Alquilé una esposa

Elena se despierta y se dirige directamente a su rutina de higiene, en todo momento la escena del día anterior viene a su mente y se siente horrible, pero tiene que mantenerse neutral. Sale del baño y se pone una ropa muy estilosa, ella quiere salir un poco de casa, a pesar de que ese lugar se ha convertido en un refugio donde le gusta estar. Pero salir a ver la ciudad nunca está de más. Cuando era pequeña y vivía con sus padres en el campo, no tenía mucho que hacer. Sin embargo, cuando ellos murieron y fue a vivir con su madrina, pasaba gran parte de su tiempo libre mirando por la ventana la ciudad, ya que le estaba prohibido salir sola.

Elena coge su bolso y se mira en el espejo, está guapa, pero su rostro refleja tristeza por la nostalgia que siente al pensar en sus padres.

Mira Elena.

Elena: "Papá, mamá... perdonadme por estar viviendo así, pero no tuve elección, haré todo lo posible para ser libre de nuevo y tener un trabajo decente, y prometo que algún día iré a buscar a Sofie para que viva conmigo, sé que está bien con sus padrinos, pero no quiero que olvide a su verdadera familia..."

Elena salió y se sobresaltó al ver a Charles plantado como una estatua frente a la puerta de su habitación.

Elena: ¡AAAH! Dios mío, qué susto, Charles, ¡nuestra!

Charles: Buenos días, señorita... perdón...

Elena: No, está bien... ¿tienes algo que decirme?

Charles: ¿La señorita tiene algo planeado?

Elena: Bueno... planificado no, solo quería ir un poco a la ciudad...

Charles: Entiendo... el señor le pidió a la señorita que pase por la empresa a verlo, él tiene algo que tratar con usted, pero no quiso despertarla... añadió que cuanto antes fuera, mejor.

Elena: Ah... entiendo, vale, gracias, hablaré con Henry para que me lleve allí, todavía ni siquiera sé dónde trabaja... bueno... adiós, Charles, cuídate.

Charles: Hasta luego, señorita.

Elena se dirige hacia el frente de la casa y Henry la lleva por el camino hasta el centro de la ciudad, una zona llena de multinacionales, Henry se baja del coche y señala el edificio que tienen frente a ellos.

Elena: Qué edificio tan grande, ¿en qué piso se encuentra?

Henry: Señorita... todo el edificio es del señor Heddle...

Elena: ¡Ah! no lo sabía... gracias Henry, puedes volver, después de salir de aquí caminaré por la ciudad y hacer otras cosas.

Henry: Señorita, tengo órdenes de seguirle a donde vaya, y de cualquier manera, no podría hablar conmigo...

Elena: Ah, olvidé que no soy una persona libre y que no tengo celular... suspiro si es así, ¿puedes esperar aquí? Me encuentro contigo aquí afuera, ¿está bien?

Henry: Señorita...

Elena: Henry... estoy dentro de la empresa de él... creo que será difícil que pueda escapar, ¿cierto?

Henry la mira por un momento y luego asiente con la cabeza, Elena le sonríe y entra al edificio, la decoración es lujosa y muy clara, Elena encuentra extraño que la casa de Ethan sea completamente lo opuesto a este estilo. Llega a la recepción y habla con la mujer que está allí.

Elena: Buenos días...

Recepcionista: Buenos días señorita, ¿en qué puedo ayudarle?

La secretaria habla en tono simpático, pero no levanta la cabeza, parece muy atareada y hace varias cosas a la vez.

Elena: Quería hablar con el señor Heddle, por favor.

Recepcionista: ¿Tiene una cita?

Elena: Ah, no... él me pidió que viniera...

La recepcionista levanta lentamente la cabeza y habla.

Recepcionista: ¿Necesita...

Cuando la recepcionista mira a los ojos de Elena, los suyos parecen casi saltar de sus órbitas y se cubre la boca.

Recepcionista: ¡Usted es... la señora Heddle!

Elena la mira sin entender su reacción y pregunta con cara de duda.

Elena: ¿Me conoces?

Recepcionista: ¡Claro! usted es noticia principal... "LA BELLA QUE HA CONQUISTADO EL CORAZÓN DE NUESTRO CEO DE HIELO" es lo más buscado en las redes...

Elena: Vaya, no lo sabía risas

Recepcionista: Ay, perdón señora, me emocioné, puede subir, es el último piso, ah... quiero decir... la señora ya lo debe saber, claro... la próxima vez no necesita pedírmelo, señora, usted también es dueña aquí, ¡sólo tiene que subir!

Elena mira a la chica con una sonrisa.

Elena: Gracias, y puedes llamarme Elena, me caíste muy bien.

Elena deja a la chica con cara de admiración como si estuviera viendo a una celebridad y se dirige al ascensor, selecciona el último piso y cuando las puertas se abren, se encuentra con un vestíbulo que tiene una decoración que encaja mucho más con el dueño de todo eso.

Elena: risas Parece que estaba en el lugar equivocado... esto grita "Ethan Heddle".

Elena pasa por la secretaria que estaba detrás del mostrador y le dedica una sonrisa amistosa, pero la mujer habla en voz histérica.

Secretaria: ¡Eh! señorita.

Elena se detiene y se gira sobre sus talones para mirarla, Elena nunca había sido fanática de los gritos y eso ya la había puesto algo nerviosa.

Elena: Sí... ¿algún problema?

Secretaria: ¿Quién eres tú? ¿Qué crees que estás haciendo?

Elena:... Mi nombre es Elena y... estoy yendo a ver a mi esposo... pensé que no era necesario decirlo, ¡disculpe!

Secretaria: ¡Solo puede ser una broma!

La chica rubia sale de detrás del mostrador y revela su cuerpo esbelto y alto dentro de un vestido negro ajustado de más.

Secretaria: Vuelve por donde viniste antes de que llame a seguridad, debes de estar loca.

Elena: Espera un momento señorita... creo que hay un malentendido, por favor, llame al señor Heddle, creo que aclarar esto sería la opción...

Secretaria: Ah, claro, puedes estar segura de que lo llamaré para otra más que quiere aprovecharse de su dinero...

La chica vuelve a su posición detrás del mostrador y toma el teléfono.

Secretaria: Seguridad, vengan aquí, tengo un problema para echar a la calle...

Elena la mira asustada por tanta ignorancia, se lleva la mano a la cabeza y se masajea las sienes, extrañamente, el tono de voz de la secretaria le ha provocado un dolor de cabeza instantáneo. Elena se da la vuelta y se dirige hacia el pasillo, ve una puerta con el rotulo "CEO" y cuando está a punto de golpear, una mano con uñas gigantescas agarra su brazo.

Secretaria: ¿Estás loca? ¿Quieres salir de aquí a la fuerza, es eso?

Elena: ¿Qué te pasa? ¡Suelta!

Elena intenta soltar su brazo, pero la mujer se clava las uñas en su brazo y como ella se había quitado el abrigo y la blusa era fina, sintió cómo su piel se rasgaba en un dolor insoportable.

Elena: ¡Ah! ¡Para! ¡Me estás lastimando!

Elena empieza a perder fuerzas debido al dolor y mira el rostro de la secretaria, viendo una sonrisa satisfecha en su rostro.

Secretaria: ¡Te dije que te ibas a lastimar!

De repente, ambas escuchan el ruido de una puerta que se abre violentamente detrás de ellas.

Ethan: ¿Qué diablos está pasando aquí?