El Duque de Norvandia y Arbon, Alberto, que pasaba por muchos años los 40, aún no se casaba y engendraba un heredero, algo que peligraba la conservación de su título, algo que a él no le preocupaba demacrado. Pero su vida da un giro cuando va a visitar a su gran amigo Roque y conoce a Constanza, la hija de 27 años del hombre, edad para la cual ya era considerada una solterona.
Alberto, se ve envuelto en una serie de eventos que lo llevan a desposar a la joven, sin tener en cuenta los sentimientos de Christophe, un joven mulato, hijo adoptivo del Duque, quien también tenía sentimientos por Constanza.
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capitulo 15: "Tristeza"
Inés había despertado, aunque permanecía triste. Constanza no se separaba de su lado. Por más que Alberto y cristof recorrieron no encontraron pista alguna para dar con el malhechor.
-Se ve algo mejor.- comento el Duque en un de sus habituales visitas.
-Sí.- respondió Constanza por lo bajo y algo alejada -Aunque hace tres días que no prueba bocado, solo tomo un poco de sol, mí pobre niña... Pero, no creo que no recuerde nada de lo que ocurrió.-
-¿Crees que está solapando a alguien.- pregunto su esposo.
-No, solapando no. Pero pienso que si recuerda el rostro del culpable y que por alguna razón lo niega.- respondió -Le daré un poco más de tiempo... Lo que más me preocupa ahora es que no coma.-
-Trataré de convencerla.- dijo el Duque, se acercó a la cama y le tomo la mano con dulzura -Buenos días ¿Cómo te sientes?-
Inés solo hizo un pequeño gesto moviendo los hombros.
-Me han comentado que no te quieres alimentar.- prosiguió -Muchacha, te hará mal...-
Así, Alberto se quedó conversando con ella un gran tiempo, tratando de convencerla, pero ella insistía en que no tenía hambre, apretando sus labios para no dejar caer sus lágrimas, con muy poco éxito. Al cabo de un rato desistió y se marchó con la esperanza de que pueda cambiar de parecer.
Al día siguiente, Constanza, trataba de que Inés tomé una sopa, pero no tenía éxito.
-Por favor, cariño, come.- dijo -Te vas a venir abajo.-
-No quiero seguir viviendo.- respondió la chica.
-No digas eso.- dijo la Duquesa acariciando su cabello -Todos te queremos aquí.-
-Solo soy una carga.- insistió Inés con los ojos empapados.
-Claro que no, todo te queremos. Hasta el Duque está moviendo cielo y tierra para encontrar al culpable.-
-Yo soy la culpable.- arrojo la niña entre sollozos.
-¡Por supuesto que no!- exclamó ella -Esto es culpa de un monstruo. Una mala persona que pagará por lo que hizo, pero jamás tuya, mí niña.- continuo acariciando su mejilla. La chica solo miraba fijo -Hasta Cristof estuvo muy pendiente de ti.-
La joven levantó la mirada con un gesto de sorpresa.
-Pero... No lo he visto.- dijo.
-Antes de que despiertes, prácticamente vivía aquí. Ahora no ha venido porque... porque ha estado muy ocupado.- no quiso informarle que estaba buscando al maleante junto a Alberto -Yo te olvides que fue quien te rescató.-
Inés volvió a opacar la mirada.
-Ojalá no lo hubiese hecho.- respondió y se recostó nuevamente volteando la cabeza hacia el otro lado.
Luego de la triste conversación, Inés se durmió, así que aprovecho y se dirigió al despacho, en donde encontró a Alberto y Cristof observando un mapa.
-El último rastro de los bandidos fue en esta zona.- comento Cristof señalando un punto en la hoja -Para mí es que se mueven colina arriba.-
-Pero hace un tiempo que estaban en esa zona.- dijo el Duque.
-Ellos se mueven de un lado a otro para despistar. No harán lo que esperas...- insistió él muchacho -Padre, déjame hacer el intento.-
Estaban tan absortos en la conversación que no se habían dado cuenta de que ella los estaba observando con una sonrisa. Era gratificante verlos trabajar juntos.
-¡Cariño!- exclamó Alberto al darse cuenta de su presencia y ambos se pusieron derechos.
-No quise interrumpir les.- dijo la Duquesa.
-¿Cómo está la muchacha?- pregunto su esposo y ella suspiró.
-Hoy estuve cerca de convencerla, pero sigue resistiéndose a comer, y ya vamos por el cuarto día.- respondió.
-Bueno, luego volveré a hablar con ella.
-No, será en vano.- lo contradijo -Tú no.- continuo y giro su mirada hacia Cristof, acto que el Duque también imito. El muchacho los miraba sin entender.
-¿Yo?- pregunto sorprendido -¿Por qué yo?-
-Ya sabes por qué.- dijo Constanza.
-Pero estamos muy ocupados en otra cosa y...-
-¡Cristof! ¡Deja de ser tan egoísta por una vez y piensa en alguien más que no sea tu propio ser!- exclamó ella en tono severo.
El joven no respondió nada, solo quedó pensativo.
Más tarde, Constanza, entro otra vez a la habitación de Inés con más comida, pero la respuesta de la muchacha siempre era la misma. En ese momento tocaron la puerta y entraron. Era Cristof.
- Quería saber cómo te encontrabas hoy.- dijo mientras caminaba hacia la cama.
Inés lo miro sonrojada de la sorpresa.
-Algo... algo mejor, joven.- respondió la chica avergonzada.
-Bueno...- tercia Constanza entregando la bandeja con comida caliente al muchacho -Si te quedas un momento con ella, yo llevaré la comida fría a la cocina.- dijo tomando la bandeja con comida sin tocar que había sobre una mesa.
Una vez solos, cristof se sentó en la cama, junto a la chica y le acomodo la bandeja.
-Me han dicho que no te alimentas...- dijo con amabilidad -Y esto se ve bien, MMM.- continuo oliendo la bandeja.
-ES que... No tengo hambre, joven.- respondió Inés.
-Pero tienes que hacer el esfuerzo.- continuo él, tomando una cuchara cargada de sopa y acercándola a la boca de ella -A mí no me agradan las jovencitas muy delgadas, son más lindas con curvas.-
Inés sonrió delicadamente, pero al fin, probó la sopa.
-Esta rica ¿Verdad?- pregunto él, mientras seguía alimentándola.
-Aja.- asintió ella con la cabeza y siguió tomando. Al darse cuenta de esto, Cristof, decidió seguir hablando.
-Así que ¿Qué te ha parecido el libro?- pregunto para qué la chica siga comiendo, pero en ese momento la miro sería -Claro que te vi ese día.-
-Como lo siento, joven.- dijo apenada.
-¿Por qué lo sientes?- pregunto, pero la chica se mantuvo callada con las mejillas rojas de la vergüenza -Pero no me has dicho que te ha parecido.-
-No lo sé, joven... No sé leer.- respondió agachando la cabeza -La señora Duquesa me estaba enseñando, cuando... Cuando...-
Él la miro cuando freno sus palabras, pero trato de pasar ese momento.
-Quizás, yo pueda continuar enseñándote.- dijo Cristof, intentando quitarle ese dolor -¿O No me tienes confianza como maestro?-
-¡Oh, no! Señor, jamás diría eso.- respondió apurada.
-Entonces, mañana empezamos con las clases.- propuso él -¡Que bien! Te has terminado toda la sopa, ahora vamos por el siguiente plato.-
Ella sonrió más animada, mientras que Cristof no podía creer que lo había logrado.
El Duque ya tiene su heredera 🤔🤔🤔
O tiene que ser hijos con su legítima esposa🤔🤔🤔
Y la marquezorra no se queda atrás ella tiene mucho qué ver en la muerte de su esposo y con los bandidos eso nadie me lo quita de la cabeza 🤔🤔🤔