Sombras Del Amor

Punto de vista de Ágata

Fui a visitar a mi hijo, iba con toda la intención de llegar a un cuerdo, pero las cosas se salieron de control, pues el sé alteró cuanto le pedí que sentara cabeza y formara su propia familia. Pero las cosas se pusieron peor cuando apareció una mujer que desde mi punto de vista era muy insignificante.

Lo que si no me esperaba era que Leonardo la presentará como su mujer y futura madre de su hijo, mi mirada se centró en el levemente abultado vientre de la mujer, la chica estaba embarazada y por lo que dijo mi hijo ese niño era de él. No podía permitir algo así, nuestro apellido no se iba a ver manchado por una cualquiera que solo quería escalar en la sociedad.

Le dejé las cosas claras a esa muchacha y al parecer comprendió por qué se fue rápidamente; sin embargo, Leonardo salió tras de ella y no pude detenerlo, era la primera vez que mi hijo se veía tan desesperado por ir tras de alguien.

Me quedé allí, paralizada por la incredulidad y el furor. ¿Cómo podía mi hijo, un hombre con todo un futuro brillante por delante, elegir a alguien tan... vulgar? La rabia burbujeaba dentro de mí mientras lo veía alejarse, persiguiendo a esa mujer como si se tratara de la última esperanza en su vida. ¿Qué había fallado en su educación?

Esa chica, con su vestido barato y su aire de despreocupación, no tenía idea del daño que estaba causando. Me imaginé cómo sería su vida juntos: él, un joven con potencial, y ella, una parásito que solo buscaba aprovecharse de su éxito. No podía permitir que nuestro apellido se manchara por una relación tan indeseable.

“Leonardo”, grité, pero mi voz sonó ahogada por la desesperación. “¡Regresa! No puedes dejarte llevar por una caprichosa que solo quiere tu dinero y tu nombre”. Pero él no me escuchaba; estaba demasiado ocupado tratando de alcanzar a esa muchacha insignificante.

Me pregunté si alguna vez podría hacerle entender lo que realmente estaba en juego. El orgullo de nuestra familia estaba en juego, y no iba a dejar que un error tan monumental arruinara todo lo que habíamos construido.

Al final, lo que más me preocupaba era perderlo a él, pero no podía dejar que eso me llevara a aceptar lo inaceptable. Debía ser fuerte y proteger nuestro legado. Esa mujer no solo amenazaba su futuro; amenazaba todo lo que éramos.

Salí de la empresa para hablar con mi esposo de esa situación tan preocupante, el miedo me calaba los huesos hasta los tuétanos.

Llegue a la casa buscando a Gerardo él era quien podía darle un punto final a esta historia. Pero mi esposo no estaba en casa, intente comunicarme con él en varias ocasiones; sin resultado alguno. No me quedo más remedio que esperar a que llegara a casa.

Punto de vista de Lucía

Mi amiga estaba loca. Si yo estuviera en su lugar, le habría dado el sí a Leonardo sin pensarlo dos veces. Pero la entiendo; acaba de salir de una relación tóxica, donde la única que no se daba cuenta de que Andrew era un patán era ella. Muchas veces noté que ese hombre no la quería; solo la utilizaba como si fuera su sirvienta, sin más.

Hago lo que puedo por ayudarla, pero mi vida también es un lío. Miguel, mi novio, quiere que nos casemos. Según él, ya es hora de dar ese paso y pasar al siguiente nivel. Sin embargo, no me siento preparada. En realidad, tengo dudas sobre mis sentimientos por él. No voy a negar que es un buen hombre, pero no me hace sentir esas emociones intensas que cualquier mujer busca. Con él, no siento el impulso de escalar montañas ni de arriesgarme y olvidarme del mundo a mi alrededor. Por otro lado, me da miedo perderlo y darme cuenta demasiado tarde de que él es el amor de mi vida, todo por mi estúpida inseguridad.

"Hola, cariño, estás muy pensativa hoy", dijo Miguel sonriendo.

"Elena es adulta y debe tomar las riendas de su propia vida. Por lo que me has contado, el padre de su hijo está interesado en ella, así que creo que debería escucharle y olvidarse de Andrew", expresé con sinceridad.

"Sí, pero acaba de conocer al padre de su hijo. Eso no es algo que se tome a la ligera".

"Tampoco lo es acostarse con el primer tipo que se le cruza en el camino sin cuidarse. Que dé gracias de haber quedado embarazada y no haber contraído algo peor".

"Eres un idiota. No voy a permitir que hables así de ella. Elena ha pasado por mucho como para ahora aguantar juicios sobre sus decisiones".

"No vamos a discutir por las malas decisiones de tu amiga. Mejor vayamos a algún lugar a distraernos".

"No quiero ir a ningún lado; mejor ve a tu casa y otro día hablamos".

"Está bien, como quieras. Tampoco estoy dispuesto a aguantar tu mal humor".

Miguel salió del apartamento hecho una fiera. No entendía nada y no era quien para juzgar las decisiones ajenas.

Me recosté en el sofá y cerré los ojos. Necesitaba centrarme en lo que iba a hacer; la verdad es que ya no soportaba a Miguel. Su sola presencia me irritaba y no quería verlo más.

Miré la hora en mi reloj y me di cuenta de que ya era tarde y Elena no aparecía. Supuse que estaba con Leonardo, ya que había ido a verlo. Debería darse una oportunidad con ese hombre; había saltado tantas etapas y ahora iba a tener un hijo con él.

Decidí descansar; al parecer, Elena no volvería esa noche. "Pequeña zxxxx", pensé con una sonrisa de felicidad por ella.