El ranchero Carlos Paniagua se iba a quedar un poco tiempo en la ciudad.lo justo para conseguir algo de compañía femenina antes de regresar a casa
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capítulo 14
Luisa fue la primera en secarse. corrió el dormitorio y se puso una camiseta de béisbol que le llegaba hasta los muslos que sacó de un cajón de la cómoda. se deslizaba debajo del adredón arrugado cuando él salió del cuarto de baño.
sonriéndole con suavidad, Carlos recogió su boxer, se sentó en el borde de la cama y comenzó a ponérselo. al recoger los vaqueros, ella lo detuvo.
__qué haces?-le preguntó.
le lanzó una mirada curiosa, como si sus actos no deberían ser obvio.
_vestirme junto.
_porque?-frunció el ceño.
_por qué iba a ser?-le devolvió la mirada señora-para que pueda disfrutar del sueño del que te quejabas.
_no me estaba quejando-repuso con dignidad-en cualquier caso pensé que te quedarías, que dormirías conmigo-empezaba a sentirse dolida y ridículamente usada.
él se quedó muy quieto.
_quieres que me quede a pasar la noche contigo?_la esperanza se manifestó en su voz .
_no es lo que acabo de decir?-sonrío.
_me has convencido_sonriéndole también, dejó caer los vaqueros al suelo y se metió en la cama a su lado_Yo también tengo sueño. se acomodó detrás de ella y sonrió al oír el suspiro suave de Luisa.
cálidos y acurrucados se quedaron rendidos a los pocos minutos.
Luisa despertó y de inmediato fue consciente de tres cosas. la cama a su lado se hallaba vacía, el reloj de la mesa ponía a las 11:42 y la tentadora fragancia del café haciéndose y de las tostadas penetraban en el dormitorio.
se sentía maravillosa, mejor de lo que había estado en unos años o más. ningún miedo sobre lo que podría traer el día.
se sentó, se estiró y descubrió el dolor en los muslos. se encontraba rígida, lo cual le pareció lógico después de los ejercicios que había entregado con Carlos. se puso de pie junto a la cama y notó que la ropa y los zapatos de él no estaban. al menos no tendría que preocuparse de entrar a la cocina y encontrarlo desnudo!
sonrió ante el simple hecho de pensar en él. era un amante fantástico y un amigo gentil. La hacía reír y era fantástico el simple hecho de estar con él.
"entonces, ve con él"se dijo. disfruta estando con él antes de que regrese a las montañas"fue al cuarto de baño con cierta rigidez de piernas punto después de lavarse la cara y cepillarse los dientes, se miró el cabello en el espejo junto un desastre punto demasiado hambrienta como para que le importara, regresó al dormitorio, pensando que a Carlos no le importaría.
se puso una bata diferente, unas zapatillas bajitas y se dirigió a la cocina. Carlos se hallaba junto a la mesa, con dos platos, un cuchillo, mantequilla y un pote de mermelada mientras quitaba con cuidado una tostada del fuego.
Buenos días, Carlos-dijo con voz baja-. has dormido bien.?
se volteó para mirarla y alargó un brazo en gesto de invitación para que se reuniera con él.
_Buenos días Luisa. me encanta tu peinado-bromeo-. he dormido muy bien, gracias añadió. pasándole el brazo alrededor de los hombros al tiempo que metí a los dedos en los rizos caóticos de su pelo cuando se aproximó-. y tú?
-sí. profundamente junto ni siquiera recuerdo si soñé-levantó unas cejas-una de esas tostadas es para mí?
-hay un precio-le sonrió.
-ummm-fingió estar pensando en la oferta-y cuál es?
_, un beso.
-oh, de acuerdo dijo impaciente-pero deberías de sentirte más complacido de que estés hambrienta-alzó los labios entreabierto.
rodeándola con fuerza con el otro brazo, aceptó la oferta silenciosa. esperando uno de esos besos profundos y demoledores, la sorprendió gratamente recibir un saludo mañanero dulce y gentil
_la tostada se enfría-dijo él, soltándola para ocuparse del pan. Luisa exageró un buchero y Carlos sonrío-. no empieces nada punto tienes que ir al trabajo en 3 horas.
rieron juntos y de pronto a ella se le pasó por la cabeza que era algo que hacía mucho.
con jet apenas había reído.. y rara vez juntos.
se sentaron en la mesa de la cocina y charlaron de trivialidades, hasta acabarse la tostada y dos tazas de café cada uno.
entonces, Carlos retiró su silla.
_voy a irme para darte tiempo para que hagas lo que tenga que hacer antes de irte a trabajar.
le dio un abrazo de oso y la besó hasta que la dejó mareada. estaba sin aliento y estáciada cuando se apartó de ella para respirar.
_quiere que te ayude con los platos?-le preguntó pasando unos momentos.
_no tienes que ayudar Carlos-le indicó una sonrisa-. pero podrías darme otro beso, si no te importa claro.
_importarme?-volvió a abrazarla-. te mostraré lo que me importa-le tomó la boca y fue de su propiedad durante muchos segundos antes de devolvérsela-. te veré esta noche en la cena, de acuerdo?-le dijo con la garganta reseca-ahora mismo, será mejor que me largues antes de que haga algo de lo que jamás me arrepentiría-giró y salió de la habitación seguido de una carcajada.
después de ordenar la cocina, regresó al dormitorio para quitar las sábanas y ponerla en la lavadora. pero se detuvo junto a la cama y decidió hacerla. La fragancia de Carlos estaba impregnada en sus sábanas y quería dormir otra vez entre ellas, rodeada de su olor masculino.
estaba a punto de irse al trabajo cuando sonó el interfón
_Carlos? frunció el señor darse cuenta de que lo primero que le venía a la mente era su nombre. se dijo que era comprensible.
se acercó al aparato, apretó el botón y habló
_sí? quién es?
_floristería-repuso la voz de un hombre joven-tengo una entrega para la señorita Luisa Madison.
Carlos? ya? de pronto se encendió de placer.
_bajo de inmediato-colgó el interfón, recogió el bolso para sacar unos dólares para la propina, luego abrió la puerta de la calle y bajó los escalones a la carrera, demasiado ansosa para esperar el ascensor.