Klaus Glendson Cassano es el primogénito de la familia más temida de Manchester. CEO de una gran empresa y Don de una de las mafias más influyentes, es conocido por su frialdad, su inteligencia aguda y una brutalidad sin límites. Entre noches llenas de fiestas y una vida de poder absoluto, Klaus vive bajo la constante presión del consejo para cumplir un deber que insiste en postergar: el matrimonio.
Tras años evitando compromisos, el consejo decide intervenir y pone en riesgo su título como Don. Obligado a elegir una esposa entre las herederas de la mafia, Klaus se niega a ser manipulado. Acepta casarse… pero con una condición: la elección será suya, y solo suya.
Entre amenazas veladas, alianzas políticas y juegos de poder, Klaus inicia su propia cacería. Pero lo que era solo una obligación estratégica puede convertirse en un desafío aún mayor cuando la mujer equivocada —o demasiado correcta— cruza su camino.
Porque, en el mundo de Klaus Cassano, amar es debilidad. Y él no acepta flaquear.
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Capítulo 14
Alana.
Imaginé que él vendría a mí, desafortunadamente estamos casados ahora y él querrá pasar la noche de bodas, pero para defenderme, fui hasta la cocina y tomé un cuchillo.
Sé que no debería decir eso, ya que fui criada por una monja, pero odio a este hombre y odio el hecho de que esté tan cerca de mí, los recuerdos de las noches angustiantes pasan como una película y yo solo imaginaba ser aquel monstruo que estaba encima de mí, por reflejo, le doy una rodilla en su parte sensible y él se quita de encima.
—¡Mocosa, maldita!
Me levanto rápido y voy en dirección al cuchillo que fue tirado al suelo, lo tomo mientras él se recupera y, incluso con mi mano temblando, lo apunto en su dirección.
—¿Te volviste loca?
Pregunta furioso.
—¡Aléjate de mí!
Digo y él se ríe, sé que si él quiere, en un solo golpe me desarmará nuevamente, pero no voy a dejar que me toque. Él es solo un hombre que me odia y me ve como un medio para vengarse de mi familia.
—No te tocaré, siento repulsión cada vez que te miro y recuerdo el apellido que llevas. Ahora, es mejor que bajes ese cuchillo, es tentadora la idea de follarte con él, en caso de que olvide el asco que tengo de tu familia.
Él sale del cuarto y yo suelto el aire que estaba retenido, escucho ruido de llaves y camino hasta la cama, escondo el cuchillo debajo de la almohada y me tiro en la cama, sintiendo un nudo en la garganta, después de mucho tiempo, me quedo dormida.
Por la mañana, me despierto con el rayo de sol, alcanzando mi rostro y me siento en la cama, sin ninguna gana de levantarme. Oigo a alguien abriendo la puerta y veo a la señora Nona pasar por ella con una sonrisa.
—Buenos días, niña, le traje su desayuno.
Dice colocando la bandeja en la mesita.
—Buenos días y muchas gracias.
Digo desanimada y ella suspira, luego ella se retira, cerrando la puerta con llave, dejándome nuevamente sola.
Fui al baño, hice mi higiene personal y vi que la comisura de mi boca fue cortada cuando recibí bofetadas de aquella mujer, durante la noche la imagen de ella no salió de mi cabeza.
Después de mucho tiempo, salí del baño y fui hasta el clóset, él es enorme y tiene varias prendas de ropa, ellas no son de mi estilo, pero curiosamente caben perfectamente en mí, obviamente él pensó en todo antes de secuestrarme.
Después de que terminé de tomar el café, Nona entra para recoger la bandeja, en seguida ella sale nuevamente encerrándome como a un animal.
El resto del día fue aburrido y ya estoy empezando a perder las esperanzas de que mis hermanos vengan a ayudarme, me pregunto: ¿Qué hice de malo para recibir tamaño castigo, señor?
Mi mente divagaba, mientras yo observaba el cielo oscuro, la noche llegó y ni me di cuenta, salgo de los pensamientos cuando una mujer entra al cuarto con una bandeja.
—¿Dónde está Nona?
Pregunto y ella me mira como si fuera superior a mí.
—Mi madre está ocupada. ¡Ah! El señor Klaus ordenó que te arregles y vayas hasta su cuarto dentro de una hora.
Siento un viento frío en la espina dorsal, él dijo que no me tocaría, pero no consigo encontrar otro motivo a no ser que él quiera consumar nuestro matrimonio.
—Dígale que no me siento bien.
Hablo y ella suelta una risotada alta, caminando en mi dirección, en segundos ella sostiene mi rostro bruscamente haciéndome mirarla.
—¡Sepa su lugar en esta casa! Usted es solo una Camorra asquerosa que debe obedecer cada orden del señor Klaus, ¿entendió? Esa su cara de tonta me da asco.
Ella me suelta saliendo del cuarto, pero esta vez no oigo ruido de llaves cerrando la puerta, entonces paso la mano por mi rostro que está rojo y me quedo aprensiva, no sé si debo, pero la necesidad de finalmente ser alguien libre habla más alto, agarrada al miedo, me levanto y voy hasta la puerta.
Rezo a los cielos para que ella esté abierta, cierro los ojos con esperanza y cuando giro la manija, la puerta se abre, revelando un enorme corredor, sin dudar, empiezo a andar por él, procurando una salida.
Esta casa es enorme, me lleva algunos minutos hasta llegar a las escaleras, sigilosamente yo desciendo, y camino perdida, sin saber dónde es la salida, oigo voces acercándose y me escondo detrás de la pared.
—Fenrril, ¿qué te trae hasta mi casa? Vaya, estás hecho un desastre, ¿qué sucedió?
Reconozco la voz de Klaus, y me quedo quietecita, observándolo a él y a otro hombre, cuyo yo no vi el rostro, ellos pasan para donde imagino ser la oficina.
—¡El desgraciado de Guxta vino detrás de mí!
El hombre dispara haciendo que mi garganta se seque, el miedo, el asco, la rabia, esa voz...flahsbacks me alcanzan como si fueran a matarme con tantos recuerdos angustiantes, es él…tengo certeza de que es.
Cuando me doy cuenta, había solo yo en el local, entonces salgo, andando hasta una puerta cualquiera, abro ella y veo un jardín, aterrorizada, en la esperanza de ser libre, yo corrí...no puedo dejar que él me toque nuevamente, no quiero volver a pasar horas refregándome en el baño.
