Narra la historia de Victoria, una joven de 23 años que es forzada a contraer matrimonio por interés.
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Capitulo 15
Narra Victoria
Con la ayuda de Deníz salgo de la habitación y bajo lentamente las escaleras. Llevo puestos unos zapatos de tacones altos, color beige.
- Deníz no me dejes caer - le digo en bromas.
- Jamás querida - responde sosteniendo mi mano.
Cuando me encuentro en el ante último escalón puedo divisar a Emir que se encuentra observando su reloj. Luce un típico traje azul luminoso, que resalta su negro cabello y sus bellos ojos, y el ceño fruncido como siempre.
Emir se percata de mi presencia, deja de fruncir el ceño y me observa relajando su rostro.
Deníz me lleva junto a él.
- No vas a decirle nada a tu esposa Emir ? - Deníz lo observa esperando a que reaccione.
- Luces increíble - Emir me sonríe mirando mis ojos.
- Gracias - me sonrojo.
- Bueno, vayan o se les hará tarde - nos ordena Deníz.
- Tú no vendrás ? - pregunto
- Oh! no, hoy es una noche para ustedes. Les hice una reservación, vayan y diviértanse - nos sonríe.
Emir y yo salimos de la casa, él me abre la puerta del copiloto de su auto.
- ¿Los custodias no vendrán? - pregunto antes de entrar al auto.
- No, el lugar a donde vamos es seguro - responde cerrando la puerta. Voltea al auto y entra en el lugar del chofer.
Conduce por la ciudad, es una noche maravillosa. Emir baja el vidrio de la ventanilla de mi lado dejando que el viento golpee mi rostro. Cierro mis ojos y suelto un suspiro.
Emir se aparca en un estacionamiento, hay muchos autos y nos encontramos afuera de un restaurante muy elegante.
Él abre la puerta del copiloto y me tiende su mano, la tomo y bajo del carro.
- Puedes tomar mi brazo si quieres - me dice Emir al notar que se me dificultaba un poco caminar con los altos zapatos.
- Gracias - susurro tomando su brazo izquierdo.
Entramos al restaurante y habían muchas personas con vestimenta elegante, las mesas estaban adornadas con delicados veladores.
Un mesero se acerca y nos saluda. Emir le dice algo en turco y este nos hace una señal de que lo sigamos. Subimos por unas escaleras, yo tomo mas fuerte del brazo de Emir. Este lo nota y me mira de reojo.
Llegamos hasta una terraza donde hay menos mesas que el sitio anterior. El mesero nos indica nuestra mesa, asiente y se retira.
- Casi no hay personas aquí - digo con un hilo de voz.
- Esta es la zona VIP del restaurante, es un lugar digamos ... mas privado - dice mirándome fijamente.
Solo lo miro y sonrío.
Durante la cena Emir me contaba acerca de Deníz. Ha dicho que estudió diseño de modas en París y que desde entonces ha estado viajando mucho. También ha comentado algo acerca de sus negocios. Yo solo escuchaba atentamente.
- Creo que debo agradecerle a mi hermana por esto, y a ti pedirte una disculpa - me dice observándome con sus ojos negros.
- Di... disculpas ¿ por qué? - digo algo confundida.
- Desde que llegaste aquí no te he llevado a conocer la ciudad, solo has estado encerrada en casa todo el tiempo. Yo he sido egoísta y solo me he dedicado al trabajo, cuando tú lo que necesitabas era distraerte por todo lo que haz tenido que pasar - dice antes de beber su vino tinto.
- No te preocupes, yo lo entiendo. Pero para eso no era necesario que hicieras todo esto - le sonrío amablemente mientras observo todo a mi alrededor.
- Ese no es el único motivo por el cual estamos aquí - dice algo nervioso.
- ¿ A qué te refieres ?- pregunto curiosa.
- Quiero darte algo, que ya era tuyo - dice y del bolsillo de su saco, saca un estuche rojo que dentro lleva una delicada joya de compromiso con un diamante precioso y un diseño muy particular en forma de óvalo. ¡El anillo que me entregó el día en que nos comprometimos y que días anteriores me habían robado cuando intenté escapar!
- ¡Emir! ¿Cómo lo recuperaste? - respondo agrandando los ojos y mientras me cubro la boca con ambas manos. Emir suelta una suave carcajada mientras coloca la joya en mi dedo.
- Para Emir Öskan no hay nada imposible - me sonríe.
- En serio, ¿ cómo es que lo tienes tú? - digo observándolo fijamente.
- El ladrón que te asaltó, casualmente fue a empeñar la joya al local de un viejo amigo de la familia, él mismo ha fabricado esa joya. La hizo hace muchos años, para mi padre. Con esa sortija él le ha propuesto matrimonio a mi madre - dice sonriendo.
Yo no terminaba de caer en mi asombro, ¡la joya era de su madre! y él me la dio a mí.
- ¿Era de tu madre Emir? - pregunto observando la joya en mi mano izquierda.
- Así es - responde un sonriente Emir, dejando ver sus perfectos y blancos dientes. Pocas veces sonríe así.
- No sé que decirte Emir. Gracias - susurro tomando sus manos.
- Gracias a ti por aceptarla una vez mas - responde mirándome a los ojos y soltando un suspiro. Una rara sensación se apodera de mis entrañas, mi pulso se acelera y siento que voy a explotar de los nervios.
El mesero se acerca diciendo algo en turco e interrumpe nuestra escena de miradas.
- Dice si deseamos ordenas algo mas - traduce Emir.
- Yo ya no tengo apetito - digo sonriendo
- Bien pediré la cuenta y nos iremos - dice Emir y luego habla en turco con el mesero. Luego de unos minutos el joven trajo la cuenta, Emir pagó y nos dirigimos hacia el coche . Una fresca brisa me golpea y hace que mi piel se erice.
Emir parece darse cuenta, porque sin preguntarme me cubrió con su saco.
- Gracias - le sonrío y él solo sonrió en respuesta.
Durante el recorrido de regreso, un silencio ha invadido el carro de Emir pero no era para nada incómodo.Al llegar a la mansión Onur se encontraba en la puerta de entrada y nos abrió.
- Hemos llegado - dice bajando del coche y se dirije a abrir la puerta de mi lado.
- Gracias - le digo .
Entramos a la casa, Emir me ayuda a subir las escaleras y nos detenemos frente a mi cuarto.
- Gracias por esta noche - dice casi susurrando con su varonil voz.
- Gracias a ti, de verdad la pase muy bien - digo sonriendo y siento calor en mis mejillas, sé que me he sonrojado.
Emir se acerca y deposita un pequeño beso sobre mi frente para luego retirarse y subir a su habitación.
Una corriente eléctrica corrió por todo mi cuerpo al sentir sus labios sobre mi frente.
Cierro la puerta y pongo mi ropa de dormir. Me quito el maquillaje, suelto mi cabello que cae lentamente sobre mis hombros.
Me recuesto en la cama observando aquel anillo de diamantes en mi dedo. Y las palabras de Emir resuenan en mi mente "con esa sortija mi padre le ha propuesto matrimonio a mi madre" . No puedo creer que me haya dado esta joya a mí, ni siquiera nos hemos casado enamorados.
Apago la luz, y caigo en un profundo sueño.