La esposa humana del vampiro
¿Qué harías si, después de una vida plena, reencarnas como la esposa de un vampiro? Y no cualquier vampiro, sino uno poderoso, con dos hijos y una mansión que mantener, ¡justo como en la última novela que leíste! Nuestra protagonista, una anciana del mundo moderno, se encuentra en este hilarante y peculiar aprieto.
Ahora, con su espíritu vivaz de octogenaria atrapado en el cuerpo de una joven esposa, deberá navegar las excentricidades de su nuevo hogar inmortal. Entre hijos colmilludos, sirvientes peculiares y un esposo misterioso, descubrirá que la vida eterna puede ser sorprendentemente divertida y, quizás, incluso le ofrezca una segunda oportunidad para el amor y la aventura. Prepárate para un romance fresco, lleno de risas y con la dosis justa de acción en un mundo donde lo sobrenatural se encuentra con lo inesperado.
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Capitulo:15
Mientras la pista de baile se llena de parejas bailando en armonía, los gemelos Cortés están en el jardín disfrutando todo lo que mandó a preparar la emperatriz.
Albert ya aburrido habla con un niño de su edad que para él es poco inteligente y no conoce nada de la vida, mientras Mía toma un delicioso té con galletas de chocolate acompañada de varias niñas de diferentes edades, pero todas unas arpías.
—Eres Mía Cortés ¿Verdad?
Pregunta una niña rubia creyéndose el centro de atención.
Mía la mira de arriba abajo y con una sonrisa maliciosa habla.
—Así es... ¿Tú quién eres?
La niña se ofende y pone mala cara.
—A mi todo me conocen, lady Cortés.
—No todos... Yo nunca te había visto, y si lo hice no me acuerdo.
Dice restando importancia y el rostro de la niña se vuelve rojo de coraje.
—Mi nombre es Berta Luberg.
Dice con los dientes apretados y Mía vuelve a sonreír.
—Ah, eres de esa familia, no son tan importantes ¿Por qué crees que todos deben de conocerte?
Habla Mía con toda la intención de molestarla y recuerda que su madrastra mencionó un incidente con la hermana mayor de esta cría, y al parecer su hermanita pequeña es igual.
—No prestes atención lady Luberg, esta niña solo debe de tenerle envidia.
Dice una de las niñas que anda detrás de la cría como rabo.
—Tienes razón, vengan y tomemos asiento.
Ellas se sientan frente a Mía, pero esta no le presta ni la más mínima atención.
—Escuché que tu madre te abandonó, es lamentable tu caso.
Menciona Berta con maldad y Mía arruga el ceño pensando que esta noche su papá le dará una buena regañada por lo que piensa hacer.
—Si me abandonó ella se lo pierde, soy una niña hermosa, poderosa e inteligente, eso me tiene sin cuidado.
—Jajaja, no he hagas la fuerte mocosa, también escuché que tu madrastra tampoco te quiere, es una zorra que se arrastra detrás de un simple barón.
En un movimiento tan rápido que apenas la niña pudo procesar, Mía se acerca a ella y sin darle tiempo a pensar su pequeño puño impacta contra la nariz de la rubia molesta y esta comienza a sangrar inmediatamente.
Las otras niñas intentan moverse para defender a su jefa, pero Albert con rostro sombrío se pone de pies frente a ellas dejando salir sus colmillos con una sonrisa siniestra.
—Si se mueven las dreno a todas.
Dice y las niñas se asustan quedando paralizadas.
Mía toma a Berta por los cabellos y la comienza a arrastrar.
—Yo soy la única que tiene derecho a hablar mal de mi madrastra, yo y nadie más.
Dice con enojo.
LAURA:
En la pista de baile nos movemos lentamente el compás de la música.
—Me sorprendes que bailes muy bien.
Me susurra en el oído y un escalofrío recorre toda mi columna.
—Aprendí todo lo necesario para ser la mejor.
Le guiño un ojo y una sonrisa hermosa se forma en sus labios.
—De verdad que me encantaría conocer el mundo de dónde vienes.
—Es genial, estoy segura de que allá serías un modelo muy codiciado
—Mmm, modelo.
Murmura haciendo que no aparte la vista de sus hermosos ojos, de verdad que este hombre es muy guapo.
Cuándo se termina el vals observo como Adrián se acerca a nosotros, la verdad yo hasta me había olvidado de él.
—Tenemos problemas.
Escucho como susurra y Víctor me mira.
—¿Qué problemas?
Le pregunta en un tono muy bajo.
—Los niños.
Vuelve a susurrar y alzo las cejas con algo de preocupación ¿Qué les habrá pasado?
—Yo iré a ver, tú te puedes quedar...
—Iremos los dos, no me quedaré sola en este lío de víboras.
—Está bien, vamos.
Nos abrimos paso en medio de las personas y para ir más rápido él toma mi mano y entrelaza nuestros dedos haciendo que varias miradas se fijen en nosotros.
Sin prestar atención nos encaminamos hacia un pasillo y a una corta distancia entramos a un pequeño salón donde se encuentra unas cinco niñas y un niño aparte de los gemelos.
Una de ellas está lloriqueando y a simple vista se mira la nariz partida... Woow ¿Quién le hizo eso?
Dos señores al vernos se colocan en pies y hacen una reverencia aunque sus rostros no se miran muy felices, el hombre a simple vista se nota que le lleva unos treinta años a la mujer que me mira con mala cara.
—Señores Cortés, buenas noches.
Dice el hombre y ambos respondemos a la reverencia y respondemos.
—Buenas noches.
—Señor cortes, lamento haberlo mandado a llamar, pero su hija debe de responder por haber dañado a nuestra pequeña flor de esa manera.
Dice el hombre con evidente enojo y abro los ojos mirando a Mía, esta me evade la mirada y yo miro a la otra niña que solo solloza pegada a su mamá.
—¡Padre, tienes que darle un castigo de cincuenta latigazos!
Dice la niña que solloza con prepotencia y yo abro los ojos... Mía tenía que darle más duro.
—Señor Luberg ¿Tienes pruebas de esa acusación?
La señora da un paso adelante con el rostro rojo.
—Esos niños son testigos de lo que esa monstruo le hizo a mi flor.
Dice con desprecio y yo por igual soy un paso hacia adelante y miro a la señora con altura.
—Cuide su palabra señora Luberg, no permitiré que se dirija de esa manera a mi niña.
—¿Su niña? Usted no es su madre señora Cortés, y con esta acción se puede notar la clase de educación que le has dado ¿Pero qué se puede esperar de una mujer con un amante?
Mi mano impacta fuertemente en el rostro de la mujer que abre la boca y los ojos.
—Fácilmente puedo demandarla por difamación a mi persona, señora Luberg ¿Tiene prueba de que tengo un amante? Mejor eduque bien a su mocosa malcriada antes de ponerse de chismosa, al parecer eso sí sabe hacer bien ¿No?
Autora sólo recuerda que la culpa y el arrepentimiento nos van a acompañar siempre pero has seguido tú camino y continuas de pie. Eres una sobreviviente enorgullecete de ti.
Un abrazo y bendiciones!