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Entre Luces Y Sombras

Entre Luces Y Sombras

Status: Terminada
Genre:Romance / Amor-odio / Pareja destinada / Fantasía LGBT / Completas
Popularitas:848
Nilai: 5
nombre de autor: MOONligth22

Mico brilla bajo las luces de los escenarios, Tina vive entre raíces sencillas y reale. Sus mundos nunca debieron haberse cruzado, pero lo hicieron; entre secretos y la presión de la fama, tendrán que decidir si lo que sienten vale el riesgo de perderlo todo.

NovelToon tiene autorización de MOONligth22 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 19: Un nuevo comienzo

El ruido ensordecedor del estadio ya había quedado atrás. Las luces, los gritos, los carteles con corazones y las cámaras no eran más que un eco lejano en la mente de Mico. Esa noche había terminado de un modo que ni siquiera su equipo había anticipado: no solo había vuelto a brillar en el escenario después del escándalo, sino que el público había aplaudido, con una emoción casi eufórica; cuando ella beso a Tina.

Nadie lo vio venir. Ni siquiera ellas.

Esa conexión repentina, ese impulso casi inconsciente, había desatado una ola de comentarios en las redes, pero lejos de los ataques o los prejuicios que Mico temía, la gente había reaccionado con cariño, incluso admiración. “Se ven felices”, “al fin algo real en la industria”, “que viva el amor sin etiquetas”. Comentarios así inundaban internet.

Y aunque la prensa al día siguiente buscaba respuestas, Mico no se molestó en dar declaraciones. Por primera vez en mucho tiempo, no le importaba el qué dirán.

Amaneció con una extraña paz en el pecho.

Las cortinas de su departamento dejaban pasar la luz suave de la mañana. En la mesa, su desayuno se enfriaba mientras ella miraba la pantalla del teléfono, dudando si escribir o no.

Tenía el número de Tina, pero hasta ahora no había tenido el valor de usarlo luego del escándalo.

Tomó aire.

Tecleó.

Mico: ¿Estás despierta?

Tina: Sí, ¿qué pasa?

Mico: Nada grave, lo prometo. Solo, quería invitarte a salir.

Tina: ¿Salir?¿estas bien con eso?

Mico: Si, sera una cita, si no te asusta la palabra.

Tina tardó unos minutos en responder. Mico apoyó el teléfono en la mesa, fingiendo que no esperaba nada, aunque el corazón le latía con fuerza. Cuando al fin sonó la notificación, se apresuró a leerla.

Tina: Está bien. Pero no esperes flores ni vestidos.

Mico: Perfecto. aun que deseaba poder ver tus piernas.

escribió coqueteando con ella, pero sin recibir respuesta.

La tarde siguiente, el clima era ideal.

El cielo tenía ese tono cálido que anunciaba el final del verano y el viento fresco movía las hojas con suavidad. Mico eligió un lugar discreto: un pequeño parque junto al río, donde la gente paseaba en silencio, lejos del bullicio de la ciudad.

Llegó primero, con una gorra y gafas oscuras. No quería llamar la atención, aunque algo le decía que, incluso sin maquillaje, la gente igual sabría quién era.

Cuando Tina llegó, Mico se la quedó mirando unos segundos. Llevaba una remera blanca, jeans y el cabello suelto; algo despeinado por el viento. No parecía alguien que hubiera pasado la noche entera viendo su nombre en todas las noticias del país.

—Pensé que te arrepentirías. —bromeó Mico mientras se levantaba.

—Lo pensé —respondió Tina, cruzándose de brazos, aunque una sonrisa traicionera se formó en sus labios—Pero tenías helado.

Mico levantó la bolsa que traía en la mano.

—Dos sabores. Chocolate y vainilla, tenía miedo de elegir mal y que me odies.

—No sería la primera vez —contestó Tina, divertida.

Ambas rieron. Por primera vez, no había tensión, ni reproches, ni orgullo herido. Solo una calma extraña que las envolvía como si el mundo se hubiese detenido.

Caminaron junto al río, hablando de todo y de nada.

De la universidad, del gato que había adoptado Tina, de las giras de Mico. De cómo ambas habían crecido bajo la mirada exigente de otros, siempre intentando demostrar algo.

Tina, más abierta de lo que esperaba, confesó entre risas que al principio la odiaba.

—Eras insoportable —dijo, dándole un pequeño empujón con el hombro—Te creías el centro del universo.

—Lo era —replicó Mico con tono dramático—. Pero ahora soy solo una estrella descansando, comiendo helado en un parque.

Tina rodó los ojos, pero no pudo evitar reír.

Había algo en Mico que le resultaba distinto esa tarde. Tal vez era que hablaba sin filtros o que por primera vez no se notaba el peso de la fama sobre sus hombros. Ya no era la cantante arrogante del primer día, sino una chica intentando empezar de nuevo.

Se sentaron en el césped, mirando el agua.

El sol caía detrás de los árboles, pintando el cielo de naranja y rosado. Mico dejó la gorra a un lado y se recostó hacia atrás.

—¿Te das cuenta? —dijo en voz baja— El público aceptó lo nuestro; no lo esperaba.

—Yo tampoco. —respondió Tina—Pensé que nos iban a destruir en internet.

—Yo también. Pero, fue diferente, me sorprendió.

Hubo un silencio, de esos que no incomodan.

El viento movía las hojas, y el murmullo del río llenaba los espacios entre palabra y palabra. Tina la miró, notando lo tranquila que se veía. Por un instante, pensó en todo lo que habían pasado desde aquel primer encuentro. Las discusiones, los malentendidos, el orgullo… y cómo, sin entender muy bien por qué, había terminado aquí, sintiéndose bien a su lado.

—¿Por qué me invitaste? —preguntó al fin.

Mico giró la cabeza hacia ella, con una media sonrisa.

—Porque quería empezar de cero. Sin cámaras, sin etiquetas. Solo vos y yo.

—¿Y si me caés mal de nuevo?

—Entonces te compro otro helado hasta que me perdones.

—No sé si funcione —dijo Tina, conteniendo una risa.

—Vale, también sé cocinar cualquier cosas que pidas.

Ambas se echaron a reír.

Era la primera vez que Mico la veía reír de verdad, sin esa barrera que solía tener puesta. Y en ese instante, comprendió que no quería volver a perder eso.

~

Cuando empezó a oscurecer, caminaron hasta el auto de Mico.

El aire ya era frío, pero ninguna parecía tener prisa por irse.

—Gracias por venir —dijo Mico al abrir la puerta.

—Gracias por invitarme —respondió Tina.

Se quedaron unos segundos en silencio, mirándose. Había algo más que querían decir, pero ninguna encontraba las palabras.

Mico rompió el silencio.

—Tina, si no querés que esto sea nada más que una amistad, lo entiendo. No quiero presionarte.

—No digas eso —lo interrumpió Tina suavemente— No sé qué es esto todavía, pero no quiero arruinarlo.

—Entonces no lo arruinemos.

Mico sonrió. Dio un paso más cerca.

Por un momento, todo se detuvo: el ruido de los autos, el murmullo del río, incluso el tiempo. Tina sintió que el corazón se le aceleraba cuando Mico rozó su mano. No hubo beso, ni palabras románticas. Solo un gesto pequeño, sincero, lleno de algo que apenas comenzaba.

—Nos vemos mañana —dijo Mico, soltándola despacio.

—Mañana —repitió Tina, todavía un poco aturdida.

Cuando el auto se alejó, Tina se quedó mirando el camino, sonriendo sin darse cuenta.

No sabía en qué se estaba metiendo, pero por primera vez en mucho tiempo, no sentía miedo.

Esa noche, Mico escribió en su cuaderno algo que no hacía desde que empezó su carrera:

"No sé si esto es amor o simplemente un nuevo comienzo.

Pero con ella, todo parece más real.”

1
Leo
Excelente
Agostina Sotelo
está bastante bien
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