Rosa es una joven indígena Venezolana que nació entre selva y bosque, sus días pasan al lado de su abuela una sabía anciana de la tribu y sus padres... El jefe de la tribu es su padre siempre intenta casarla, pero ella está hechizada por el hada del arcoiris... ese hechizo solo el hada podrá eliminarlo, cuando Rosa consigue su verdadero amor, debe ir por el hada para poder contraer matrimonio con su enamorado... misterio, inocencia, hechizos, pasiones y lujuria se mezclan en una novela traída directamente del Amazonas... No dejes de leerla... te encantará...
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La Mentira y los deseos ocultos.
Rosa amaneció en una estera, era su primera noche fuera de su hogar, con un completo extraño para ella que la valoro más que su papá y su familia... Se sentía triste y decepcionada, ahora su vida dependía de aquel hombre que sin duda alguna ella no quiere...
- Que debo hacer, ya el Dios sol está por salir, debo desnudarme y esperar que las mujeres vengan por mí para llevarme al río, según la tradición a lavar mi sangre derramada... Que estupidez está, como si yo no pudiese sola ir a lavar mis cosas, pero bueno seré obediente por unos días, ya veré que invento...
Rosa no se conformaba con las tradiciones de su pueblo, quería reformas, sabía que ella y las mujeres de su tribu tenían mucho más que dar aparte de ser buenas madres y esposas amorosas... El cuidado de su gente y su familia estaba por encima de ser una mujer sumisa...
- Debo aprovechar al máximo las enseñanzas de Karay hoy mismo me debe iniciar en el mundo de ser una guerrera más... Me siento halagada por él, debo verlo como un hermano mayor... Eso de ser su esposa no va conmigo... Mi sangre no bajará hasta yo estar segura de encontrar el verdadero amor... Debo hablar con las hadas, pero como salir de aquí sin que nadie sospeche que estoy fuera...
Debo hacer algo para poder ir hasta donde las hadas...
Karay oye la chica que se mueve de un lado a otro... La mira está envuelta en la manta manchada de sangre del roedor...
- Está niña, que se estará tramando en su cabeza, esa inquietud de ella, me hace sentir muchas cosas, debo controlarme estar aquí viendo ese mujeron me pone nervioso... Debo salir y ver al prisionero para olvidar mis bajos instintos...
- Rosa, voy saliendo al rato vuelvo haz tus cosas...
- Está bien Karay, recuerda que voy al río y no sé cuánto tiempo me lleve estar ahí, debo cumplir con la tradición...
- Muy bien, nos vemos...
- Espera Karay, debo decirte algo, acércate.
- Dime qué pasa?
- Ayer me prometiste unas lecciones de como ser una mujer guerrera, solo quería saber cuando vamos a empezar.
- Rosa, sabes que hice esa promesa para que te calmaras y te quedarás conmigo quieta... No puedo hacer eso. Eres una hermosa mujer, eres tan delicada, tan bella, tus manos suaves, tus palabras salen de tu boca como dulce melodía... Eres como una reina, sutil, la madre de mis hijos...
- Pero que dices, te oyes...
Rosa por su rabieta deja caer la manta al suelo, quedando completamente desnuda ante la mirada de Karay... este la mira y se queda perplejo observando aquella figura, casi sus babas caen al suelo, se queda mudo...
Rosa está muy enojada ni cuenta se da que la manta se ha caído, ella solo camina de un lado a otro, rabiando...
- Sabes algo, eres un ser despreciable, nadie me oye, todos me quieren por ser como soy, una mujer inservible, es que acaso solo servimos de depósito de bebés... estoy muy molesta contigo Karay, te crei diferente, me engañaste...
Rosa voltea y ve la expresión en el rostro de Karay...
- Pero a ti que te sucede, porque me miras así, acaso tengo bichos en la cara o mi cuerpo...
Rosa se da cuenta que la manta estaba en el piso... Y se agacha para taparse... Desde ahí le dice a Karay
- Vete... No quiero verte más, deja de mirarme así...
Su rostro se llena de pena, unas lágrimas salen de sus ojos...
- No quiero hacerte daño Karay.
¿- Porque dices eso?
- Solo vete déjame sola...
Rosa se siente mal, por lo que pasó, ella solo quiere escapar de todas esas situaciones que la hacen sufrir, no quiere sentirse como un objeto, ella llora insaciablemente, pide a los dioses su libertad, su protección y su comprensión...
Karay sale, pero ya vió lo suficiente como para poder hablar o decir cosas... así que sale corriendo al río, debe calmar sus deseos, su piel está pidiendo estar al lado de Rosa, siente como se eriza al pensar en ella... siente ese perfume de los dioses, que me pasa, estoy embrujado, que es esto... mi mente se nubla como el cielo ante una tormenta... En su mente es una confusión, no deja de pensar en ella, siente un vacío en su estómago.
- Pero que es esto que me pasa, no puedo creer que por tan solo verla así desnuda, me cause está sensación extraña en mi cuerpo... Mi sexo se volvió más grande, agarro vida propia... jamás me había pasado algo así... cómo volveré a esa aldea, a esa choza y estar ahí con ella... mirándola sin poder tocarla, sin poder hacerla mía, mi mujer y sembrar en ella un hijo.
Esas cosas tan intensas y bonitas sentía Karay por Rosa, no sabe cómo explicar todas esas emociones en su cuerpo...
