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Reach The Stars

Reach The Stars

Status: En proceso
Genre:Elección equivocada / Traiciones y engaños / La Vida Después del Adiós / Reencuentro / Reencarnación
Popularitas:778
Nilai: 5
nombre de autor: Alessa Raze

"Dos almas gemelas, unidas por el dolor y la lucha. Nuestras vidas, un eco de la misma historia de sufrimiento y desilusión. Pero cuando el destino nos ofrece una segunda oportunidad, debemos elegir: venganza o redención.

En un mundo donde las apariencias engañan y los rostros esconden secretos, la privacidad es un lujo inexistente. Las cámaras nos observan, juzgan y critican cada movimiento. Un solo error puede ser eternizado en la memoria colectiva, definir nuestra existencia.

Ante esta realidad, nos enfrentamos a una disyuntiva: buscar justicia personal y arriesgarnos a perpetuar el ciclo de dolor, o proteger y amar a quien necesita consuelo. La elección no es fácil, pero es nuestra oportunidad para reescribir nuestra historia, para encontrar un final feliz en este mundo de falsas apariencias."



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Mensajes de media noche

Los días se volvieron una rutina agotadora, una mezcla interminable de ensayos, reuniones y esa presión constante de ser perfecta ante los ojos de todos. Aunque el escándalo con Ha-na había comenzado a desvanecerse, sentía que la sombra de ese momento seguía pesando sobre nosotras. No éramos solo un grupo; éramos una marca, una imagen que debíamos proteger, y eso requería mucho más que talento: requería una fortaleza que a veces me sentía incapaz de sostener.

En medio de todo eso, Yeon-Jun se convirtió en una presencia constante, algo que nunca había esperado. Habíamos coincidido en varios eventos y, cada vez que hablábamos, la conexión entre nosotros se hacía más fuerte. No era solo una amistad de la industria; era algo más profundo, un lazo invisible que nos unía por la comprensión mutua de lo que significaba estar bajo la presión de ser un líder, de ser siempre la cara visible y la voz firme cuando, en realidad, sentías que estabas a punto de romperte.

Aquella tarde, después de una larga grabación, nos encontramos en una pequeña cafetería alejada del bullicio de la ciudad. El lugar era acogedor, con un aroma a café recién hecho que lograba aliviar la tensión acumulada en mis hombros. Me senté frente a Yeon-Jun, agradecida por la calma que ofrecía su presencia. No había cámaras, ni fans, ni la necesidad de mantener una fachada perfecta. Solo éramos nosotros dos, un par de almas cansadas buscando un respiro.

—¿Cómo has estado? —preguntó él, con una sonrisa ligera que no lograba esconder la preocupación en sus ojos. —No hemos tenido mucho tiempo para hablar desde el último evento.

Tomé un sorbo de mi café, dejando que el calor me reconfortara por un momento antes de responder. —Lo mismo de siempre. Ensayos, reuniones, y esa sensación de que nunca es suficiente, ya sabes. —Lo miré, sabiendo que si había alguien que podía entender, era él.

Yeon-Jun asintió, jugueteando con la cuchara de su taza. —Sí, lo entiendo. A veces parece que estamos atrapados en una rueda que no para de girar. El grupo no está pasando por su mejor momento. Los chicos están... tensos. Siento que, como líder, debería tener todas las respuestas, pero últimamente, solo tengo más preguntas.

Podía ver el peso de sus palabras reflejado en su mirada. Había visto esa expresión en el espejo muchas veces: el cansancio, la duda, la necesidad de ser fuerte para los demás cuando apenas podías mantenerte en pie. Era difícil ver a alguien que siempre había sido tan seguro y carismático, revelarse de esta manera.

—No tienes que tener todas las respuestas —dije, tratando de ofrecerle el consuelo que también necesitaba escuchar. —A veces, simplemente estar ahí es suficiente. Ellos te miran y confían en ti, incluso cuando tú no lo haces. Y sé que suena cliché, pero eso ya es un gran paso.

Yeon-Jun soltó una risa suave, aunque había un toque de amargura en ella. —Eres buena diciendo lo que uno necesita escuchar, Jia. De verdad. —Se quedó en silencio unos segundos antes de continuar—. A veces me siento como un fraude. La gente nos ve como esta banda perfecta, estos chicos que lo tienen todo, pero la verdad es que estamos tan perdidos como cualquier otro.

Sentí un nudo formarse en mi garganta. Entender su frustración era fácil porque yo también la vivía. La presión de mantener una imagen impecable mientras, por dentro, te sentías al borde del abismo. Nadie quería ver a sus ídolos fallar, pero la realidad era que, detrás de las sonrisas y los éxitos, estábamos lidiando con nuestras propias batallas.

—No eres un fraude —dije con firmeza, buscando sus ojos—. Eres humano, y eso es algo que tus fans nunca podrán ver del todo. Pero para ellos, eres una inspiración. Y para tus chicos, eres su líder. Eso no es poca cosa.

Yeon-Jun me miró y, por un momento, la distancia entre nosotros desapareció. No había necesidad de palabras grandilocuentes ni promesas imposibles. Solo estábamos allí, compartiendo la carga, y eso era suficiente.

—Gracias, Jia —dijo finalmente, su voz suave pero cargada de sinceridad—. Hablar contigo siempre me hace sentir que no estoy tan solo en esto.

Sonreí, sintiendo que mi propio corazón se aliviaba un poco al escuchar eso. —Y no lo estás. A veces siento que estamos en esto juntos, incluso cuando nuestros caminos no siempre se cruzan. Hay un lazo entre nosotros, ¿sabes? Algo que va más allá de los escenarios y las cámaras.

Seguimos hablando durante horas, compartiendo historias, miedos y pequeñas victorias que parecían insignificantes para el mundo, pero que para nosotros eran momentos de resistencia. En él encontré una especie de refugio, un espacio donde podía ser solo Jia, sin la carga de ser la líder perfecta. Y mientras el día se desvanecía en la noche, supe que esta amistad, esta conexión silenciosa pero poderosa, era un regalo en medio de la tormenta.

Porque, a veces, todo lo que necesitábamos para seguir adelante era saber que no estábamos solos, que alguien más estaba dispuesto a escuchar y a compartir el peso. Y con Yeon-Jun, ese lazo invisible que nos unía se convirtió en una red de apoyo que, aunque frágil, era lo suficientemente fuerte para sostenernos cuando más lo necesitábamos.

Aquí tienes el desarrollo del capítulo, donde Jia comienza a sospechar que su misión en la vida podría estar ligada a Yeon-Jun. Esta introspección la lleva a cuestionarse sobre su conexión con él y lo que realmente significa en su vida:

...

Desde que nos habíamos empezado a acercar, sentía una conexión con él que iba más allá de la simple amistad. No era solo atracción, ni era solo la comodidad de tener a alguien que entendía lo que significaba llevar una vida en la que todo el mundo te mira, pero pocos realmente te ven. Era algo más profundo, una sensación que no lograba descifrar del todo, como si nuestras vidas se estuvieran entrelazando por una razón más allá de nuestro control.

Nos veíamos siempre que podíamos, aunque solo fuera para tomar un café o compartir un momento de tranquilidad lejos del bullicio de la vida pública. Yeon-Jun se había convertido en una especie de refugio, alguien con quien podía ser vulnerable sin sentir que estaba fallando como líder. Pero con cada conversación, cada confidencia compartida, una extraña sensación comenzó a crecer dentro de mí: la idea de que mi vida estaba, de alguna manera, destinada a cruzarse con la suya.

Era un pensamiento que no podía apartar, una intuición que latía en mi interior cada vez con más fuerza. Sentía que nuestra cercanía no era solo una coincidencia, que había algo más detrás de nuestro vínculo, como si estuviéramos conectados por una misión que aún no lograba comprender.

Una tarde, después de uno de nuestros habituales encuentros, me quedé en mi departamento, tratando de encontrar respuestas a los sentimientos que se arremolinaban en mi pecho. Había algo en Yeon-Jun que me hacía sentir completa, una especie de paz que contradecía el caos en el que vivía. Pero también había una inquietud, un presentimiento de que todo esto no era fortuito.

Mientras me recostaba en el sofá, mis pensamientos volvían una y otra vez a la misma idea: ¿por qué él? ¿Por qué justo ahora? Recordé cómo nuestras conversaciones se volvían cada vez más profundas, cómo los miedos y las inseguridades que compartíamos nos hacían sentir menos solos. Era como si nuestras heridas se complementaran, sanándose mutuamente en una danza silenciosa que solo nosotros podíamos entender.

Esa noche, la inquietud me llevó a mi cuarto de grabación. El mismo cuarto donde solía refugiarme para tocar la guitarra y desconectarme del mundo. Pero esta vez, no busqué la guitarra; en su lugar, me encontré revisando los diarios, aquellos que había encontrado días atrás y que contenían los pensamientos más oscuros y vulnerables de la antigua yo.

Pasé las páginas lentamente, volviendo a esas frases que había leído antes, pero que ahora resonaban con una fuerza distinta. "Estoy cansada de todo esto", "No sé por qué sigo aquí"... Eran palabras que Jia había escrito en sus momentos más difíciles, y que ahora se sentían extrañamente conectadas con mis propios sentimientos. Pero había una entrada en particular que llamó mi atención, una que había pasado por alto antes: "Tal vez mi propósito aún no se ha revelado. Quizás hay alguien que me necesita más de lo que yo misma me doy cuenta."

Me quedé mirando esa frase por un largo tiempo, sintiendo un escalofrío recorrerme la espalda. Era como si Jia hubiera escrito esas palabras no solo para ella, sino para mí también. Una pista de que, tal vez, mi propósito en esta vida no se limitaba a los escenarios y las luces brillantes, sino a algo más personal, algo ligado a Yeon-Jun.

Cerré el diario y me quedé en silencio, tratando de conectar las piezas de este rompecabezas invisible. Pensé en todas las veces que habíamos hablado, en cómo él siempre encontraba la forma de calmar mis miedos, y en cómo yo sentía que podía ofrecerle lo mismo. Era como si nuestros caminos se hubieran cruzado por una razón que ambos necesitábamos, aunque aún no la comprendiéramos del todo.

Empecé a sospechar que mi misión en la vida, mi verdadero propósito, estaba relacionado con él. Tal vez no solo como una simple amistad, sino como una forma de apoyo mutuo en los momentos más oscuros. Me preguntaba si estar ahí para él, y que él estuviera para mí, era parte de un destino que iba más allá de lo que cualquiera de los dos podría imaginar.

La duda seguía ahí, pero también la sensación de certeza. Algo dentro de mí sabía que nuestro lazo no era una casualidad, que había algo más grande moviendo los hilos de nuestras vidas. Y aunque no tenía todas las respuestas, sentí que estar cerca de Yeon-Jun era parte de mi viaje, y que juntos, de alguna manera, íbamos a descubrir el porqué.

Esa noche, me prometí a mí misma que no iba a ignorar esta intuición. Seguiría adelante, confiando en ese lazo invisible que me unía a él y que, quizá, era la clave para entender mi verdadera misión en este mundo. Porque a veces, los caminos más inesperados son los que nos llevan a donde realmente necesitamos estar.

Era pasada la medianoche y, como de costumbre, no podía conciliar el sueño. Los días agotadores y la constante presión parecían seguirme incluso en mis sueños, negándome el descanso que tanto necesitaba. Me giré en la cama, mirando el techo en la penumbra, cuando sentí mi teléfono vibrar en la mesita de noche. Alargué la mano y lo tomé, encontrando una notificación de mensaje.

Era Yeon-Jun.

Yeon-Jun: ¿Aún despierta? 🌙

No pude evitar sonreír al leerlo. Era una pregunta sencilla, pero en medio de la soledad de la noche, se sentía como un pequeño recordatorio de que no estaba sola. Con Yeon-Jun, las conversaciones siempre fluían de manera natural, y había algo reconfortante en saber que él también estaba ahí, en su propio mundo, pero pensando en mí.

Jia: Sí, no logro dormir. ¿Tú también?

La respuesta no tardó en llegar.

Yeon-Jun: Imposible dormir con tantas cosas en la cabeza. A veces siento que nunca se detienen.* 😩

Sabía exactamente a lo que se refería. Era difícil apagar la mente cuando los pensamientos insistían en colarse incluso en los momentos de mayor agotamiento. Y aunque había cosas que ambos no decíamos en voz alta, los mensajes eran un espacio seguro donde podíamos ser honestos.

Jia: Lo sé, te entiendo. A veces pienso que ni siquiera durmiendo logras escapar de todo... ¿Qué fue lo que te mantuvo despierto hoy?

Hubo una breve pausa antes de que la notificación de que estaba escribiendo apareciera en la pantalla.

Yeon-Jun: La charla de hoy con los chicos no salió como esperaba. Es difícil ver cómo las cosas se desmoronan y sentir que no puedo hacer mucho para evitarlo. Siento que los estoy fallando.*

Sus palabras me tocaron profundamente. Era algo que él no solía expresar con facilidad, y saber que confiaba en mí para compartirlo me hacía sentir más conectada con él. Era como si, en esos momentos de vulnerabilidad, pudiéramos sostenernos el uno al otro sin necesidad de pretender que todo estaba bien.

Jia: No estás fallando, Yeon-Jun. Ser líder no significa tener siempre todas las respuestas. A veces solo estar ahí para ellos ya es suficiente. Lo estás haciendo lo mejor que puedes, y eso es lo que importa.

Sus palabras, aunque llenas de angustia, también eran un reflejo de mi propia lucha. En más de una ocasión me había sentido igual: insuficiente, agotada, y con la sensación de que todos esperaban más de mí de lo que podía ofrecer. Pero ver su lado humano, tan parecido al mío, me hacía sentir que tal vez ninguno de los dos estaba realmente solo.

Yeon-Jun: Gracias, Jia. Hablar contigo siempre me calma. Siento que no tengo que pretender ser fuerte todo el tiempo.

Me quedé mirando la pantalla, sintiendo un calor reconfortante en mi pecho. No era fácil para nosotros, pero encontrar a alguien que entendiera esos sentimientos sin necesidad de explicarlos era algo especial, algo que me hacía valorar cada conversación, cada pequeño mensaje.

Jia: Lo mismo digo. Contigo no tengo que fingir que soy invencible. Gracias por estar ahí, incluso en la distancia.

Me quedé mirando la pantalla, esperando su respuesta. Sabía que estas palabras eran pequeñas, pero también eran importantes; eran un recordatorio de que, aunque nuestras vidas estuvieran llenas de responsabilidades, seguíamos teniendo estos momentos en los que podíamos ser simplemente nosotros mismos.

Yeon-Jun: ¿Sabes? A veces siento que esto, hablar contigo, es lo que más me ayuda a seguir. Gracias por ser mi refugio. 🙏🏼

Esa simple frase hizo que mi corazón latiera más rápido. No era solo un intercambio de mensajes; era una confesión, una de esas que solo haces con quien sabes que va a entenderte de verdad. Las palabras de Yeon-Jun me llegaban de una manera que ni siquiera podía explicar, y con cada conversación sentía que el lazo entre nosotros se volvía más fuerte.

Jia:Siempre estaré aquí para ti, Yeon-Jun. No lo olvides. 🌟

El silencio de la noche se llenó de un confort inesperado. Aunque estábamos en lugares distintos, sentía su presencia cercana, como si sus palabras pudieran atravesar la distancia y envolverme en una especie de abrazo invisible. Era la sensación de haber encontrado un aliado en medio de la tormenta, alguien con quien podía compartir mis miedos sin ser juzgada.

Los mensajes continuaron, saltando de la seriedad a las bromas tontas, hasta que ambos se quedaron en silencio, dejando que el sueño llegara lentamente. Apagué la pantalla y me quedé mirando la oscuridad, sintiéndome menos sola que antes. Porque aunque el mundo podía ser abrumador, saber que Yeon-Jun estaba al otro lado de esa conexión, compartiendo su verdad, hacía que todo se sintiera un poco más llevadero.

Porque a veces, las palabras que compartimos en la quietud de la noche son las que realmente nos mantienen a flote.

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Murniyati Mommy
Me tienes en vilo, ¡por favor, publica el próximo capítulo YA! 😩👀
Professor Ochanomizu
Te encanta hacernos sufrir 😭😭😭 necesito leer ya!
000 1
No dejo de pensar en tu novela y vuelvo a cada rato 😍😍
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