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333 Anexos

333 Anexos

Status: En proceso
Genre:Romance paranormal / Aventura Urbana / Mitos y leyendas
Popularitas:906
Nilai: 5
nombre de autor: 𝐏𝐨𝐢𝐬𝐨𝐧

Su personalidad le permitió continuar con una vida que no recordaba.
Su fortaleza la ayudó a soportar situaciones que no comprendía.
Y su constante angustia la impulsó a afrontar lo desconocido; sobreviviendo entre una fina y delicada pared que separa lo inexplicable de lo racional.

NovelToon tiene autorización de 𝐏𝐨𝐢𝐬𝐨𝐧 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La única capaz de vencer al Anexo

  — ¿Eres Eliana? ¿La hija de los Jerd?

Fue difícil mirar en dirección de quien lo había dicho. Tres individuos extraños vestían ropas holgadas de monjes en color café oscuro, lo más extraño de ellos no era el sombrero puntiagudo sobre sus cabezas, sino el velo negro que caía de ellos para no exponer sus rostros.

Parecía un tribunal. Me separaron de Dagan, Félix y Roxan al ingresar al salón con pálida iluminación. A la cabeza estaba un hombre, del lado izquierdo había un asiento vacío; de lado derecho una mujer, los dos presentes aparentaban disparidades mínimas en las edades.

El hombre debía alcanzar los cincuenta años, cercano al ahora enfermo. Sin embargo, sus vibras fueron completamente diferentes a lo que podrías esperar de un mayor vistiendo traje negro con el cabello canoso peinado hacia atrás. Él esparcía serenidad, quietud, el dominio de su temperamento fue la viva imagen de templanza; como un águila.

La dama a su lado derecho no parecía tener alguna relación sentimental con el hombre pese a llevar un anillo en su mano y, parecía menor al otro, debía tener sus cuarenta. Usaba un elaborado traje femenino en tonos blancos con delineados negros que acompañaban la fiera mirada de la mujer. Poseía el cabello corto, casi a la misma altura que el mío, pero con el tono rojo fuerte de Roxan. Juntó las manos sobre sus muslos y mantuvo una postura recta: espalda erguida y piernas juntas.

Los asientos individuales se dividían en dos columnas, una derecha y otra izquierda, casi todos ocupados por rostros jóvenes. En medio de todo ello, frente los dos mayores, me encontraba sentada siendo examinada por los extraños. En lo más profundo, Dagan y Félix observaban con atención.

A los desconocidos les expliqué mi perdida de memoria.

  — Se permitió que su vida siguiera fluyendo como agua del rocío, pero...

  — La condición fue su pérdida de memoria y, por lo tanto, el bloqueo de su habilidad...

  — Y ya que la habilidad sigue en pie, debemos proseguir como dictó el Joven Maestro —concluyeron los tres.

Nadie opinó, ni siquiera el hombre que parecía ser la mayor autoridad. Frotó su barbilla y, al igual que todos, me examinó rigurosamente. Volteó a su derecha y susurró algo con la dama elegante quien asintió algunas veces.

  — Eliana, ¿eres consciente de todos los problemas que causa tu existencia? Empezando por Dagan y terminando con un Riel o Anexado común.

Negué. Respiré e intenté que mi mayor sinceridad saliera a brote para empatizar. Jamás pensé que tomaría un esfuerzo sobrenatural buscar la calma en donde solo hay incertidumbre y miradas asesinas.

  — Desde que el sr. Daimond descubrió mi habilidad, es lo único que he escuchado, pero... No lo entiendo y es horrible oírlos decir que debería estar muerta —quise fingir llorar, pero las lágrimas y el sentimiento se volvieron reales—. Si el problema es la habilidad, haré lo imposible por controlarlo y serles de ayuda, así que solo... No me arrastren aquí para decidir que deben deshacerse de mi.

Sin prevenirlo, las lágrimas simplemente rodaron hasta mi barbilla. Afortunadamente, mi voz no se quebró y todavía podía controlar mi respiración. El silencio empezó a romperse cuando los murmullos y comentarios surgieron. Con un solo gesto de manos, el mayor calló a todos. Por primera vez, tomó la palabra.

  — Tu habilidad enfermó a Daimond —sentenció sin titubear—. Su vida peligra. Dime, ¿crees que esto no volverá a suceder?

Quise negarlo, pero mi cerebro seguía enfrascado en el recuerdo de sus labios diciendo que el Señor Oscuro enfermó por mi culpa ¿Cómo sería posible? ¿Un descontrol de mi habilidad? ¿Qué clase de habilidad enferma a otros? ¿Por qué sucedió eso? ¿Y si fue porque usó su habilidad en mi cuerpo astral aquella vez? ¡¿P-Podría ocurrirle lo mismo a Félix?!

  — No hay que darle oportunidad —un encapuchado habló—. El siguiente podría ser alguien influyente–

  — ¡Hay alguien! —interrumpí, nerviosa. El estómago se contrajo con fuerza en mi interior y la cabeza empezó a dar vueltas, pero seguí firme—. ¡Ha-Hay alguien más peligrosa que yo!

Eso los extrañó tanto que dudaron. Hicieron preguntas pero busqué calmarme para contar cuidadosamente lo que había visto y experimentado en los inicios antes de que este caos se desatara.

  — No sé quién sea ni lo que quiere, pero he visto a una mujer rodeada de niños.

  — Los espectros recolectores son nor–

  — No conozco los detalles de los espectros ni sus categorías, solo sé que es alguien de temer —expliqué—. Y no la vi en el límite, fueron... Muchas cosas extrañas, no puedo explicarlo ahora.

Parecieron tomarme en serio pues todos desviaron la atención de mi para enfocarla en mi sujeto de expiación. Volteé hacia atrás y compartir miradas con Dagan y Félix, ambos lucían consternados. Al alzar la vista al hombre, él tomó un teléfono y se lo entregó a un monje –o lo que sea–, para mostrarme una fotografía.

Al ver, se trataba de un dibujo mejor conocido como retrato. Sin duda era Maestra, su perfil coincidía conmigo y, aunque en aquel colapso visual de la primera vez no lo noté, tenía el cabello largo y desordenado. Era como yo, pero había confirmado que no se trataba de Eliana.

  — Es ella —afirmé segura.

Un caos azotó el sitio. Pasaron varios minutos antes de que por fin se recuperara el orden.

  — Eliana, ella no es un espectro cualquiera —dijo la mujer—. Es un demonio, uno muy peligroso ¿Hablaste con ella?

  — N-No, pero...

La conversación que ella mantuvo con los niños estaba regresando a mi mente. Fue el día que fui al más allá por el bebé de Jane Flyer antes de que se "suicidara". Primero, los niños le dijeron que mi olor coincidía con ella, teníamos el mismo aroma del bosque a dónde iban, lo que ella les dijo fue...

"Estoy buscando a una vieja amiga, si vuelven a ver a alguien así... Asegúrense de no dejarla ir".

¿Eh? ¿Un bosque? El joven que ví en los recuerdos de Eliana estaba frente a un árbol, en un bosque...

... Eliana, ¿la conocías, verdad?

  — ¿Te encuentras bien, Eliana? —preguntó el hombre—. Félix, acércate a revisarla, todos los demás retrocedan.

El ambiente fue inquieto, sentí que todos me miraron con miedo. Y aunque me esforcé por mantenerme tranquila y explicar mi teoría, mi cuerpo se inquietó. Quería, no; Necesitaba los recuerdos de Eliana y abandonar las dudas. Cuando Félix me tocó, perdí la noción del tiempo y el cuerpo.

Deseé tanto poder levantarme de la silla, pero nada funcionaba. Frente a mi, Eliana temblaba tanto como yo, pero su miedo era diferente, sus ojos revelaban pánico y caos interior, me expresó tanto que quise abrazarla para calmarla.

  — Tranquila —sonreí temiendo, porque incluso sin los recuerdos, sabía que lo que ella aguardaba sería impactante o destructor—. Ya estás bien, yo voy a cuidarte, de verdad. Regresa a mi, por favor.

Parecía fuera de sus sentidos, el vestido blanco que llevaba no era más que trapos viejos. El cabello que pudo ser tan hermoso y definido como el de Mikaely, estaba sucio y opaco. No había extremidad que no tuviera arañazos y la sangre saliera hecha coágulos negros, un caos total. Me entristeció verla así, haberla rechazado y, odiado durante dos años.

  — ¿Q-Qué quieres saber? —murmuró.

Antes de responder, Maestra hizo acto de presencia. El espacio donde estaba se distorsionó brutalmente y nos forzamos a cambiar de escenario, fue como aquella vez en la cafetería. Espacio blanco con grietas negras de dónde aprecian recuerdos de Eliana.

  — Al fin te encuentro, Eliana.

Llevaba una espesa capa gris con un bastón. Apenas podía visualizar sus facciones y odié su parecido a mi cara.

  — ¿Qué quieres? —solté sin miedo—. Eres tú la fuente del descontrol en mi habilidad, ¿cierto?

Asintió sonriendo.

  — Te he buscado por mucho tiempo, incluso me llevé las almas equivocadas para perder el tiempo —usó un tono divertido y espeluznante—. Mi deseo es destrozarte a ti a los malditos superiores tuyos... Pero, tengo otras órdenes.

  — Habla.

  — Será en otra ocasión, tienes mucha seguridad aquí —miró a todos lados—. Vine a llevarme a esta rata escurridiza, es la segunda vez que logra escapar.

Sin piedad agarró el cabello de Eliana y la arrojó al suelo. Me hizo un gesto de despedida y el espacio empezó a desaparecer dejándome la vista de Eliana llorando y temblando. Grité y forcé mi cuerpo a moverme, pero caí en cuenta que el espacio estaba desapareciendo de a poco.

No ubiqué mis sentidos a tiempo, no sé qué ocurrió y a dónde fui, pero cuando logré conectar con el presente sentí mi cuerpo pegado al suelo siendo aplastado con fuerza mientras oía gritos de fondo. Al igual que lo sucedido en la cafetería, el salón estaba destrozado. Las paredes tenían rasgaduras negras, los muebles se hallaban picados incluso el cableado de las luces colgantes se arrancaron de las paredes.

Sin poner mucha resistencia, me soltaron para levantarme. El corazón me latía en un explosivo sentimiento de rabia.

  — ¿Por qué están sujetándome? —pregunté, casi riendo—. Ella es el peligro, pero vino y se paseó por sus narices mientras destruía todo, son la burla, ¿verdad? Me quieren matar para ocultar que son todos unos inútiles incapaces para detenerla, ¡¿o no?! —antes de que alguien hablara, seguí—. ¡No, no, no, no, me equivoco! JAJAJAJAJA Le hicieron algo a Eliana y quieren callar el secreto, ¡¿verdad?! Esa es su excusa para todo este–

Una bofetada firme me hizo voltear la mirada. Al ver que se trataba de Félix y tenía una expresión adolorida, decepcionada o temerosa, no pude evitar llorar. Él dobló las rodillas y acarició mi cabeza.

  — Lo hiciste bien Lia. Cálmate, no tengas miedo —susurró—. Ve a casa con Dagan.

Y medio de toda esa confusión, recordé una mirada de paz, un tono suave de voz y una sonrisa cálida... No me detuve a pensar si golpeé a Félix cuando mis piernas reaccionaron y me permitieron correr hasta él, mi lugar seguro.

En el transcurso, Eliana empezó a devolverme pequeños recuerdos, cada uno menos detallado que el otro. Nada conciso, nada claro, pero qué más daba.

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Anrai Dela Cruz
¡Necesito saber qué sucede después! ¡No me dejes esperando mucho tiempo! 😱😜
KnuckleDuster
¡Me muero por saber qué pasará en el próximo capítulo! 😍
Ludmila Zonis
¡Me he enamorado de tus personajes! Cada uno tiene su propia personalidad única y me han robado el corazón. 😍
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