CONQUISTANDO A UN MUJERIEGO

ANGIE

Tuve una fiesta de despedida maravillosa con todo el equipo de la editorial. De todas las personas con las que trabajo, la persona por la que más apreció siento es mi editor.

Martín Ferrer es un gran amigo, él conoce toda mi historia, sabe lo que siento por Henry y sabe la locura que estoy por cometer. Martín me apoya, simplemente, por el hecho de que, sin importar lo que pase, volveré con una magnífica historia que escribir.

Martín es gay aunque no lo demuestra, se ve siempre fuerte e implacable, cualquier mujer pensaría que es un hombre seductor y más de una caería rendida a sus pies, pero él no les correspondería, pues le gustan los hombres más que leer que eso ya es mucho para él.

Ver a Martín es como ver al hombre más fuerte y varonil del mudo, su expresión, su rostro, todo demuestra hombría y carácter, creo que de la editorial soy la única que sabe que es gay y pues si él no dice nada yo tampoco.

A veces pienso que se divierte viendo como las mujeres se derriten por él sabiendo que él nunca les corresponderá, pero no soy quién para decirle que hacer.

Además, Martín no oculta que es gay, toda su familia lo sabe y él dice que son las únicas personas que le interesa que lo sepan, si los demás se enteran o no, no es algo que le haga perder el sueño.

Martín fue quien me llevó al aeropuerto, ahí nos despedimos como lo que somos dos grandes amigos y confidentes, estos años yo he guardado todos sus secretos y él los míos, nos apoyamos mutuamente y juntos salimos a divertirnos, así que ambos nos extrañaremos mutuamente.

Mi vuelo será algo largo, dura toda la noche y antes de subir al avión Martín prometió que si lo necesito tomará un vuelo y me irá a visitar.

Después de registrar mi equipaje y despedirme nuevamente de Martín, abordé el avión junto a los demás pasajeros y ya estando en mi asiento junto a la ventana, la ansiedad comenzó a apoderarse de mí.

Hace ya cinco años que ni piso mi país y la verdad mi ansiedad no es solamente por volver a ver a Henry, sino por volver a ver mi familia.

Mi familia, mi padre y mi abuelo nunca aprobaron que me convirtiera en escritora y firmar con la editorial, tuve que olvidarme de ellos, de toda mi familia, ese fue el precio que tuve que pagar por perseguir mis sueños.

Sin embargo, ahora que regreso mi padre me ha invitado a cenar con la familia. No sé dé que se trate esa cena o lo que trama mi padre.

Pero mi padre nunca actúa sin ninguna razón, todo lo hace con algún interés y siempre tiene que salir ganador. Además, mi padre no es de perdonar tan fácil. Más bien diría que mi padre es de eso, que nunca perdonan.

Es por esa razón que me pareció extraña esa invitación a cenar de su parte y me sorprendió aún más porque invito a mi primo Fabricio, en especial porque ellos al enterarse de que es gay lo expulsaron de la familia y le hicieron la vida imposible.

Tanto fue su desprecio hacia las preferencias sexuales de mi primo que hasta el día de hoy no le han permitido conseguir un buen trabajo, así que soy muy escéptica de ir a esa cena.

Por eso al llegar hablaré con Fabricio a ver si vamos a ir a esa cena o no Porque si él no va Yo no seré tan tonta como para ir a meterme a la cueva del lobo

Como el viaje duró toda la noche apenas y pude cerrar mis ojos unos minutos por lo que al aterrizar bajé agotada de ese avión Recibe mi equipaje y cuando estaba por tomar un taxi Fabricio llega a recogerme en un coche deportivo muy lujoso lo cual me sorprendió.

—Hola guapo, creí que la estabas pasando mal sin mí, pero veo que me equivoque debería subir de nuevo al avión —bromeo y mi primo corre a abrazarme con sus ojos emocionados.

Lo extrañaba demasiado, él no solamente es mi primo Siempre fue mi hermano y me apoyó siempre en mis sueños de ser escritora, aunque creo que no está de acuerdo con la locura que pienso cometer con Henry, él siempre está ahí apoyando.

—Hola guapa, estás más hermosa y sexy que nunca ¿Qué fue lo que te hiciste? —indaga Fabricio, mientas me hace girar ante él.

—Nada, simplemente sin las presiones de la familia, pude además de escribir mis novelas. Ir al gimnasio y comer mejor sin ningún estrés por no cumplir los estándares familiares —le respondo con una gran sonrisa.

Cuando me fui del país era un poco regordeta y mis hábitos alimenticios antes de irme no eran los mejores, creo que era por las presiones a las que me sometían mis padres y mis abuelos junto a mis tíos, toda mi familia en general.

Al irme todo eso quedó atrás y pude cambiar mis hábitos alimenticios y comenzar a entrenar

—Me gusta el cambio, preciosa, pero no mucho lo que vienes a hacer —Habla con sinceridad Fabricio.

—Lo sé, pero ya no quiero estar pensando en lo que pudo o no ser, quiero arrepentirme por lo que pasó y no por lo que no pasó, respondí y él me volvió a abrazar demostrándome su apoyo como siempre.

—Te apoyo como siempre hermoso, así que vamos Henry, no solamente nos prestó su departamento, también uno de sus coches para llevar la reina —Fabricio tomó mis maletas y las llevo al auto deportivo que ahora sé que pertenece a Henry.

—Bueno, ¿y el dónde está? —indagó mientras Fabricio abre la puerta del auto para mí después de haber guardado las maletas en el maletero.

—Está en una sesión de fotos, ya sabes modelo ocupado, no será para cenar esta noche —responde Fabricio mientras sube al auto como piloto.

Fabricio enciende el auto, coloca la música que ambos nos gusta y comenzamos a cantar ni a traer con luz, lo extrañé demasiado.

Extrañaba cantaba con él y divertirme así con él creo que fue bueno volver y así poder disfrutar una vez más la vida al lado de mi adorado primo si conquistar a ese mujeriego no funciona por lo menos me habré divertido Yéndome de fiesta con Fabricio y yendo a bailar y a cantar por toda la ciudad