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El Último Cliente

El Último Cliente

Status: En proceso
Genre:Elección equivocada / Traiciones y engaños
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Esther

Cuando José Luis conoció a Violeta, no sabía a lo que se dedicaba.

Ella intentó cambiar de vida, pero las circunstancias no la dejaron.

Su vida siempre fue muy dura. El amor, la pasión, el sexo, hicieron presa de ella...

NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Un amor ¿imposible?

Algo que nadie había notado era una foto de Violeta dibujada a lápiz que estaba colgada en la sala por la puerta principal.

Era tan parecida que cualquiera diría que fue tomada con una cámara y no dibujada.

Si la gente que la criticaba se hubiera puesto en sus zapatos sabría que tal vez toda la culpa no fue de ella. Las circunstancias la obligaron a tomar esa decisión.

Era de todo sabido que Violeta frecuentaba lugares como la ópera, y alguna vez visitaba algún teatro, pero era solo cuando le daban chanza porque no siempre tenía esa oportunidad.

*Fin del flashback*.

Diez años después, Violeta se había convertido en una gran dama vestida lujosamente y ataviada de joyas de las más diversas y caras que hay en la región.

Y aunque era la "querida" de Pablo, ninguno de los criados nunca jamás le faltó al respeto.

Ella tenía completa libertad de entrar y salir cuantas veces le diera su gana.

En ese tiempo ella seguía teniendo clientes furtivos, sin que Pablo se diera cuenta, por supuesto.

Pero no cualquier cliente, eran de los caros que le daban joyas de mucho dinero y ella seguía amasando una fortuna.

Como Pablo le daba toda la libertad ella podía hacer lo que le diera la gana, muchas veces la dejaba sola porque se tenía que ir de viaje, pero en cuanto regresaba la llevaba a su alcoba y hacían de todo. Ella hacía todo lo que él le pedía sin chistar.

Quiso el destino que en una de esas andadas Violeta se topara con Carlos el hermano de José Luis.

Carlos acostumbraba a tener dinero siempre porque andaba en malos pasos, así pudo pagar varias noches con esa mujer, o sea, Violeta.

Definitivamente, Violeta había perdido toda la dignidad. Pudo terminar su carrera de derecho y ahora se había convertido en una gran abogada pero no ejercía porque le dejaba más dinero la vida fácil.

Los hombres que habían pasado por su cuerpo decían que era magnífica en la cama y que era muy dócil, hacía todo lo que ellos le pedían a cambio de una buena suma de dinero o joyas.

Solo los hombres de la más alta sociedad podían darse el lujo de andar con esa mujer, que según ellos era la más cara que habían poseído.

Eres maravillosa, Violeta, me encantas.

No te emociones conmigo, lo nuestro solo es sexo. Así es que págame y lárgate. Los años habían vuelto a Violeta muy dura.

Pero qué carácter, muñeca. Está bien, mañana vendré de nuevo.

Un momento, será cuando yo quiera. No puedo disponer de mi tiempo porque mañana regresa mi hombre.

Está bien, le dijo Carlos, pero no tardes mucho en buscarme o yo mismo vendré a buscarte a ti y no me importa lo que pase.

Está bien, y ahora lárgate ya.

Rosa, la criada a la que le tenía más confianza siempre le cuidaba las espaldas.

Ella la acompañaba a todas partes sin preguntar jamás nada.

Rosa, ya sabes ni una palabra de esto a Pablo.

No se preocupe, señora. Yo soy una tumba.

Rosa era muy leal con Violeta, porque Violeta siempre la trataba bien y la procuraba en todo momento.

Así que se le hizo fácil ser su tapadera.

Pablo creía que ella había dejado por fin esa vida licenciosa pero estaba en un gran error.

A sus 55 años se sentía muy cansado. En cambio, Violeta casi 30 años se sentía sumamente bien. Los años le habían sentado de maravilla. Aunque, desde unos días atrás una tos no la dejaba de en paz. Tosía tanto que Pablo decidió llevarla a un hospital. Por cosas del destino José Luis visitaba ese lugar para un chequeo de rutina. Al ver a Violeta decidió agarrar el toro por los cuernos.

Y se acercó, sin vacilar al hombre que la llevaba del brazo.

Buenas tardes, ¿se acuerda usted de mí?, le dijo a Violeta cuando Pablo la dejó en un pasillo para ir con la recepcionista del hospital.

La verdad, no lo recuerdo, ¿quién es usted?

Hace algunos años fui invitado a su fiesta de cumpleaños número 18, pero en ese momento no me atreví a hablarle por temor que usted me rechazara.

Y ahora, ¿qué le hace pensar que lo trataré o que le haré caso?

Perdón, no puedo aguantar más, llevo muchos años tratando de encontrarla (Violeta se había cambiado a otra casa más elegante que la anterior por eso José Luis ya no la había encontrado), deme una oportunidad de demostrarle cuánto la amo.

¿Cómo puede un hombre amar a una mujer que no conoce?, le dijo Violeta y empezó a toser suavemente.

José Luis le dio una botellita de agua purificada que encontró en una mesita.

¿Se siente bien?, preguntó.

¿Usted cree que vine al hospital solamente de visita?, ahí viene mi pareja, será mejor que se vaya.

De pronto, sin que ella pudiera evitarlo, José Luis le tomó la mano y le dejó un papelito doblado. Después de esa acción se fue ofreciéndole una sonrisa cautivadora.

Ella guardó con disimulo el papel en su bolso de mano.

Después de eso, pasaron dos semanas antes de que ella decidiera hablarle a su posible amante en turno.

Esperó a que Pablo saliera de viaje por unos negocios que tenía que hacer. Él estaría por lo menos un mes fuera.

Así que todo ese mes, ella le dedicó todo su tiempo a José Luis.

Era un hombre maravilloso, según las palabras de Violeta. Atento, caballeroso, sensible, detallista y la colmaba de mucho amor, era algo que jamás había sentido ni siquiera por Jairo.

Faltaban varios días para que regresara Pablo.

Será mejor que no nos veamos por el momento, ya no tarda en regresar Pablo y no quiero que te vea aquí conmigo.

Pero, mi amor. ¿Por qué no terminas con ese hombre y te vienes a vivir conmigo?, yo no soy millonario ni rico pero te ofrezco una vida tranquila y cómoda y, más que nada llena de amor. ¿O acaso no me amas?

En este mes que hemos estado saliendo tú y yo siento que te amo más que a mi vida y se me hace muy imposible dejarte, pero por el momento no es posible hacer eso que deseamos los dos. No puedo abandonar a Pablo, cuando él fue el que me ha sacado de la vida de pobreza en la que yo vivía.

Lo entiendo mi amor, pero no puedes estar atada a él solo por gratitud.

Está bien, al menos déjame prepararlo para una despedida. Yo te hablaré, por favor, no vengas a esta casa sin ser invitado no te vayas a topar con Pablo y entonces las cosas sean peores.

Está bien, amor, pero, por favor, no dejes de llamarme te estaré esperando.

Sí, tenlo por seguro que te llamaré, pero ahora, vete. Vete porque ya se está acercando el coche de Pablo.

José Luis salió furtivo de esa casa, y casi al instante llegó Pablo, él alcanzó a ver que un coche se alejaba.

¿Quién se acaba de ir de aquí?, Violeta.

1
Yolanda Vaca
Excelente
Melisuga
¡Pobre chiquilla! Usada y manipulada por un canalla desvergonzado.
A todas estas, ¿y la anticoncepción?
Melisuga
Una mentira detrás de la otra. Y la ingenua inocente se las cree todas y cada una.
Melisuga
¡Qué tipo tan patán!
Melisuga
¿domingo siete? No entendí.
Melisuga: Gracias, estimada escritora.
Esther: Acá en México decimos domingo 7, para referirnos a que no vaya a salir embarazada.
total 2 replies
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