Apretó sus manos para controlarse y no salir a su encuentro, era la primera vez que le pasaba y no era capaz de controlar todos esos sentimientos.

Se le conocía por ser una persona recta y sería, leal y perfecto. Pero solo con Laila de frente no sabía que hacer, mirando sus carnosos labios rosados, el rubor en sus mejillas por el calor no sabía cómo actuar.

Laila salió del agua y se puso su ropa de la parte inferior de su cuerpo, miró las vendas y trato de apretar su pecho con ellas.

Ella no alcanzaba la parte trasera de su espalda y suspiró, pensó con vergüenza y luego habló.

"Eh... Duque Kael" habló nerviosa y el no giró la vista, solo le respondió.

"¿Si?"

"Uh, no puedo ponerme las vendas"

Él no suponía que Laila utilizara vendas para sus pechos, por lo qué se giró a verla y salir sin pensarlo dos veces.

Cuando la miró parada sobre el pasto, sin blusa y de espaldas, caminó nervioso.

Laila sostenía sus pechos tapados por una tela fina blanca, Kael sostuvo la parte trasera de la venda y al mirar su espalda mojada, notó las cicatrices.

Laila trataba de darle la vuelta a la venta tapando sus pechos con una mano, cuando sintió el deslizar de un dedo por encima de una de sus cicatrices.

Kael miró molesto aquellas marcas, ¿Quién lo había hecho? ¿Por qué?