Alex, un joven con una apariencia ruda pero un corazón amable, sacrifica su vida para salvar a unos gatitos abandonados. Como recompensa, reencarna en un mundo mágico en el cuerpo de una ardilla hembra de color blanco. En este nuevo mundo, Alex, ahora conocida como Lucía, descubre habilidades mágicas y forma alianzas con otros animales del bosque. Juntos, enfrentan amenazas tanto de depredadores como de humanos que quieren destruir su hogar. Con la ayuda del sistema Gran Oyama, Lucía lidera a sus amigos en una batalla épica para proteger el bosque y encuentra un nuevo propósito en su vida como ardilla mágica.
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capítulo 15
Capítulo 15: El Descanso de Nieve
Después de haber creado a sus nuevas sirvientas, Mey y Usaru, Nieve se dedicó a entrenarlas intensamente. Quería que fueran las protectoras de su mansión, asegurándose de que estuvieran listas para cualquier amenaza. Las puso bajo la supervisión de su primer mayordomo, quien les enseñó las reglas y responsabilidades del hogar.
Nieve, por su parte, no se detuvo. Pasaba días enteros peleando con monstruos y entrenando sin descanso. Su determinación de volverse más fuerte la impulsaba a seguir adelante, pero el agotamiento comenzaba a pasarle factura. Una noche, después de una larga jornada de entrenamiento, regresó a su casa completamente exhausta.
Al entrar, sus piernas temblaron y apenas pudo llegar a la sala antes de desplomarse. Luna, que estaba esperando ansiosamente su regreso, corrió hacia ella. “¡Nieve! ¿Estás bien?” preguntó con lágrimas en los ojos.
Nieve intentó responder, pero su cuerpo no le respondía. La tensión acumulada y el agotamiento extremo la llevaron a transformarse involuntariamente en su forma de ardilla dragón de nieve. Su cuerpo se encogió hasta quedar del tamaño de la mano de Luna, quien la recogió con cuidado.
“¡Nieve, por favor, despierta!” suplicó Luna, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. La pequeña ardilla dragón de nieve estaba inmóvil, respirando apenas.
Mey y Usaru llegaron corriendo al escuchar los gritos de Luna. Mey, con su cabello rosa y corto, se arrodilló junto a Luna y examinó a Nieve. “No te preocupes, Luna. Solo necesita descansar. Mientras esté dormida, nada le sucederá,” dijo con voz suave y tranquilizadora.
Usaru, con su actitud tsundere y cabello negro, se cruzó de brazos y asintió. “Sí, esta pequeña guerrera ha estado esforzándose demasiado. Necesita recuperar sus fuerzas.”
Luna, aunque aún preocupada, se sintió un poco aliviada por las palabras de las sirvientas. Colocó a Nieve en una pequeña cama improvisada y se sentó a su lado, vigilándola atentamente.
Durante la noche, Nieve comenzó a moverse inquieta en su sueño. Su cuerpo, aún en forma de ardilla dragón de nieve, reaccionaba a las tensiones acumuladas de los días anteriores. De repente, una pequeña ráfaga de magia escapó de su cuerpo, iluminando la habitación con un resplandor azul.
Luna se sobresaltó, pero Mey la tranquilizó. “Es solo su magia ajustándose. Está sanando y recuperando su energía.”
A la mañana siguiente, Nieve despertó lentamente. Al abrir los ojos, vio a Luna dormida a su lado, con rastros de lágrimas en su rostro. Nieve se sintió culpable por haberla preocupado tanto. Con un esfuerzo, se transformó de nuevo en su forma humana, aunque aún se sentía débil.
“Luna,” susurró, acariciando suavemente el cabello de la niña. Luna se despertó y, al ver a Nieve en su forma humana, la abrazó con fuerza. “¡Nieve! Me asustaste tanto. Pensé que te había perdido.”
Nieve sonrió débilmente. “Lo siento, Luna. No quería preocuparte. Prometo que seré más cuidadosa.”
Mey y Usaru entraron en la habitación, aliviadas al ver a Nieve despierta. “Es bueno verte de pie, Nieve,” dijo Usaru, aunque su tono seguía siendo firme. “Pero necesitas descansar más. No puedes seguir empujándote al límite.”
Nieve asintió, reconociendo la sabiduría en las palabras de Usaru. “Tienes razón. Necesito aprender a equilibrar mi entrenamiento con el descanso.”
Durante los días siguientes, Nieve se tomó un tiempo para recuperarse completamente. Pasó más tiempo con Luna, disfrutando de momentos tranquilos y fortaleciendo su vínculo. También supervisó el entrenamiento de Mey y Usaru, asegurándose de que estuvieran bien preparadas para proteger la mansión.
Una tarde, mientras Nieve y Luna paseaban por el jardín, se encontraron con Eldric. El subcomandante aún tenía sus dudas sobre Nieve, pero al ver la dedicación y el cuidado que mostraba hacia Luna, comenzó a reconsiderar su postura.
“Nieve,” dijo Eldric, acercándose. “He visto cómo te has esforzado por proteger a Luna y a todos aquí. Aunque aún tengo mis reservas, estoy dispuesto a darte una oportunidad.”
Nieve lo miró con sorpresa, pero asintió agradecida. “Gracias, Eldric. Haré todo lo posible para demostrarte que puedes confiar en mí.”
Con el apoyo de Eldric y la compañía de sus nuevas sirvientas, Nieve se sintió más preparada que nunca para enfrentar cualquier desafío. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero con su fuerza renovada y sus habilidades mejoradas, estaba lista para lo que viniera.