Esta pareja se separó por culpa de él. Todo lo malo que él le hizo vivir fue demasiado para ella y con el corazón roto salió de su vida para siempre...
Anya se casó por amor, Alex no. Él ya amaba a alguien más y fue obligado a separarse de ella; pensando que Anya era la culpable, le hizo la vida miserable.
Su esposa pensó que con el tiempo él podría enamorarse de ella; sin embargo, eso no pasó en todo el tiempo que estuvieron juntos.
Una noche, fue el comienzo del fin para que ella lograra salir del fondo del pozo donde estaba viviendo.
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9
Capítulo 9
Después de esa incómoda charla en la sala, la cual al menos lo fue para Anya, se fueron al comedor donde empezaron a almorzar. La comida estaba muy rica, pero las preguntas eran cada vez más incómodas. Alex contestaba a todas, ya que su esposa parecía tener una costura en la boca y no hablaba para nada.
Estefanía y Carolina eran cada vez más insistente en las preguntas de que cuándo iban a tener un hijo y ya ni Alex sabía qué responder a esas mujeres. Por suerte Mauro vio lo incómodo que estaba su hijo por esas preguntas y le dijo a las mujeres:
-Basta ya, los están incomodando con tanta pregunta. Ellos tendrán un hijo cuando así lo quieran. Aún son jóvenes, hay mucho tiempo para eso.
-Ellos son jóvenes, pero nosotros no. Ya nos estamos poniendo viejos y nada que vamos a tener un nieto de estos mal agradecidos.
Dijo la madre Carolina y como Anya estaba que no aguantaba más esa conversación, les dijo en tono brusco mientras se levantaba de la silla:
-Permiso voy al baño.
Sin esperar, una respuesta por parte de ellos, se encaminó al baño. Como ya casi no quedaba nada de su yo del pasado, se encaminó directo al baño de empleados, ya que no quería tener que subir las escaleras hasta algún baño para la familia o amigos.
Estuvo dentro por unos minutos hasta que tuvo las fuerzas suficientes para salir de nuevo a tener que confrontarlos a todos otra vez. Al abrir la puerta, estaba Alex parado allí, muy enojado por la actitud de ella con los padres de ellos.
-¿Me puedes decir en qué demonios estás pensando? ¿Cómo te atreves a comportarte de esta manera con nuestros padres?
Ella no quería discutir con él y menos por algo que él no entendería, por lo que para evitar problemas con él, solo le dijo:
-Lo lamento, cambiaré mi actitud. Pero nos podemos ir pronto, no quiero estar aquí más tiempo del necesario.
Sin entender la actitud de ella, solo asintió y salieron rumbo al comedor otra vez. Antes de entrar, él ya la había tomado de la mano nuevamente y fueron a sentarse. Por suerte la conversación ya había cambiado y no siguieron atosigando a la pareja con esas preguntas tan incómodas.
Cuando terminaron de cenar unos minutos después, Alex les comunicó a sus padres que se irían.
-Pero todavía es muy temprano.
Le dijo su madre, Estefanía.
-Sí, pero mañana nos tenemos que levantar muy temprano y nos tenemos que ir a descansar.
Intentó Alex poner esa excusa para que su madre no insistiera más en ese asunto; sin embargo, no le resultó muy bien, porque ella le respondió.
-Pueden quedarse aquí y mañana en la mañana se van a la casa y se cambian allí.
-No, madre. Prefiero ir a mi casa a dormir.
Fue la respuesta de Alex, más tajante.
-Ok, hijo.
Poco después de eso, todos fueron a la puerta a despedirse de la pareja, pero como cuando ellos llegaron, solo Alex los saludo, Anya no dijo una palabra, solo sostenía la mano de su esposo. Y cuando sus padres la abrazaron, ella se volvió a quedar como estatua, no se movió, ni respondió de alguna manera a ese abrazo.
Al salir de la casa, Alex estaba muy enojado por la actitud de ella, no entendía a qué venía esa manera tan fría de tratar a sus padres y a los de ella.
Luego de ayudarla a subir al coche, ya que sus padres los veían desde la entrada, él se subió y arrancó el auto saliendo en dirección a la casa de ellos.
Al llegar a la mitad del camino, suena el teléfono de él, por lo que se estaciona en la desierta calle para poder contestar con tranquilidad. Estaba muy enojado por lo que había pasado hace un rato, por lo que no quería provocar un accidente si se distraía más de lo necesario.
Cuando él responde, Anya puede escuchar la voz de la mujer perfectamente.
-¿Hola?
Dijo él sin ver realmente quién era el que llamaba.
-Hola, cariño. Te necesito. ¿Puedes venir ahora?
Se escuchó la voz de Silvina del otro lado.
-¿Es urgente?
-Claro que sí, bebe. Si no, no te hubiera llamado cuando sé que tenías que ir a lo de tus padres con tu querida esposa.
Incluso Anya podía escuchar el desprecio que ella usaba al llamarla “querida esposa”. A pesar de eso no dijo nada, porque sabía que solo lograría enojar a Alex y no quería eso.
