a veces me pregunto porque la vida nos trata tan cruelmente?
yo fui abusada cuando solo tenia 15 años por un desconocido, y gracias eso no solo quede embarazada si no que lo perdí todo, a mi familia, a mis amigos, ami es tilo de vida, y mi infancia y vida adolescente
estaba segura de dejarlas en un orfanato pero... Al ver sus ojos cafés casi dorados con tonos oscuros y brillantes como un atardecer simplemente no pude y decidí enfrentarme a la vida con mis pequeñas ami lado
hasta que apareció ese hombre y ahora me reclama ?
- mire señor yo solo tenia 15 años y ese horrible pasado en lo único que nos une
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9
En el patio de la escuela, mientras esperaba a las gemelas, noté a Lucas parado solo, su mirada fija en la distancia. Decidí acercarme.
-Hola, Lucas,- saludé, intentando sonar amigable. - es un gusto volver a verte
Él se giró hacia mí, su expresión seria.
-Buenas tardes,- respondió con cortesía, aunque su voz era fría.
-Hablas muy bien sobre historia y cosas así. Las chicas parecen encantadas con tus conocimientos y tu mente - comenté, intentando iniciar una conversación.
Lucas asintió ligeramente.
-Me gusta aprender,- dijo simplemente.
Antes de que pudiéramos continuar, Luna y Selena corrieron hacia nosotros, claramente emocionadas.
-Lucas, ¿te gustaría venir a casa a almorzar y jugar con nosotros?- preguntó Selena con entusiasmo.
La expresión de Lucas cambió ligeramente, mostrando una pizca de sorpresa.
-Tendría que llamar a mi padre,- dijo, sacando su teléfono.
Observé cómo marcaba el número, su rostro adquiriendo una dureza que no había visto antes. Se apartó un poco para hablar.
-Padre, iré a casa de unas amigas después de la escuela,- dijo en un tono frío y distante. No era una petición, sino más bien una declaración.
Hubo una pausa mientras escuchaba la respuesta. Su mandíbula se tensó, sus ojos brillaron con una emoción que no pude descifrar. -Entendido,- concluyó secamente, antes de colgar.
Al volver con nosotros, su rostro había vuelto a su expresión neutral habitual. -Puedo ir,- anunció.
Las gemelas saltaron de alegría, claramente encantadas. -¡Será genial!- exclamaron.
Mientras caminábamos hacia mi coche, no pude evitar preguntarme sobre la relación de Lucas con su padre.
La frialdad en su voz, la forma distante en que había hablado, sugerían una complejidad en su vida familiar que iba más allá de lo que uno esperaría de un niño de su edad. En el fondo, sabía que había mucho más en la historia de Lucas de lo que sus palabras o acciones revelaban.
A medida que la tarde se desvanecía, la energía en la casa estaba llena de risas y charlas animadas. Lucas, que al principio parecía reservado y cauteloso, se había relajado considerablemente, involucrándose más en las conversaciones.
-Entonces, Lucas, ¿qué es lo que más te gusta de la historia?- pregunté, mientras servía otra ronda de bocadillos.
Él me miró con interés, sus ojos brillando con una chispa de pasión.
-Me fascinan las civilizaciones antiguas, especialmente Egipto y Roma. La forma en que construyeron imperios tan vastos con los recursos que tenían es impresionante,- explicó.
Las gemelas escuchaban con atención, colgando de sus palabras.
-Eso suena increíble. ¿Has visitado algún museo interesante sobre eso?- preguntó Selena, inclinándose hacia adelante.
-Sí, he estado en el Museo Británico varias veces. Es uno de mis lugares favoritos,- respondió Lucas, una sonrisa genuina asomando en su rostro.
La conversación fluyó naturalmente, con las niñas preguntando sobre sus libros favoritos y sus hobbies. Lucas, a pesar de su aparente frialdad inicial, era un chico inteligente y bien informado, capaz de hablar con entusiasmo sobre una variedad de temas.
De repente, el sonido de un motor potente resonó fuera. Miré por la ventana y vi una camioneta negra estacionada frente a la casa, con varios hombres vestidos de forma similar a guardaespaldas esperando cerca del vehículo.
-Debe ser tu transporte, Lucas,- comenté, señalando hacia afuera.
Lucas se giró para mirar y su rostro cambió instantáneamente. La luz en sus ojos se apagó y su postura se volvió más rígida. -Sí, es hora de irme,- dijo, su voz repentinamente volviendo a ese tono frío y distante.
Se levantó y las niñas lo siguieron, claramente desilusionadas de que su nuevo amigo tuviera que irse.
-Fue genial tenerte aquí, Lucas. ¡Esperamos verte de nuevo pronto!- exclamaron ambas.
-Gracias, ha sido... agradable,- respondió Lucas, mirando hacia atrás con un atisbo de relajación en su expresión.
Al abrir la puerta, los guardaespaldas se acercaron. Uno de ellos le habló brevemente a Lucas, quien asintió con la cabeza en reconocimiento y luego se volvió hacia nosotros.
-Adiós, y gracias de nuevo,- dijo, antes de dirigirse a la camioneta.
Mientras la camioneta se alejaba, pude ver a Lucas sentado en la parte trasera, mirando hacia la ventana. Su semblante parecía pensativo, casi triste, como si la perspectiva de volver a su vida habitual no fuera del todo agradable para él.
Cerré la puerta, reflexionando sobre el breve tiempo que Lucas había pasado con nosotros. A pesar de su juventud, llevaba consigo una seriedad y una madurez que iban más allá de su edad. Había algo en él, oculto tras esa fachada de frialdad y distancia, que me hacía preguntarme qué historias y secretos escondía su vida. Luna y Selena ya estaban planeando cuándo podrían volver a invitarlo, sin darse cuenta de la complejidad que Lucas parecía llevar en su joven vida.