En una época donde la alta sociedad, la reputación y las apariencias determinan el estatus de las personas, una joven Baronet se inscribe a la escuela más prestigiosa donde la crema y nata de la sociedad se reúnen para forjar a los futuros nobles y gobernantes del reino. Ahí tendrá que sobrevivir a los abusos y humillaciones de sus compañeros para ganarse un lugar dentro de la alta sociedad y recuperar el honor de su familia que ha sido pisoteado desde hace tres generaciones.
Pero sus planes podrían verse afectados con la repentina aparición de fenómenos paranormales y eventos más allá de la comprensión humana, que asolan la institución. Y que aparentemente iniciaron el mismo día que conoció a un conde atractivo, de figura galante y atractivo sobrenatural.
¿Qué misterios ocultan sus ojos carmesíes y su cabello negro como la obsidiana?, ¿será nuestra protagonista capaz de sobrevivir entre las fauces de dos bestias hambrientas?, ¡échale un vistazo a esta historia de romance y terror!
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Capítulo 14: Pánico En La Fiesta Elegante Parte: 2
En algún lugar de Nueva-Arcadia:
Los pinos crujían gracias a la furia del viento, y sus troncos se estremecían cada vez que la madre naturaleza soplaba, una y otra y otra vez. Era un bosque muy oscuro; los grillos cantaban a la distancia, las aves nocturnas graznaban y ululaban en la oscuridad, y los pequeños murciélagos de ojos rojos aleteaban en manada, bajo la luz rosada de una luna sangrienta imperfecta.
Fue en el lugar más oscuro del bosque, en dónde se paseaba un misterioso sujeto encapuchado; un anciano de barba grisácea y abundante, vestido con una capa negra. En la palma de su mano tenía una especie de tatuaje; (era una estrella de cinco puntas, rodeada por un círculo que contenía signos y letras muy extrañas).
Para ayudarse utilizaba un bastón viejo, que lo ayudaba a soportar la debilidad de su cuerpo con cada paso que daba. Y a su propio ritmo, lento y paciente, se fue abriendo paso entre los arbustos espinosos y las piedras afiladas en su camino. Aparentemente seguía el rastro de unos símbolos muy parecidos al tatuaje en su mano, pero que sin embargo no eran el mismo. Aún así estaban esparcidos por todo el lugar, dibujados en los troncos y en las rocas del bosque. Finalmente el hombre extraño se detuvo en un claro, en medio del bosque y encontró una roca plana en la que se sentó, y puso su bastón a un lado. Tan pronto como se sentó suspiró aliviado y bostezó.
– Ya casi es hora –dijo, y lentamente, alzó la mirada para contemplar la luna y el color rosado que la rodeaba.
Pero entonces hubo un ajetreo entre los arbustos, ahí en la oscuridad, y tan pronto como volteó, sintió una presencia muy poderosa.
– Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve en el mundo de los mortales –Se escuchó desde las sombras una voz con un tono muy grave, era como si un dragón hablase–. ¡Tú que estás ahí!, ¿a qué has venido?, invité únicamente a los líderes de los clanes de brujos en el valle de Gromm. Puedo ver que tú no perteneces a ninguno de ellos, así que responde: ¿Qué es lo que haces aquí?
– Hemos atendido a su llamado mi señor. Nuestro clan estará más que contento en apoyar su causa. –Ahí en la oscuridad que el anciano tenía de frente, se hicieron presentes un par de ojos brillantes que ardían en furia y se alzaban dos metros por encima de su humilde humanidad.
– ¿Y quiénes son ustedes, que se han atrevido a venir sin invitación? –preguntó el monstruo de ojos anaranjados–. ¿Qué ha pasado con los clanes de brujos?
– Lamento informarle que los clanes del valle de Gromm fueron desmantelados hace 200 años. La sagrada orden de la iglesia y la alta mesa de Nueva–Arcadia, enviaron a "Los caballeros de la Rosa Plateada" y dieron muerte a cada brujo que encontraron en su camino. También hicieron lo mismo con cada clan y aquelarre al este y noroeste del país. Actualmente nuestro clan es el único sobreviviente de esa purga.
– ¿Ah sí?... La verdad es que este país se las ha arreglado para resguardarse de nuestra ira. Durante los últimos 1000 años se han escondido debajo de las faldas de la iglesia para no pagar su deuda con el Inframundo, y mi maestro está cada vez más impaciente por obtener su remuneración... ¡Muy bien!, aceptaremos su ayuda, de muy mala gana por supuesto.
– Será un honor, mi señor.
– Ahora dime. ¿Cuántos miembros hay en tu clan?
El anciano retrocedió un momento, y se enmudeció ante la pregunta. No estaba seguro si debía contestar, pero finalmente lo hizo:
– Nueve... Somos tan solo nueve –fue su respuesta.
– ¿Nueve?, Así que son nueve... Es una lástima.
– La purga fue muy dura, nunca fuimos tan grandes como los brujos del valle de Gromm, pero teníamos buenos activos. Por desgracia la purga se los ha llevado, y ahora solo quedamos los hijos de aquellos que sobrevivieron. Hemos vivido en las sombras durante décadas, y evitamos llamar la atención para no ser descubiertos... Aun así, nuestra devoción es más grande que cualquier ejército, eso se lo puedo asegurar.
– Creo que no estás entendiendo... Es una lástima para aquellos que pensaron que nunca íbamos a volver, por qué así fueran mil o fueras solo tú, habríamos regresado de cualquier forma. Pero con solo nueve miembros basta y sobra para aterrorizar a este reino antes de la llegada de nuestro maestro.
Para cuando el anciano se dio cuenta, la luna sangrienta ya se había formado en todo su esplendor, en lo más alto de los cielos, y su luz carmesí apartó la oscuridad y tan pronto como lo hizo; fue revelada la figura del sujeto que se ocultaba entre las sombras.
Y frente al anciano estaba un sujeto de apariencia sombría, que medía dos metros de altura, de cabello largo y negro como el carbón y de ojos anaranjados. Su tono de piel era bronceado, y su colmillo izquierdo sobresalía de su boca. Sus ropas elegantes eran de colores negro y plateado, y en sus dedos tenía dos anillos (uno en su dedo índice y otro en su dedo anular).
– Soy uno de los príncipes de la noche, ¡Y en nombre de mi Señor Oscuro, yo te concedo el hambre de poder y la capacidad de saciarla! –entonces el sujeto se acercó y tocó la frente del anciano, quien inmediatamente comenzó a retorcerse en medio del bosque–. Este es el regalo de la noche, acéptalo y únete a nosotros.
Pasados unos minutos el anciano abrió los ojos sintiéndose mejor que nunca, como no se había sentido en unos treinta años. Lleno de sorpresa vio sus manos (ahora firmes y musculosas, y carentes de arrugas. También tocó lentamente su rostro, y no pudo sentir ni arrugas ni imperfecciones, y para cuando vio su barba, notó que las canas habían desaparecido. Él había rejuvenecido). Entonces caminó unos cuantos pasos sin su bastón, y dejando escapar un grito eufórico, de alegría absoluta, se arrodilló en el lugar.
– ¡La gratitud que siento en este momento no podría expresarla ni en cien vidas!, ¡estoy a su entera disposición, soy su marioneta, una herramienta!... ¡Un simple peón, hagan uso de mí como les plazca!
– Eso haremos, por eso no te preocupes. Por ahora solo ve y busca a tus compañeros, y tráelos ante mí para entregarles el regalo.
Pero el rejuvenecido no pudo dar dos pasos, cuando escuchó el rugido de sus tripas, exigiéndole comida.
– ¿Tienes hambre?, no te preocupes por eso, pues he dicho que te otorgaría hambre y la posibilidad de saciarla. A partir de hoy no habrá alimento que sea cultivado de la tierra o preparado por manos humanas que puedan saciar tu apetito... Sin embargo, otras cosas sí que lo harán.
– ¿Qué clase de alimentos podrían aliviar el hambre, mi señor? –preguntó con rápidez, mientras masajeaba su vientre.
– Humanos. –fue la respuesta inmediata–. Solo los humanos son capaces de saciar tu hambre de ahora en adelante. Por qué en esta noche has abandonado tu humanidad para avanzar al siguiente nivel. –El sujeto de dos metros de altura chasqueó los dedos, y tan pronto como lo hizo, provocó un dolor punzante en el pecho del rejuvenecido, quien se desplomó mientras gritaba y se retorcía de un lado a otro–. A partir de hoy eres una criatura de la noche, y no puedes volver a vivir como humano, y este destino será el mismo que tendrán tus compañeros, así que ve y tráelos ante mí, para que pueda darles su primera misión.
Finalmente el dolor se detuvo, pero para cuando el hombre se levantó, vio con horror sus manos... Ahora, su piel era grisácea y sus uñas alargadas, lentamente inspeccionó su abdomen, sus piernas ahora musculosas, su espalda deformada con protuberancias afiladas en su columna, su boca, en la que ahora habían dientes afilados como cuchillos, y finalmente su rostro, y lo que sintió con sus dedos no era humano... Él era un monstruo ahora. Pero ya no le importaba; esto era lo que muchos brujos experimentados esperaban conseguir después de años de servicio a las entidades del Inframundo, y él lo había conseguido finalmente después de tantos desafíos y dificultades.
– ¿Sabes algo?, unas "fuentes muy confiables" nos han informado acerca de un evento que se ha estado organizando desde hace días; una fiesta en la que estarán reunidos los hijos de nuestros deudores... Son pequeños, ricos, malcriados, groseros e indecentes. Por lo que su sangre tiene mejor sabor, así que su misión será ir y atormentarlos por nosotros hasta que nuestras legiones sean capaces de atravesar el reino de los sueños para llegar a este mundo. Vayan a saciar su apetito con ellos pero traten de no atacar a nuestros informantes, hicimos un contrato y les garantizamos que no saldrán heridos.
– Entendido –dijo la criatura, y a la vez sintió miedo de su propia voz. Ya no era humana, ahora sonaba como un monstruo.
Y así lo hizo el que alguna vez fue humano. Fue en busca de sus compañeros y los reunió a todos con su nuevo amo, y a todos les dio "el regalo de la oscuridad" que los convirtió en criaturas de la noche. Y con sus nuevos poderes fueron a la fiesta que se había organizado en la mansión del marqués Reagan, para celebrar la llegada del conde Tempest de Netirvania. Y tras su inesperada interrupción en el baile sembraron el caos y el terror con su ataque sobrenatural.
***
Ahora Lisa Bellstar se encontraba corriendo por los pasillos de la mansión. Corría tan rápido como podía, mientras los pasos de la persona que la perseguía se alejaban cada vez más. Para acelerar su paso tuvo que rasgar el vestido que le perteneció a su madre, ya que le impedía escapar a toda velocidad, y por alguna extraña razón, su nariz estaba sangrando, a pesar de que no había recibido ningún golpe. A lo lejos podía escuchar los gritos desesperados de sus compañeros, y los gruñidos constantes de los monstruos que habían irrumpido en la fiesta. Lo último que recordaba antes de salir huyendo, eran los rostros de terror de varios de sus compañeros que yacían tirados en el suelo, con heridas por debajo de su garganta y con sus ojos en blanco mientras trataban de suplicar con desesperación. Era como si les hubieran absorbido el alma de un mordisco, parecían muertos vivientes.
Para cuando su perseguidor abandonó la cacería, Lisa ya había dejado de escuchar sus pasos desde hace varios minutos, pero aun así no se detuvo y siguió huyendo, esquivando los muebles lujosos y los adornos que hubiera en su camino hasta no encontrar un lugar seguro en dónde ocultarse.
Pero no podía seguir corriendo, estaba casi sin aliento, sus pulmones estaban al límite y sus piernas no daban para más. Debía detenerse y descansar un poco; y entonces vio con el rabillo del ojo lo que debía ser la puerta que daba con el balcón, por lo que rápidamente fue en esa dirección y cuando estuvo del otro lado, la cerró con llave.
Ahora se encontraba descansando en el balcón, detrás de las verjas de hierro de color negro que la resguardaban de una caída de tres pisos. Con el aire frío de la noche golpeando su rostro, rodeada por asientos que daban con una pequeña mesa para tomar el té, bajo la luz de la luna sangrienta que resplandecía más que nunca.
– ¿Qué acaba de pasar?, ¿qué acaba de pasar?, ¿qué acaba de pasar? –no paraba de preguntarse, como si la respuesta fuese a caer del cielo–. Esos... Demonios van a matar a todos, van a devorarnos tal y como lo decían los libros de historia. Nunca creí que estas cosas fuesen reales, ¿qué hemos hecho para provocar la ira de los cielos?
– "Esos no son demonios" –dijo una voz suave y familiar, que descansaba al otro lado del balcón, a tan solo unos metros de dónde Lisa estaba.
Y tan pronto como lo escuchó, Lisa quiso gritar a todo pulmón, pero recordó la situación en la que se encontraba, por lo que rápidamente puso su mano en su boca y terminó de ahogar el grito que iba a soltar. Pero entonces vio bien a la persona que tenía de frente, y con la ayuda de la luz de la luna sangrienta vio su rostro; sus facciones europeas, sus ojos azules, su mirada afilada, su nariz puntiaguda, sus labios finos y rosados, y su largo cabello de color blanco. Se trataba de la única hija del conde Gerald Snow (el más importante de los condes y vizcondes del país), y su hija era: Natasha Rei Snow Atenas. La futura condesa Snow, y única heredera de todos sus bienes y fortuna.
– Esas cosas no son demonios, son solo criaturas de la noche –dijo la señorita Snow mientras rasgaba las telas finas de su vestido blanco, para envolverlas en sus manos, como los boxeadores cuando se preparan para una pelea–. Vaya, eres tú Lisa Bellstar, tengo suerte de encontrarte aquí. Ahora es nuestra responsabilidad luchar con esas cosas, prepárate.
– ¿Luchar?, ¿¡Quiere luchar con esas cosas!?, ¡no podemos hacer nada, tan solo somos doncellas en apuros, débiles y patéticas que esperan ser rescatadas!, ¿cómo podríamos luchar contra esas criaturas?
– ¿Por qué tienes tanto miedo?, vienes de una familia de cazadores, y tu aura espiritual es muy poderosa. Levántate y cumple con el código del cazador que heredaste de tu familia.
– ¿Aura espiritual?, «creo que ya escuché eso antes», «¿cazadores y un código?, no tengo ni la menor idea de qué significa eso –se respondió a si mismas–. Disculpe, no tengo idea de lo que trata de decirme, estoy aún más confundida.
– ¿Acaso tu familia no te entrenó?, los Bellstar forman parte del clan de cazadores de Nueva-Arcadia desde hace tres generaciones, debieron entrenarte.
– ¿Entrenarme en qué?
– ¡Pues en lo que está pasando ahora mismo! –respondió sorprendida–. Seres sobrenaturales, cazadores, cacerías, técnicas de supervivencia, ya sabes.
Lisa simplemente encogió sus hombros, demostrando que no sabía de a qué se refería la señorita Snow. Y entonces finalmente lo comprendió.
– Ya veo... No te dijeron nada... Bueno, aún así necesitaré tu ayuda, si queremos evitar que alguien más resulte herido, y también para cumplir el código del cazador que se ha transmitido en nuestras familias de generación en generación, entonces debemos luchar juntas.
– ¿Cómo podría ayudarla?, ¡no sé nada de esto!, ¡no soy nada útil y soy una tonta, sería un estorbo, por favor déjeme aquí!, yo... Me las arreglaré.
Pero la doncella de cabello blanco como la nieve, se apresuró a sujetar a Lisa y la sacudió para que se tranquilizara. Y cuando estuvieron muy cerca una de la otra le dijo:
– Solo te voy a explicar lo básico para que me ayudes ¿está bien?, lo demás es cosa de tu familia, *ejem*. Tu aura espiritual puede crecer más y más si viajas al reino de los sueños, así que por ahora concéntrate y trata de dormir... Unos minutos bastarán.
Sabiendo que las palabras de su compañera eran muy en serio, Lisa asintió nerviosa, cediendo más que nada para no decepcionar a la señorita Snow... Pero ella también lo sabía, de hecho lo supo desde siempre; que existía una fuerza que la renovaba mientras dormía y que le daba fuerzas para soportar su día a día. Así había sido desde el primer día que pisó la academia y así lo era hasta el día de hoy. Algo siempre pasaba cuando ella descansaba profundamente.