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Raíces Cruzadas (LGBT)

Raíces Cruzadas (LGBT)

Status: Terminada
Genre:Escuela / Romance / Completas / Centrado emocionalmente
Popularitas:1k
Nilai: 5
nombre de autor: Joél Caceres

En un mundo donde las familias toman formas diversas, León se enfrenta a los desafíos y recompensas de crecer en un hogar que rompe con las normas tradicionales. Mientras navega la relación con su novia Clara, León descubre que no solo está construyendo su propia identidad, sino también reconciliando las influencias de un padre bisexual, un padrastro con quien compartió momentos cruciales, y una madre que ha sido un pilar de fortaleza.

Las raíces de su historia no solo se hunden en su familia inmediata, sino que también se entrelazan con las de Clara y su mundo, revelando tensiones, aprendizajes y momentos de unión entre dos realidades aparentemente opuestas. León deberá balancear la autenticidad con las expectativas externas, mientras ambos jóvenes enfrentan el peso de los prejuicios y el poder del amor.

NovelToon tiene autorización de Joél Caceres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Desenmascarando el Silencio

La casa de Rebeca estaba impecable, y la atmósfera era, por decirlo de alguna forma, extrañamente perfecta. Había una suave música ochentera de fondo, el aroma de la comida deliciosa flotaba en el aire, y la mesa estaba cuidadosamente preparada con un toque de elegancia. Sin embargo, debajo de esa aparente calma, Rebeca sentía una tensión que no podía deshacerse. Sabía que esa noche sería decisiva en varios sentidos.

La invitación a la cena había sido cuidadosamente pensada. Para Rebeca, era fundamental mostrarle a Clara que León era una buena opción, un chico centrado y con valores sólidos. Era más que una simple invitación a una cena: era su manera de darle a Clara una sensación de seguridad, de hacerle ver que León representaba una oportunidad para encajar en un mundo más tradicional, menos conflictivo.

Rebeca y Daniel se habían estado preparando para esa noche con un nivel de meticulosidad que solo ellos entendían. Querían que todo fuera perfecto, querían que Clara se sintiera cómoda y aceptada, aunque sabían que no sería fácil, sobre todo por los padres de Clara, que tenían ideas muy diferentes de lo que era una familia.

León, mientras tanto, estaba tranquilo pero tenso al mismo tiempo. Había estado ayudando a su madre con los últimos detalles, pero no podía evitar sentir que, de alguna manera, esa cena marcaría un punto de no retorno. Mientras esperaba que los padres de Clara llegaran, se encontraba a solas en la sala, mirando su teléfono sin realmente prestarle atención. Los ecos de la discusión de días atrás, sobre Alex, sobre su pasado, seguían rondando en su cabeza. Era evidente que su familia no podría ocultar por mucho más tiempo su historia, y él no pensaba seguir callando.

Cuando llegaron, la atmósfera se llenó de formalidad. Florencia y Sergio, los padres de Clara, eran la antítesis de lo que Rebeca y Daniel representaban. Mientras ellos ofrecían sonrisas educadas pero tensas, el ambiente se sentía como una especie de ensayo social. Florencia, con su vestido de flores, se mostró un tanto rígida pero amable. Sergio, por su parte, no hacía más que escanear el entorno con una mirada crítica.

La cena comenzó en un tono relajado, pero había algo en el aire que indicaba que la verdadera conversación no había comenzado aún. Mientras los platos se iban sirviendo, la conversación giraba en torno a temas triviales: el clima, el colegio de Clara, las últimas noticias. León, aunque consciente de la incomodidad de todos, intentaba mantener una actitud tranquila. Sin embargo, algo en su interior lo empujaba a hacer que las cosas fueran más fáciles para Clara, para que la noche no fuera un choque de mundos demasiado fuerte.

Rebeca y Daniel, con su acostumbrado trabajo en equipo, trataban de suavizar la situación, desviando las posibles preguntas incómodas, sobre todo aquellas que se referían al pasado de Daniel y su relación con Alex. Había fotos esparcidas por la casa, algunas de los viajes que Daniel había hecho con Alex antes de la ruptura, pero nadie se atrevía a mencionarlas. Como parte importante de la vida de León,  Alex terminaba saliendo a la luz.

En un momento, una foto en la mesa captó la atención de todos: una imagen en la que Daniel aparecía sonriendo junto a Alex y León. Era una foto antigua, de aquellos tiempos en los que las cosas parecían más fáciles. Florencia, incapaz de contener su curiosidad, miró la foto por un segundo, antes de levantar la vista hacia León.

—¿Quién es este hombre, León? —preguntó Florencia, su tono más curioso que agresivo, pero cargado de tensión.

León, que había estado observando la conversación con una expresión neutra, no pudo evitar sentir la presión acumulada. Había estado tratando de mantener la paz, de no sacar el tema a la luz, pero ya estaba cansado de las mentiras a medias y de las evasivas. A lo largo de su vida, había aprendido a callar, a dar excusas para proteger a su familia de las preguntas que todos temían. Pero esa noche, no podía más.

Se tomó un segundo para respirar hondo, levantó la mirada con firmeza y dijo, con voz clara y firme:

—Este es Alex, y fue pareja de mi papá por mucho tiempo.

El impacto fue inmediato. Florencia, que había estado observando con atención, se quedó sin palabras. Su rostro pasó de la sorpresa al desconcierto en un parpadeo. No era solo la revelación, sino la forma en que León lo dijo, con una seguridad casi desafiante.

La tensión en la mesa se hizo palpable. El silencio que siguió fue profundo, tan denso que parecía que el aire se había vuelto espeso. Florencia trató de recuperar su compostura rápidamente, su rostro ahora era una máscara de cortesía, pero sus ojos brillaban con una incomodidad que no podía ocultar.

—Vaya… qué interesante —dijo Florencia, con una sonrisa forzada que no lograba ocultar la sorpresa. Sin embargo, no dejó que el asunto se profundizara. Su mente estaba ya trabajando, buscando la forma de manejarlo. Miró rápidamente a Clara, y sin pensarlo demasiado, dijo—: Lo bueno es que León es un buen muchacho, y tiene una familia estable. Es una bendición para ti, Clara.

León, que había estado esperando cualquier tipo de evasiva, no se dejó influenciar por las palabras de Florencia. En su mente, la imagen de Alex, su papá y la vida que había tenido con él seguían siendo una realidad que él no iba a ocultar más.

Rebeca, consciente de que la situación podría empeorar, intentó suavizar el ambiente, pero no fue necesario. El daño ya estaba hecho. Florencia en cambio estaba segura de algo, León había salvado del Lesbianismo a su hija, entonces debería seguir con León. Todo lo demás podría esperar.

Perfecto, en esta segunda parte podemos profundizar en las tensiones internas de la familia de Clara, especialmente en el contraste entre la visión conservadora de Sergio y el creciente entendimiento de Florencia, quien empieza a replantearse sus propias creencias al estar en contacto con una familia diferente. Aquí te dejo la segunda parte de la escena:

Cuando la cena terminó, la atmósfera había cambiado. A pesar de la cordialidad superficial, la revelación de León sobre la relación de su padre con Alex había dejado una marca que se sentía en el aire. La familia de Clara se retiró de la casa de Rebeca, y mientras Florencia y Sergio se subían al auto, la tensión era evidente. Ninguno de los dos habló en el camino de regreso, pero el silencio pesado decía mucho.

Al llegar a su hogar, Sergio rompió el silencio. Su rostro estaba tensado, sus ojos como de fuego, sus palabras surgieron con un tono que no dejaba lugar a dudas:

—No voy a permitir que nuestra hija siga saliendo con ese chico —dijo, la voz dura,. un hijo de un... de un... gay. Eso no va a pasar.

Florencia lo miró, y por un momento, el enojo de Sergio parecía el punto de quiebre. Había estado escuchando ese tipo de comentarios durante años, los mismos que su marido había repetido sobre cualquier cosa que no se ajustara a su idea de "lo correcto". Pero aquella noche, algo había cambiado en ella. No sabía bien qué, pero había algo en la atmósfera que la estaba haciendo ver las cosas de otra manera.

Respiró hondo, tratando de calmar la creciente frustración dentro de ella. Durante mucho tiempo, había soportado en silencio los comentarios de Sergio, aceptándolos como parte de la relación, como una realidad inquebrantable. Pero ahora, después de la cena, después de conocer a la familia de León, todo parecía menos claro.

—Cállate, Sergio —respondió con una voz tensa, y firme, levantando la voz—. Ya basta de tanto juicio, estoy cansada de que siempre las cosas deben hacerse a tu manera. León es un buen muchacho, y si nuestra hija está con él, es porque es lo que necesita. Es lo que necesita para poder salir de lo que estaba a punto de convertirse en su futuro.

Sergio la miró con incredulidad, como si nunca hubiera escuchado algo así de su esposa. Pero Florencia no se detuvo.

—¿Acaso no te diste cuenta? —continuó, sus palabras con un matiz de cansancio que ella misma no reconocía—. Este chico, León, ha sido una salvación para nuestra hija. Nos mostró lo que nuestra hija necesitaba: alguien que la haga sentir bien consigo misma, que no la haga dudar de quién es. Sabías lo que pasaba con esa amiga de Clara, ¿no? La que salió del armario a los 15 años... ¿te acuerdas de ella?

Sergio frunció el ceño, molesto por la dirección que estaba tomando la conversación. No quería recordar esos detalles. La historia de la amiga de Clara, que había decidido vivir abiertamente su identidad sexual, no le gustaba nada. Había sido uno de esos recuerdos oscuros que, a pesar de todo, se mantenían vivos en su mente.

—Sí, claro, me acuerdo —respondió con desdén, pero Florencia, lejos de dejarse intimidar, insistió:

—Pues esa chica fue importante para nuestra hija, aunque no lo creas. Clara vio lo que le pasó a esa amiga, cómo todo el mundo la miró diferente, cómo sus propios padres no la aceptaron. Y sabes qué, eso le dio miedo, muchísimo miedo. ¿Y qué hizo León? Le mostró lo contrario, le enseñó que ser quién es no tiene que ser un problema. Que hay otras formas de vivir, otras maneras de ser feliz.

Sergio no dijo nada por un momento. No sabía cómo responder, y aunque su mirada era dura, no podía dejar de pensar en las palabras de Florencia. Algo en su interior empezó a tambalear.

Florencia, sin embargo, continuó con calma, como si estuviera descubriendo algo en ese mismo instante:

—Nosotros, por años, hemos dado a Clara una vida llena de límites, de reglas que no permiten ver más allá de lo que creemos que es correcto. Pero León... León es diferente. Tiene una familia que, aunque no lo creas, está más unida que la nuestra. Hay algo en la forma en que Rebeca y Daniel tratan a su hijo que nos falta a nosotros. Se apoyan, se respetan. Yo nunca había visto a Daniel tan... tan tranquilo y tan feliz, a pesar de todo lo que ha vivido. Y Rebeca... es una mujer increíble. Es cálida, cercana, siempre pendiente de todo.

Sergio la miraba en silencio, sintiendo cómo sus propios pensamientos empezaban a desmoronarse. Sabía que Florencia tenía razón, pero no podía aceptar que su hija estuviera involucrada con alguien como León. Aún no estaba listo para ceder.

—Sergio, lo que pasa es que no puedes seguir viendo a León como un problema. Porque él no es el problema, el problema es cómo hemos visto nosotros las cosas durante todo este tiempo. Y si seguimos así, nos estamos perdiendo de ver lo que Clara realmente necesita.

La conversación terminó en un silencio pesado. Florencia se acostó, pero no podía dormir. En la oscuridad de la noche, su mente no dejaba de dar vueltas a las palabras de Daniel, a la figura de León, a las emociones que había observado en Clara durante la cena. Y lo más inquietante de todo era que, por primera vez en mucho tiempo, Florencia se encontraba cuestionando lo que siempre había creído. No era solo que León y su familia parecieran diferentes, era que todo lo que representaban ahora le parecía más cercano a lo que ella había buscado para su propia familia, aunque nunca lo había reconocido.

En esta segunda parte, he mostrado a Florencia enfrentando una crisis interna que la hace replantearse sus propias creencias y cómo la dinámica familiar de León, tan distinta a la suya, comienza a cuestionar su visión del mundo. Esto abre la puerta para un cambio gradual en ella, a medida que interactúa más con la familia de León y ve las diferencias en cómo ellos manejan la vida familiar. ¿Te gustaría ajustar algo en esta parte o añadir algún detalle más?

Aquí tienes el desarrollo de la tercera parte, explorando cómo la dinámica familiar de Clara comienza a cambiar tras la cena y cómo se entrelaza con la interacción de Clara y León.

A la mañana siguiente, todo parecía seguir su curso habitual en casa de Clara. Florencia se levantó temprano, como siempre, para preparar el desayuno. Su mente estaba nublada por los pensamientos de la noche anterior, pero los rituales matutinos parecían ofrecerle un respiro. El aroma del café recién hecho llenaba la cocina, mientras cortaba fruta para acompañar el desayuno.

—¡El desayuno está listo! —llamó desde la cocina, con la voz fuerte para asegurarse de que todos la oyeran.

Uno a uno, Clara y sus hermanos bajaron a la mesa. Clara, algo somnolienta, tomó asiento en silencio, sirviéndose un vaso de jugo mientras revisaba su celular. Sus hermanos se pelearon brevemente por quién tomaría el último pan dulce, pero la disputa terminó rápidamente con una mirada de advertencia de Florencia.

Sergio, en cambio, no apareció de inmediato. Se había quedado en la sala viendo las noticias de fútbol, su rutina preferida de las mañanas. Los minutos pasaron, y el café que Florencia había servido para él comenzó a enfriarse.

Finalmente, Sergio entró a la cocina con el semblante tranquilo pero sin ofrecer disculpas por su tardanza. Se sentó en su lugar y tomó el café, frunciendo el ceño al darse cuenta de que ya no estaba caliente.

—¿Por qué el café está frío? —preguntó, más como una queja que como una pregunta genuina.

Florencia levantó la mirada desde el lavaplatos, donde estaba enjuagando algunos utensilios. Una leve sonrisa irónica se dibujó en su rostro.

—Porque no te lo tomaste cuando estaba caliente —respondió, su tono ligero pero con una clara intención detrás de las palabras—. Además, tienes manos, ¿no? Puedes calentar tu propio café si hace falta.

Sergio la miró con desconcierto, no tanto por las palabras en sí, sino porque Florencia rara vez le respondía de esa manera. La dinámica entre ellos siempre había sido clara: Florencia asumía el rol de atender las necesidades de todos en la casa sin cuestionarlo. Pero esa pequeña respuesta, casi insignificante, parecía alterar esa norma implícita.

Clara, por su parte, observó la escena en silencio, con las cejas ligeramente levantadas, sorprendida por el tono de su madre. No dijo nada, pero guardó esa interacción en su mente mientras tomaba su desayuno.

Mientras tanto, Clara y León se mantenían conectados a través de mensajes, intercambiando impresiones sobre lo que había ocurrido en la cena de la noche anterior. Clara, que no solía ser muy expresiva por mensaje, comenzó con algo directo:

Clara: ¿Cómo estás después de todo lo de anoche? ¿Tus papás dijeron algo?

León estaba ya despierto, recostado en su cama, con el celular en la mano. El recuerdo de la cena aún rondaba en su cabeza, pero no estaba del todo seguro de cómo procesarlo. Resolvió responder con sinceridad:

León: Mis papás están bien. No dijeron mucho, pero creo que estaban algo tensos. No les gusta mucho que yo sea tan directo, pero no podía quedarme callado.

Clara leyó el mensaje y sintió una mezcla de admiración y aprehensión. Sabía que la sinceridad de León podía ser un arma de doble filo, especialmente con padres como los suyos.

Clara: Tu mamá y tu papá parecen... tan diferentes a los míos. Es como si fueran un equipo, aunque ya no estén juntos.

León: Sí, lo son. Creo que por eso no pude aguantar que todos intentaran fingir anoche. Alex fue importante para mi papá, y aunque ya no están juntos, sigue siendo parte de nuestra historia.

Clara suspiró y escribió, sintiéndose un poco más vulnerable:

Clara: Mi mamá... bueno, ella está cambiando. Creo que lo que pasó anoche la hizo pensar en muchas cosas. Pero mi papá... él sigue igual.

León: ¿Y tú qué piensas de todo eso?

Clara se tomó un momento antes de responder, sus dedos temblando ligeramente sobre el teclado.

Clara: Pienso que algo cambió dentro de mamá anoche, papá no dijo absolutamente nada.

León sonrió levemente al leer el mensaje, una calidez inesperada llenándole el pecho. Respondió con rapidez:

León: Entonces supongo que tenemos que hacer que valga la pena, ¿no?

En la cocina, mientras Clara terminaba su desayuno, Florencia la observó desde la barra. Aunque no sabía exactamente qué pasaba por la mente de su hija, notó algo diferente en su semblante. Quizás más confianza, quizás un atisbo de determinación que antes no estaba ahí.

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Milagros Mármol
Supongo que falta el Epílogo por qué dice fin pero luego dice continuará
Juan Silvestre Fernando Ramirez: Hola, el final era demasiado perfecto para todos, vamos a introducir algo de caos jaja.
Juan Silvestre Fernando Ramirez: muchas gracias, se me pasó poner que está completa
total 2 replies
Juan Silvestre Fernando Ramirez
Muchas gracias, cualquier sugerencia será bienvenida :)
Aki
Esto es un tesoro 🌟
Juan Silvestre Fernando Ramirez: gracias, cualquier sugerencia será bienvenida.
total 1 replies
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