Mi Ex Esposa Será Mi Reina.

Era domingo y las calles alrededor del lago Como, se llamaron de visitantes, la alegría y los colores le daban un aire de carnaval.

Alejandro seguía muy de cerca los pasos de Melanie y Frederick Lindt. Ese día los vió comer un helado, ella vestía un vestido blanco corto, sandalias altas y cabello recogido, sin una gota de maquillaje, la pequeña también combinaba con su mamá y claro, Frederick también llevaba una camisa blanca y un pantalón corto de lino.

Los tres parecían una gran familia, una de esas que salen en la portada de una revista de estilo y royals.

Luego la pequeña giró hacia otra persona, una que Alejandro conocía demasiado bien. Gustav Wilde.

__¿Cómo es que ellos sabían y yo no?, todo esté tiempo me la estuvieron ocultando.__Le dijo Alejandro a su asistente.

La pequeña parecía muy familiarizada con los dos hombres e incluso los besaba y abrazaba con efusividad.

Se puso los lentes oscuros, ellos se sentaron justo a un lado de donde él y su asistente estaban.

__Hablaré con su majestad, yo ya tengo todo para venir, Melanie ¿podrías ir a checar que los trabajadores si hayan realizado los cambios que pedí , ese castillo va a ser la casa de mi princesa y nesesito que esté listo para el próximo mes.

Frederick le dió un trozo de manzana a la niña , pero la fruta resbaló de sus manitas y entonces se oyó un llanto tan fuerte y tan tierno, que Alejandro sintió su corazón hacerce tan chiquito.

__No, no ,no, no lleres amor mío, no llores princesita, toma aquí tienes otra manzana, ¿quieres otra cosa, quieres más helado?.__Le decía Gustav, en un intento de hacer que el llanto de la niña fuera reemplazado por una sonrisa.

__¡¡Mi amor, no llores, por favor, no!!.__Frederick levantó a la niña en sus brazos mientras le daba suaves golpecitos en la espalda.

Todo eso en la narices de Alejandro, que solo podía ver por el rabillo del ojo, parecía que esa bebé era el centro del universo para esas tres personas que estaban en esa mesa.

Tenía unas ganas arrolladoras de ir y quitarle a su hija de los brazos de el traidor de Frederick, por que el estaba ocupando un lugar que no le correspondía.

Vió a Melanie contestar una llamada, se detuvo justo detrás de su silla, una ráfaga de viento levantó su vestido.

¡¡Dios...me estás matando!!.__Dijo para sí mismo.

El olor a fresias le llegó a su olfato y de inmediato vinieron los recuerdos de sus noches, especialmente esa última noche.

"Había pasado los días más hermosos de su vida , pero Cecilia le había dejado una amenaza latente, ella decía estar embarazada y con ello se creía con el derecho de chantajear a Hilda. La princesa viuda, le había exigido que dejara a Melanie por Cecilia, pues no deseaba que su primer nieto naciera como un bastardo. Esa última noche, Alejandro olvidó todo, se entregó a su esposa, dejó que ella fuera quien lo llevara por el camino del deseo hasta saciar sus ganas. Se despidió con la promesa de volver por ella. Pero eso no sucedió , Cecilia lo esperaba en su despacho en el palacio de River Green, con una ecografía y grandes lágrimas de una fingida felicidad.__Tendrás a mi hijo, pero no voy a dejar a Melanie, ella es mi esposa y su majestad no dejará que la deje así nada más.__Le dijo a Cecilia, quién al escuchar esas palabras entró en cólera.__No te vas a deshacer de mi Alejandro, si no dejas a esa maldita gorda, voy a revelar ese secreto que tú adorada familia esconde, solo imagina la decepción de la reina, al saber que su nieto anda por ahí revelando secretos y ¡¡¡más cuando está ebrio!!!!!.

Eso fue suficiente para abandonar a Melanie, ahora la estaba viendo, tan cerca de él que casi podía tocarla. Dolía mucho y realmente quería que la gente alrededor desapareciera, quería solo estar a solas con ella y explicarle el por qué de sus acciones y que de hecho todo lo que hizo lo hizo pensando en la familia, ¿y que hacía esa familia?, le estaban robando a su mujer y a su hija.

Dejó vigilando a su asistente la casa de Melanie, al día siguiente Alejandro debía volver a Tulip Kingdom, ya había estado fuera cerca de una semana y tenía trabajo pendiente.

__Su majestad, sus primos ya se han marchado, mi contacto dice que tomaron el avión cerca de las doce.__Gracias Ismael, espérame en casa de la reina.__La llamó reina, si inconsciencia ya le estaba jugando bromas.

Se arregló un poco, se puso el perfume que ella adoraba, dejó que su piel se asomara por la camisa desabotonada a propósito y se fue a encontrar con su karma.

Esperó a que fuera de noche, Melanie había salido a correr, la casa estaba vacía solo con la niñera y la preciosa niña que dormía como un ángel. Su recámara parecía de muñecas, todo en color rosa y lilas , decorada con Barbies y tulipanes en todos los colores posibles, justo en la puerta estaba una pequeña bandera de Tulip Kingdom y en la mesita de noche una foto de sus majestades, el Rey Tom y la reina Mary. También había pequeños cuadros con fotos de la niña desde su nacimiento, hasta ahora, en todas estaban Frederick y Gustav, en una sola también aparecía Lord Adam Humpring y su familia. Alejandro por supuesto no estaba por ningún lado.

__Usted señorita , no va a hacer el mínimo ruido, por qué la voy a arrojar desde la azotea ¿entendido?.__La mujer asintió temblando de miedo.

Apagó las luces y esperó.

Melanie volvió de correr, traía una bolsa con panes y fruta, que compró de vuelta a casa.

__Nidia, ¡Nidia!, ¿dónde estás?.__Y entonces los sensores se activaron y las luces comenzaron a encenderse una a una.

El olor de aquel desgraciado le llegó más rápido que la imagen de él sentado en el sofá color blanco, con una mirada penetrante y esa sonrisa de lado que para su desgracia, no había olvidado.

__Hola Melanie, ¡es un verdadero placer haberte encontrado.__Dijo levantándose del sofá y llendo a ella.

Melanie estaba acalorada debido al ejercicio, roja como un tomate y a punto de colapsar, se dió la vuelta para ir por un policía, pero se estampó con el asistente de Alejandro.__Buena noche su alteza.

Melanie soltó la bolsa y la fruta con los panes quedaron regados en el piso. Un ruido puso en guardia a Melanie, quién rápidamente tomó un cuchillo que estaba sobre la barra y lo sostuvo con fuerza..

__¡Mami, has vuelto, tengo sed!.__Le dijo la niña con una voz sumamente tierna , se tallaba los ojitos debido a la luz.

__¡¡Nidia!!, ¿dónde está Nidia?.__Preguntó la nena.

La mujer salió del baño, temblando.__Aquí estoy mi amor.__La tomó y la cargó.

__Mami, ¿por qué tienes el cortador de dedos?.

Melanie arrojó el cuchillo a la barra.__Eh, llévala a su habitación Nidia, no salgan.__Le hizo señas para que se fuera.

__Mami, ¿quienes son ellos?.__Preguntó la niña al ver a Alejandro y al asistente.

__Unos amigos dulzura, ve con Nidia no tardo.

La niña y la niñera se fueron.

__Así que tienes una hija...

__Soy madre sustituta.__Respondió tajante.

__¿Por qué siento que mientes?, te conozco más de lo que tú crees conocerte Melanie y se que tus pupilas van de un lado a otro cuando dices una mentira.

__¡Largo de aquí, voy a llamar a la policía!.__La Melanie del pasado, jamás le hubiera hablado así.

__Shh, shhh, shh, vamos a sentarnos y hablemos como dos personas civilizadas.

__No tengo nada que hablar contigo, lárgate de mi casa, desaparece como siempre y deja de joderme la vida que tanto me costó reconstruir, no tienes absolutamente nada que hacer aquí...

__Lo sé, se que no debo...

__¿Entonces, por qué lo haces?.

__Por lo evidente, esa bebé es mi hija ¿cierto?.

__¡¡¡No, le presté mi vientre a Frederick, el es su padre!!!.

Alejandro se acercó más a la pobre Melanie, que parecía fuerte y decidida, pero en realidad estaba más aterrada que un cervatillo en una trampa.

__Ella es una copia exacta mía, ¿no te parece que hasta en eso fuiste buena?, tomaste lo mejor de mí e hiciste un milagro con ello, esa niña Melanie, es la perfección.

__¡¡No seas ridículo, ella no es nada tuyo, no te pertenece, no te conoce y juro que no deseo que sepa quién eres , te odio , no te quiero cerca de mí ni de ella, toma tu maldita presencia y lárgate maldita sea o voy a clavar ese cuchillo en tu estómago!!...

__No eres la misma, mi Melanie nunca decía malas palabras, mi Melanie me amaba, ¿dónde está tu corazón?

__Bien, esa Melanie murió y la arrojé al fondo del mar, mi corazón...¿de cuántas maneras crees que puedes destruir un corazón y esperar que siga latiendo por ti?.

Esas palabras se clavaron en su pecho como dagas.