Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
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Una línea peligrosa.
Luego de contarle mi loca idea a mi tía quien por cierto salto de la emoción por verme tan dispuesta a dejar estas cuatro paredes a las que me aferró con tanto esmero tome un largo baño en mi jacuzzi.
Que ganas tengo de mandar todo al demonio, pero esa rata me tiene intrigada, quiero saber quien es y sobre todo porque está haciendo esto.
Lautaro no me molesta en lo más mínimo, me divorciaré de él y perderá todo derecho sobre la empresa, ya que fue él primero en cometer infidelidad sacando que se quedara en la calle.
Me pregunto si su querida y tan buena Lucía estará dispuesta a quedarse junto a él cuando sea un pobre diablo.
No sé cuanto tiempo llevo sumergida en el agua o peor aún cuantas copas de vino me he bebido, pero la sensación es demasiado agradable como para querer ir a la cama.
- Agg ya no quiero ese cuarto, mañana le pediré a Irma que lleve mis cosas a otra habitación.
- ¿Piensas abandonar nuestro cuarto querida?
Esa voz gruesa sono como eco en mis oídos.
- ¿Ya terminaste de jugar con tu amiguita?
- ¿Te piensas mudar de habitación Romina?
- Si. Ahora mismo por cierto, mañana Irma llevará mis cosas a la nueva alcoba.
Esperaba verle feliz o afligido, esperaba ver alguna reacción en su rostro, pero estaba como vacío. No me dejó ver nada.
- No lo hagas por favor. Quédate conmigo en nuestra alcoba.
Su mano me ofrece una cálida caricia que me estremece por completo. Pero recuerdo que con esas mismas manos acaba de tocar a otra mujer y vuelvo a mis sentidos.
- No me toques. ¿No te alegra la noticia esposo? Ahora podrás dormir tranquilo pensando en esa o ir directamente a su pecho cada noche sin que yo me enteré. Ahora que lo recuerdo eso ya lo haces frente a mis ojos.
- Romina ya te lo explique Lucía....
- No necesito más de tus asquerosos servicios Lautaro. Esperaba que te comportaras decentemente y no como una puta en celo. Me das asco así que da por terminado nuestro acuerdo.
- No puedes hacerlo.
- Porque no. Yo puedo hacer lo que se me dé la gana. Recuerdas nuestra primera noche de casados en cuando me dijiste que no era una mujer decente por no ser virgen y ahora quien es el inapropiado al revolcarse con su amante y luego querer venir a mi cama.
- BASTA ROMINA, YA NO LO SOPORTO MÁS. Por favor ya basta. Lucía está pasando por un mal momento, está enferma y sufre.
- Ja Ja Ja ¿Acaso tu crees que yo no sufro? Piensas que no me duele el cuerpo o el alma. Porque solo ella merece tú misericordia mientras yo debo de soportarlo todo sola y en silencio.
- Yo.. No lo sabía...
- Claro que no lo sabes porque yo no existo para ti, porque solo te fijas en ella. ¿Sabes cuantas veces me han llevado de urgencia al hospital por mis crisis? Siquiera te imaginas cuanto dolor se siente a pesar de no sentir las piernas...
- ......
- Por supuesto que no. Fue tu familia la que me dejó en este estado y ni una sola vez te preguntaste todo lo que yo viví o cuanto sufrí durante todo este tiempo. A cuantas cirugías me enfrente para no obtener nada.
Ya me cansé Lautaro, no esperaba misericordia de tú parte, pero tampoco creí que fueras tan despiadado para restregarme tu felicidad junto a otra todo el tiempo. Yo que te di la oportunidad de poder mantener lo que tanto amabas, yo que te ayude a saber que alguien te estaba robando ¿No merezco siquiera algo de respeto de tú parte?
- Déjame explicarte las cosas.
- Ya es tarde. Ahora vete que necesito descansar.
- Porque debería, me culpas a mí de todo, pero déjame decirte que tú no te quedas atrás Romina. Jugando con ese tipo todos los días.
Compartiendo con él, riendo con él. Quien sabe incluso acostándote con él y me exiges respeto tan descaradamente. Ya te lo he dicho yo y Lucía no tenemos nada, pero, en cambio, tu primera vez fue con ese hombre y hoy en día lo sigues manteniendo a tu lado.
No soy tan estúpido para no saber lo que estás haciendo a mis espaldas.
En ese momento no lo soporte más y le di un golpe de puño cerrado en toda su bocotá.
- Como te atreves maldito bastardo.
Lautaro se lanza sobre mí haciendo un desastre. Me intenta besar a la fuerza entre jalones e insultos siento su erección rozar mi parte íntima. Menos mal el alboroto fue tan grande que rápidamente mi tía junto a otros dos empleados llegaron y lo sacaron de encima de mí.
Era la primera vez que una de nuestras discusiones llegaba a tal extremo. Nos hacíamos daño mutuamente, pero esto era cruzar una línea muy peligrosa.