Ana tuvo que empezar de nuevo después de que su esposo desapareció y su hijo falleciera, su única hija Samara contrajo matrimonio y para no truncar la felicidad de ella, tuvo que perder todo lo que tenía, así es como ella termina viviendo en Panamá 6 años después, con ganas de iniciar una nueva vida, su ex compañera de colegio fue la encargada de ayudarla.
Comienza a trabajar en una casa de familia como niñera, allí conoce a su jefe, que es nada más y nada menos que su esposo desaparecido, pero el tiene amnesia y no recuerda nada, así que ella decide que con pequeños detalles lo ayudara a que traiga a su presente su memoria borrada.
(Temática de Noveltoon: Amor en la madurez)
NovelToon tiene autorización de Lida Marín para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 14
Me trajo recuerdos de mi esposo y yo bailando, el, un Tolimense con amor al baile, lo hacía tan bien, que éramos una gran pareja en la pista, en ese instante mi corazón comenzó a latir con fuerza y no precisamente por el esfuerzo físico que se utiliza al bailar, este baile, un simple baile me hizo confirmar que Gonzalo no era otra persona que Felipe, mi esposo y que en estos momentos el no me recuerda.
Pero como dice la vieja frase, la mente puede olvidar, pero el cuerpo se encarga de recordar, y se que dentro de su mente no existe mi imagen, pero el hecho de bailar conmigo está melodía, la forma en que pone sus manos sobre mi cuerpo, me hace sentir que aún existe la esencia de mi esposo en este cuerpo frente a mi y tengo que recuperarlo, <
Noté que poso su mirada en mi, y comenzó a subir su mano hasta mi mejilla, allí con su dedo pulgar limpio una lágrima que se me había escapado, quizás cuando estaba inmersa en mis pensamientos mis sentimientos me gobernaron y una lágrima salió.
- Yo....-- fue lo único que pude decir, Gonzalo o mejor dicho Felipe me tomó del cuello y junto nuestros labios.
Era la orma perfecta, mis labios respondieron enseguida al tacto, tal como los recordaba, aunque su sabor era diferente ya que al parecer había estado bebiendo whisky, y antes de todo esto, su sabor era a una mezcla de vino y cerveza, aún así la destreza en sus besos seguía igual.
Cortamos el beso y juntamos nuestras frentes, y en silencio finalizamos la pieza que estaba sonando, al terminar me llevó hasta mi mesa.
- Gracias por aceptar bailar conmigo -- me dijo -- la pasé muy bien -- agregó.
- Gracias, yo también lo disfruté -- le dije y el sonrió.
- siento que te he visto en algún lado-- me miró como tratando de recordar, pero luego sacudió su cabeza -- lo siento, no quiero ofenderte, quizás me confundi-- dijo --- por cierto, ese vestido se te ve muy bien -- finalizó y me hizo sonreír.
Iba a responder cuando apareció finalmente mi amiga y corto nuestra conversación.
- Hola, y yo preocupada porque te había dejado sola-- me dijo y luego miro a Gonzalo -- pero estabas muy bien acompañada-- lo detallo mejor y luego se tapó la boca y me habló al oido-- ¿El no es el señor Gonzalo Vernet?--
Yo la mire disimuladamente y asentí sin que el se diera cuenta, ella se sentó y tomó un sorbo de su cóctel.
- ¡Ey! dejamos los cócteles solos sobre la mesa, no sabemos si les pusieron algo en nuestra ausencia -- le dije y ella escupió el contenido que estaba en su boca.
- tienes razón -- respondió Pamela, Gonzalo sonrió al presenciar la escena que estaba dando mi amiga.
- bueno, yo debo irme, mis acompañantes deben estar enojados por abandonarlos tanto tiempo-- explicó --- gracias, la pasé muy bien contigo, espero verte pronto -- me dijo.
- Creeme que la verás más de lo que vas a desear-- soltó Pamela sin filtro, yo la miré y la fulmine con mi mirada.
- ¿Porque tú amiga dijo eso?-- indagó.
- No le prestes atención, ya está un poco ebria --
- recuerdo que tu también lo estabas hace un momento -- se burló.
- Pero ya estoy mejor, después de bailar un poco--
- que bueno que te sientas mejor -- saco una tarjeta de presentación de su bolsillo y me la entregó.
- ¿Y ésto?-- le pregunté.
- Es mi número, me puedes llamar cuando quieras salir--
- Para la edad que aparentas, eres muy moderno, en mis tiempos el hombre llamaba a la mujer y la invitaba, que no se pierdan las viejas costumbres-- expresé.
- entonces me retracto, ¿Puedo tener tu número?-- me preguntó y yo asentí, el me entregó su celular y yo digite los números en el y se lo entregué.
- ¿Cómo te llamas?-- dijo avergonzado, nos miramos y comenzamos a reír.
- Creo que hicimos todo al revés, no nos presentamos -- comenté.
- así es, mucho gusto soy Gonzalo Vernet, ¿Y tú?--
No sabía que responder -- mucho gusto Gonzalo, soy Ana-- dije y al parecer no ato cabos, sigue siendo igual de distraído que siempre.
- fue un placer conocerte-- expreso, luego levantó su celular -- guardaré tu número y te llamaré, tenlo por seguro -- afirmó.
- desde que no seas un hombre comprometido puedes llamarme las veces que quieras-- le dije.
- ¿No crees que es demasiado tarde para preocuparte por eso?-- preguntó mientras acariciaba sus labios.
- puedo culpar al alcohol -- me defendí y el comenzó a reír .
- No te preocupes, estoy soltero, no tienes que pelear con nadie por mi-- dijo con confianza y yo rode los ojos.
- al parecer tienes bastante confianza, Pero lamento desilusionarte, jamás pelearia por un hombre, lo que si haré es recuperar lo que es mío ya que una mente olvidadiza me hizo a un lado-- finalicé sintiéndome nerviosa por lo que acababa de decir, el alcohol es el peor consejero, te llena de valentía y en el mismo instante de la quita.
- ¿Que quisiste decir?-- me confrontó confundido por mis palabras.
- no es nada, el alcohol me está haciendo pasar un mal momento, estoy hablando disparates, mejor ve con tu acompañantes, no los hagas esperar mas--- trate de persuadirlo y al parecer funcionó pues se despidió con un beso en la comisura de mis labios y se fué, Pamela se había quedado dormida sobre la mesa del club.
La moví suavemente hasta que reaccionó.
- ya es hora de irnos, la fiesta ha terminado -- le dije.
- Noo, ¿Por qué? La fiesta apenas está comenzando -- se levantó y se puso a bailar, yo la tomé por el brazo y la pegué a mi cuerpo.
- estás comenzando a hacer el ridículo, mejor vamos, ya casi van a ser las 10, debemos descansar, yo tengo que trabajar mañana -- y así la convencí, a regañadientes nos fuimos.
lo crio
Beatriz viste que cuando uno quiere puede por eso hay que ser humilde en esta vida hoy estás arriba mañana no se sabe menos que no demolieron la casa y por fin Pamela puede ver a sus padres.
Par de arpías y víboras resultaron las hermanas de Felipe y tendrán que devolverle casa, empresa y todo el dinero que se robaron hasta la supuesta venta cuándo sacaron a Ana.