Mirella, una joven de 21 años, hija de la empleada de la familia Morety, recién graduada como técnica en enfermería, se ve prácticamente obligada a cuidar de Valentim Morety, quien, tras un terrible accidente, decidió aislarse en su finca.
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Capítulo 13
Mirella se asusta con la voz de Valentín, pero no pregunta, le pide a Jorge que la lleve.
Valentín: ¿No sería mejor ir en coche?
Mirella: No, vine con Jorge, volveré con él.
Valentín aprieta los dientes, Mirella se va con Jorge y parten hacia la hacienda.
Al llegar a la hacienda, Mirella se despide de Jorge, por supuesto él le pide que sea su novia, ella dice que lo pensará.
Se dirige a su habitación y decide darse un baño para dormir mejor.
Al terminar, se sorprende al encontrar a Valentín en su habitación.
"Pensé que había cerrado la puerta", piensa Mirella.
Mirella se tranquiliza, pues Valentín ya le había dicho que no le importaba si salía con Jorge o con cualquier otra persona.
Mirella: ¿Qué hace usted aquí?
Valentín: ¿Te acostaste con él hoy?
Mirella: ¡No! Sólo nos besamos, ¿cuál es el problema?
Mirella sólo lleva una toalla...
Valentín: Por la forma en que lo besabas, poco faltaba para que lo hicieran en la carretera.
Mirella: Pero no creí que fuera el momento, Jorge es un buen chico, con la vida que llevo, no lo merezco.
Valentín: ¿Sentiste el mismo deseo que cuando te toco yo?
Mirella: No voy a hablar de eso con usted.
Valentín se acerca a Mirella con la silla de ruedas.
Luego desliza sus manos por los muslos de Mirella, acercándolas a su entrepierna.
Valentín: Quiero que te sientes en el borde de la cama, Mirella -dice mientras pasa un dedo por la abertura de Mirella.
Mirella hace lo que él le pide, se sienta en la cama, Mirella es débil cuando se trata de Valentín, actuó como un robot.
Valentín: Ábrete para mí, Mirella. Así.
Valentín desliza su mano por la abertura de Mirella, deteniendo el dedo en el punto sensible.
Valentín: Mmm, estás deseando que te lo meta, ¿verdad, Mirella? Después de que dijiste que eres virgen, tengo ganas, lástima que el contrato no me lo permita.
Mirella: Usted es un cobarde.
Valentín: No, Mirella, soy sensato.
Valentín introduce el dedo en la abertura de Mirella, siente lo estrecha que es.
Valentín: Joder, qué estrecha eres.
Valentín juega con el clítoris de Mirella, no tarda mucho en llegar al orgasmo.
Valentín: Verte chupar ese helado me puso duro, lo hiciste para provocarme. Haz lo mismo ahora.
Mirella saca el pene de Valentín y lo hace deliciosamente como a ella le gusta, él gime al ver a Mirella entregándose a su miembro.
Valentín: Nadie lo ha hecho nunca tan bien como tú, Mirella. ¡Qué boca tan deliciosa! Ah...
Después de terminar, Mirella se siente mal, muy mal, una tristeza se apodera de ella, es perceptible.
Valentín: ¿Qué pasa, Mirella?
Mirella: Nada, quiero dormir, por favor, váyase.
Valentín: ¿No te ha gustado?
Mirella: ¡Por favor, salga de aquí! -dice Mirella y luego va al baño.
Valentín sale de la habitación de Mirella y se dirige a la suya, al volver a su habitación, Mirella ya no encuentra a Valentín.
Al día siguiente, Mirella se levanta temprano, toma su café, prepara la bandeja de Valentín y la lleva a su despacho como todos los días.
Mirella: Con permiso.
Valentín: ¡Buenos días a ti también!
Mirella entra y deja la bandeja sobre la mesa.
Valentín: ¿Qué pasa, Mirella? Desde ayer estás rara, bueno, más rara de lo normal.
Mirella: Si soy rara, ¿por qué le gusta hacer eso conmigo?
Valentín: Eso no tiene nada que ver, sexo es sexo, Mirella.
Mirella: Entiendo, sirvo para ser usada, para hacer sexo oral.
Valentín: Mirella, no soy sólo yo el que siente placer, yo también te lo proporciono a ti, así que en ese sentido, tú también me usas a mí.
Mirella: ¿Cree que voy a vivir así toda mi vida?
Valentín: Está bien así, quedarte así al menos cinco años, ganarás un buen dinero.
Mirella: No, puede estar seguro de que sólo me quedaré este año, jamás viviré así durante cinco años, sobre todo porque Jorge gusta de mí, quiero darle una oportunidad.
Valentín: No seas tonta, Mirella, ¿de verdad crees que le gustas? Es un glotón, eso sí, lo que quiere es follarte.
Mirella: ¿Cree que todos los hombres son como usted?
Valentín: No, sobre todo porque si yo caminara, jamás estaría follándote, Mirella, jamás.
Mirella: ¿Follándome? ¡Que yo sepa, usted nunca ha tenido el valor de hacer eso!
Valentín: ¡Mira cómo me hablas, niña!
Mirella: Cuando termine este maldito contrato, me iré de aquí, seguro que le daré una oportunidad a Jorge.
Valentín: Me encantaría saber si él tendría el valor de presentarte a sus amigos, ¿has visto tu aspecto?
Mirella: No todo el mundo ve sólo la belleza exterior como usted, mire, salía con una mujer despampanante, la señorita Micaela, le traicionó con su propio primo, ¿de qué le sirve su belleza, si por dentro está podrida?
Antes de que Valentín pudiera responder, Mirella sale de allí y se dirige a su habitación.
Se pone frente al espejo, la mira con los ojos llenos de lágrimas.
"¿Por qué te has enamorado de este hombre, Mirella? Él nunca te querrá, mírate, eres fea y descuidada."
Mirella se desploma sobre la cama y llora de arrepentimiento por haberse dejado llevar por el deseo.