Un viejo enemigo altera la paz y tranquilidad que Bonnie construyó cuando se mudó, ella y su madre están más unidad luego de saber que su hija estuvo apunto de morir. Los amigos de Bonnie, están en constantes discusiones para saber si la buscan o no. Theo y Jia se encuentran con Bonnie e intentan sabotearla. Samantha (Samuel) esta decidida a buscar de nuevo a Bonnie y ganar de su confianza, no quiere volver a perderla.
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Por Favor.
Abrí los ojos luego de pensar que solo pasaron algunos minutos, cuando en realidad fueron horas, horas que para las persona que estaban dentro de la habitación, esperando a que recuperará la conciencia se volvió eternas.
La voz de Mei-Mei, intentando hacer que Kuan-Yin deje de gritar logró despertarme. Lan Fen, me habla esperando a que le responda. Pero solo abrí los ojos.
—¿Bonnie, me escuchas? — siento la mano de Lan Fen en mi mejilla.
—Bonnie ¿Recuerdas algo? — pregunto Kuan-Yin.
—Kuan-Yin, deja que respire. — Mei-Mei la aparta.
—¿Lo atraparon? — me quiero levantar, pero Lan Fen no me deja.
—¡Wow! Tranquila, niña... Recibiste dos golpes muy fuertes en tu cabeza, más los golpes de tu pómulo y costillas. — informo.
—Necesito salir... No quiero estar aquí. — desesperada me quiero volver a levantar. — Déjame salir de aquí. —
—Tranquila, yo me quedaré contigo... Y nadie podrá hacerte daño. — sujeta mi mano.
—Mei-Mei y yo vendremos, mañana a la mañana. — asiento, mirando a Lan Fen.
Mei-Mei y Kuan-Yin se fueron luego de que grabarán mi confección y todo lo que había pasado, Lan Fen se disculpó por haberme dejado sola en ese momento. Aunque tenía razón no podía culparlo, ahora más que nada tengo que tener cuidado.
A la hora del almuerzo, me trajeron la comida y no tarde casi nada en levantarme, me administraron analgésicos y otros medicamentos que necesitaba.
Esperando a que alguien más viniera a visitarme, pero mi madre no vendría ella aún está con mi padre. Es mejor que no venga sería preocupara aún más.
—Lan Fen... — miento en la camilla.
—Dime. — deja el celular.
—Tú crees que podré tener una vida tranquila... — él se atentó a lo demás. — si me mudó a Canadá. —
—Antes que nada, necesitas aclarar muchas cosas... Tienes que averiguar quién es esa persona que te acosa y quiere matarte. — aconsejo.
—Supongo que tienes razón. Gracias. — Sonrió terminando de comer.
5 días después me dieron el alta, Kuan-Yin, Mei-Mei y Lan Fen fueron a llevar a casa, para que pudiera estar cómoda. Y como era de esperar, Samantha no estaría con ellos, otra vez se aleja cuando quiero acercarme. Típico de ella.
Mei-Mei eligió mi vestuario, un pantalón negro y una remera, con un buzo abrigado y un gran sobre todo. El invierno ya está sobre nosotros y la nieve, no quiero esperar, los primeros copos caen desde lo más oscuro y profundo de las nubes, al suelo desapareciendo a los poco segundos.
Mei-Mei se queda conmigo y Lan Fen busca el auto, pero de golpe otro auto se detiene enfrente de nosotras, y de la puerta de atrás se baja Samantha. Al verla con su ojos puestos en mí, siento miedo camina directo a mí. Por instinto deje de sujetar el brazo de Mei-Mei, esperaba a que se detuviera. Rogaba que se detuviera pero sus pasos vienen directo a mí.
Agarre una bocanada de aire, al sentir su cuerpo chocar contra el mío, sus brazos rodeando me por mi cintura haciendo mi corazón empiece a bombardear cada vez más rápido.
Sus manos tocan mi espalda, haciéndome estremecer en esos segundos siento como una de sus manos, sube por mi espalda hasta mi cabeza con la llena de sus dedos, tocando mi cuerpo cabelludo. Me sujeto de sus hombros, cuando sus labios rozan mi mejilla.
—¿Samuel? ¿Qué haces aquí? — pregunte, intentando apartaría.
—Me enteré lo que te paso y quería verte. — afirmó.
—Pues estoy bien... — titubeo al responder.
—Quiero llevarte a tu casa. — agregó mirándome a los ojos. — Si quieres. —
—¡No! Ella está conmigo. — se quejó Mei-Mei.
—¡Mei-Mei! Esa no es tu decisión. — Kuan-Yin la regaña.
—Pero... —
—Basta. —
Mei-Mei se quedó callada, mientras siento la mano de Samantha en la cintura, siendo atraída hacia su cuerpo.
Su respiración agitada me empieza a preocupar, Lan Fen apareció con el auto y Kuan-Yin sube a Mei-Mei, a la parte de atrás.
Y vuelve conmigo.
—Te lo advierto, le hace algo y te arrepentirás. — Antes de irse, me abraza. — Ya sabe qué hacer. —
—Gracias. —
Ellos fueron, y Lan Fen se queda mirándonos. Jay se baja del auto y se asegura de abrir la puerta para que pudiera subir. Jay no subió con nosotros, en su lugar continúa detrás de nosotros.
Con el cinturón de seguridad, sujetándome el pecho miro por la ventana para distraerme y no pensar en que Samantha está sujetando mi mano, mientras que conduce con la otra. Mi corazón late tan rápido, que puedo escucharlo como un sinfonía de golpes consecutivos. Mi respiración se acelera, quiero romper con este silencio incómodo pero es imposible, ella no quiere mirarme, evita hacer contacto visual.
Ladeo la cabeza a la derecha, y finjo quedarme dormida, sintiendo su mirada en mí. Hasta que siento como acaricia mis cabellos, y vuelve a conducir.
Después de hora y media, llegamos pero cuando abro los ojos veo que no es mi casa. Es otra casa. Es su casa. Un casa impresionantemente elegante, algo que combina mucho con ella. Me ayuda a bajar, sujetándome de la cintura llevándome adentro. Dos guardias resguardan la entrada de la casa mirando hacia el frente.
Una señora apareció enfrente de nosotros, con un bastón en sus manos con una sonrisa, en sus labios arrugados y con un aura de hierro.
Samantha solo la observo y ella se dio vuelta caminando hacia otro lugar, como si supiera leer la mente. Si es así estoy perdida. Subiendo las escaleras, Samantha, vuelve a sujetarme del brazo, y la cintura acercándome a ella, para que no callera.
No importa cuánto tiempo quiera luchar contra mi corazón y sentimientos, me enamore de Samantha Cho, creí que la había superado pero de a poco las llamas que estaban consumiéndome se están prendiendo de nuevo y no sé cómo detenerme. Recordar lo que había en el baño y en su auto, provoca que mis mejillas se ruboricen al natural.
Llegamos a la puerta.
—Dormirás aquí. — se alejó de mí.
—¿Por qué aquí? — se queda callada.
—¿Por qué no aquí? — se marcha.
—Sam. —
Deje que se alejara, mirando como de a poco se vuelve pequeña hasta desaparecer cuando cierra la puerta de su habitación. Hago lo mismo, y me siento en la cama, tirándome hacia atrás.
Me pongo más cómoda, sobre la cama y miro el techo intentando quedarme dormida. Confundida y con hambre, salgo al pasillo mirando ambos lados, para no encontrarme a nadie, bajo por las escaleras mirando todo el lugar.
Al final, paso por un pasillo y abro una puerta, encontrando la cocina, vacía. Reviso la heladera, comida que no he probado jamás, saco una jarra con agua y busco un vaso pero al no encontrar ninguno. Me siento en la mesada, y solo bebo agua y de golpe veo a Samantha cruzar por la puerta.
Desvió la mirada, como ella lo había hecho anteriormente. Con el pico de la jarra en mi boca, ella la sujeta quitándomela de las manos, de una pequeña puerta busca un vaso, y sirve el agua.
—Cuando llegaste ese día a la mansión Cho, Jia me engañaba con Julia… — se para enfrente y se cruza de brazos. — Cuando llegaste pensé que podía usarte para darle celos a Jia, pero… —
—Pero te diste cuenta de que la amabas. — ella agacha la cabeza. — Eso era sabido, fue una idiota el pensar que po… —
—Estás equivocada… cuando te bese en el remolque, en la primera sesión de fotos me di cuenta de que no valía la pena, lastimar un bonito corazón, por alguien que no lo vale. — levanta la vista. — Si supieras de las veces que te tuve así de cerca y me aguante las ganas de besarte. —
—¿Y por qué se viene a confesar ahora? — pensé, sintiendo calor en mi cuerpo.
—Cuando te tuve en mi cama, dormida completamente a mi merced recordé que soy mujer no sabía cómo reaccionarias si te lo decía… — quita su mano de mi boca. —Y pensé que era lo mejor, que sepas que era un chico antes que me odiaras por haberte metido y peor intentar usarte. —
—Todo eso pasó por no me diste opciones. — me bajo.
Quedando frente a frente, apoyando mi mano en su pecho, sintiendo como su corazón se acelera ante mi tacto. Levanto la cabeza, chocando mi nariz contra la suya, muerdo mi labio inferior haciéndome sangrar. Mi corazón se acelera a la par.
Ninguna de las dos quiere moverse. Nuestras miradas se desafían, el pulgar de su mano acaricia mi labio, abriéndolo lento y de a poco, siento su respiración, chocando contra mis labios, haciéndome estremecer, como una corriente que recorre mi cuerpo. Deje mis manos sobre la mesada, pero por impulso a querer tocarla, sujeto su cintura.
Su otra mano sube por el costado de mi cuerpo, hasta sujetar mi rostro con sus dos manos, rozando nuestros labios. Haciendo que mis labios se abran de a poco, mostrando las ganas de probarlos, ella acomoda una de sus piernas entre las mías, haciendo presión en mí entre pierna. Cierro los ojos, al sentir ese cosquilleo.
—Sam. — gemí, sobre su boca. — Por favor. —